Colaboraciones

Guardia Civil y Policía Nacional

La Guardia Civil y la Policía Nacional de Ceuta y Melilla son dos Cuerpos de Seguridad del Estado de reconocido prestigio y de hondo raigambre en ambas españolísimas ciudades. Y eso lo digo, sin que, en mi caso, haya mantenido nunca ningún vínculo de pertenencia ni familiaridad con dichos Cuerpos, aunque dejo constancia de mi admiración por ambos Cuerpos policiales.

Creo que es pública y notoria la difícil misión que en Ceuta y Melilla tanto la Guardia Civil como la Policía desempeñan, debido a los numerosos e intensos flujos migratorios que durante las 24 horas del día intentan pasar ilegalmente de Marruecos a España, utilizando toda clase de medios, incluso peligrosos, con los que muchos inmigrantes hasta se juegan la vida, ya sea intentando escapar a ambas ciudades huyendo en pateras, nadando o en una moto de agua para cruzar espigones, otras veces encaramados a ruedas de coches con las que cruzan el Estrecho, con numerosos ahogamientos, cortes y saltos masivos de alambradas, intentos tumultuosos de entrada y casi siempre de manera desesperada, tratando de burlar las fronteras por medio de grupos de presión organizados y violentos que hasta intentan pasar blandiendo palos, estacas y otros medios contundentes y hasta repugnantes, como arrojar excrementos a la cara de los agentes de ambos Cuerpos, con tal de anularles su eficacia en el empeño de impedir su entrada ilegal.

Todo ello, hace que, Guardia Civil y Policía, sean allí dos Cuerpos sufridos que, a pesar de la peligrosidad y dura penosidad que supone tener que prohibirles la entrada a todo los que llegan, no dudan en arriesgar su propia integridad física con su abnegada entrega y especial dedicación, unido a la multiplicidad de funciones que allí tienen encomendadas, lo que hace que su labor sea más intensa y más penosa que en cualquier otro lugar peninsular, debido a las especiales circunstancias que allí concurren, al tener que vigilar y controlar fronteras terrestres, marítimas y aéreas con Marruecos, que también son fronteras exteriores de la Unión Europea, con doble alambradas, española y marroquí, además de soportar la masiva presión ilegal desde África hacia Europa. Y todas esas singularidades sumadas hacen que los servicios que han de realizar tales agentes tengan que desempeñarlos en condiciones de extrema dificultad y evidente peligrosidad.

A menudo no faltan en la frontera del Tarajal en Ceuta presiones, tensiones (la semana pasada intentaron entrar por la fuerza unos 300 inmigrantes), apedreamientos, insultos, cortes de alambradas, intentos y manifestaciones masivas de entrada, como la invasión de Ceuta por el Tarajal de más de diez mil menores no acompañados, engañados, haciéndoles ver que podían entrar a España, más numerosos desórdenes, desacatos y otras formas de notoria falta de respeto hacia los Agentes españoles por parte de personas desaprensivas que a toda costa quieren conseguir entrar desesperadamente en Ceuta y Melilla, o introducir sustancias prohibidas o tráficos ilícitos de mercancías, a veces, emprendiéndola contra dichos funcionarios que, como servidores públicos que son, están obligados a impedirlo en cumplimiento de su deber profesional, pero que nunca lo hacen por animadversión hacia los que llegan.

Como se sabe, la Guardia Civil fue creada en 1844 por el Duque de Ahumada, contando con 180 años de experiencia policial. Y es curioso que, habiéndose creado para mantener el orden público en el medio rural, atajar los brotes de terrorismo, bandolerismo e inseguridad ciudadana, que surgieron en los campos y pueblos a raíz de la Guerra de la Independencia, poco a copo, el Cuerpo ha ido ampliando sus plantillas, funciones y cometidos hasta llegar a ser en la actualidad una de las instituciones europeas que más competencias acumula y más intensas funciones realiza, destacando como más importante la misión de proteger el libre ejercicio de los derechos, libertades y garantizar la seguridad ciudadana, funciones de policía judicial, de resguardo fiscal del Estado, lucha contra el terrorismo, control y vigilancia del tráfico de automóviles, tránsito y transporte en las vías públicas interurbanas, custodia de las vías de comunicación terrestre, costeras, puertos y aeropuertos, control de centros e instalaciones de interés general, vigilancia y control de fronteras, de las aguas interiores, del mar territorial, zona contigua, zona económica exclusiva y plataforma continental,  inmigración ilegal, lucha contra el tráfico ilícito de drogas, medio ambiente, recursos hidráulicos, conducción de presos, intervención de armas y explosivos, colaboración con los servicios de protección civil, y otras.

Todo ese aumento de misiones y cometidos, ha ido haciendo crecer el Cuerpo, desde los primeros 3.250 miembros que comenzó teniendo, hasta los más de 70.000 con que creo ahora cuenta. Y las principales características para hacer frente al servicio permanente, son las de mantener plena disponibilidad, sólida disciplina, total entrega y una enorme capacidad de trabajo y sacrificio; contando también con valores morales, como su honestidad, culto al honor, independencia orgánica y funcional respecto de otros Cuerpos, imparcialidad objetiva, seriedad y rigor en los servicios y fiel cumplimiento de sus obligaciones. Todos esos valores profesionales y humanos son su principal divisa y motivo de sus éxitos y prestigio, con especial admiración del pueblo. Su emblema más visible, usado en sus cuarteles y centros en los que se ubica es: “Todo por la Patria”, lo que da idea de los relevantes servicios que presta a la Nación.

De esa forma, es como se ha ido granjeando la estima y el aprecio de la inmensa mayoría del pueblo e instituciones; aunque, como ocurre a todo colectivo humano, también haya podido tener sus detractores, pero que, normalmente, suelen ser los insatisfechos por su rectitud y meticulosidad, cuyo talante, ecuánime e imparcial, siempre le ha llevado a “no casarse con nadie”. Y, por supuesto, que, como Cuerpo integrado por tan numerosos miembros, pues en ocasiones puntuales y a título individual, claro que alguna vez pueden haberse cometido algunos excesos y errores que, siendo tan amplio el grupo, sería impensable que no los hubiese tenido; como impensable es también que en demasiados casos no se reconozcan su eficiencia, eficacia y valía, junto a su más que acreditada perseverancia en la entrega y dedicación.

Pero lo que más cuenta es la valoración de conjunto de la Institución, que arroja un resultado abrumadoramente positivo. Mas, es seguro que, todas las personas honestas y de bien que estén dentro de la ley y tengan en la vida un comportamiento y un proceder normales en su conducta, pues no sólo es que no tienen nada que temer de la Guardia Civil, sino que es seguro que la inmensa mayoría de ciudadanos alguna vez habremos sido destinatarios de su protección, seguridad, ayuda o auxilio. Precisamente, por esa labor benefactora para la sociedad y los ciudadanos, fue por lo que en 1929 recibió el honroso título de “Benemérita”.

Guardia Civil y Policía Nacional, son de las policías más competentes. eficaces y prestigiosas de la Unión Europea, tanto en los campos operativo, investigativo o funcional. Tiene desplegados sus efectivos por todo el territorio nacional, donde apenas hay un lugar al que no extienda sus labores de protección, vigilancia, control, investigación, auxilio, ayuda y humanitarias, con un servicio permanente durante las 24 horas, día, noche y festivos. Su sola presencia, es ya garantía de seguridad y de tranquilidad para los campos, los pueblo y los ciudadanos. Por eso, en cuanto en alguna localidad ha habido necesidad de cerrar algunos de sus cuarteles, de inmediato el pueblo ha protestado, incluso habiéndose echado a la calle en manifestación, porque todos quieren seguir teniéndola cerca para mayor seguridad y protección.

Se trata también de dos Cuerpos dinámicos, que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, evolucionando hacia una Institución policial moderna, dotada de medios eficaces con tecnología de última generación, lo mismo que sus funcionarios se ve que cada vez están bastante mejor formados y más especializados en los diversos campos en los que se cometen viejos y nuevos delitos, como está consiguiendo con la investigación, detección y persecución con métodos avanzados de los delitos cibernéticos, policía científica, guías caninas, aparatos robot para la detección de explosivos y otros avanzados métodos de información e investigación de la delincuencia.

Como ejemplo de espíritu de servicio y moral de trabajo, traigo aquí a colación uno de los servicios realizados en Cuba en 1895. Con ocasión del levantamiento simultáneo de 35 localidades frente a la colonización Española, en la que sería la última guerra española con América y que terminaría tres años después con la pérdida de “la Gran Antilla”, en el Pueblo de Dolores, provincia de Cienfuegos (Cuba), unos trescientos insurrectos cubanos, mandados por el cabecilla rebelde Rojas Fulero, entran en el poblado dirigiéndose hacia el pequeño fortín que servía de Puesto de la Guardia Civil, única guarnición del lugar, compuesta de once guardias.

Los rebeldes envían la siguiente carta, con la que conminan a la Guardia Civil a rendirse: "Señor Comandante de Puesto de la Guardia Civil de Dolores: Muy señor mío, por orden superior, y que bajo ningún pretexto puedo dejar de cumplir, tengo que tomar el fuerte que usted ocupa mañana a las nueve, sin falta. Yo para no cometer un acto infame y dar muerte "terrible" a ustedes, que serán víctimas de su Gobierno, les advierto esto, para si quieren entregarse sin formar combate y librarse de perecer todos si se oponen al rendimiento. Usted, si se entrega y quiere pasar a nuestras filas, obtendrá el grado de Sargento, y en buena paz y unión le ofrezco la mayor consideración y hermandad. Y si se oponen será destruido el fuerte por cuatro bombas de dinamita y 300 hombres que, a las nueve próximamente, los tendrán sitiados. La contesta la espero enseguida. Queda de usted con consideración, el Capitán José María Rojas Fulero. Por orden, el Ayudante, C. Crespo".


El Guardia de Segunda apellidado Santa Eulalia, que ejercía de Comandante de Puesto, contestó a Rojas con otra carta con la siguiente respuesta: "Señor don José M. Falero, muy Señor mío: Enterado de su atenta carta, debo de manifestar que yo soy muy español y sobre todo pertenezco a la Benemérita Guardia Civil, y que habiéndome mis dignos jefes honrado con el mando de este Destacamento, prefiero mil veces la muerte que yo serle traidor a mi patria y olvidar el juramento de fidelidad que presté a la gloriosa Bandera Española, en cuya defensa derramaré hasta mi última gota de sangre antes de cometer la vileza de entregarme con vida a los enemigos de España y de mi Rey. El ascenso que me proponen para nada lo necesito, pues estoy orgulloso de vestir el uniforme de Guardia Civil y soldado, y mi mayor gloria seria morir con él. Mis jefes también saben premiar a los que saben defender su honra y, así, reunido con todos mis dignos compañeros, rechazamos con energía todas vuestras predicaciones y amenazas, y estrechados como buenos hermanos y como defensores de este pedazo de terreno gritamos, pero muy alto, para que ustedes lo oigan: ¡Viva España!, ¡Viva nuestro Rey!, ¡Viva la Guardia Civil!. Aquí estamos dispuestos a morir, vengan cuando gusten a tomar el pueblo, para que lleven su merecido. Dolores, 27 de octubre. El Guardia de Segunda, Cándido Santa Eulalia".

Sorprendido y conmovido por la singular respuesta de aquel Guardia, al mando de tan ridícula guarnición, frente al enorme número de insurrectos que los cercaban, el cabecilla Rojas les hizo llegar un último mensaje: "Amigo mío: Me gusta tratar siempre con el hombre valiente y caballero. Yo tengo una orden superior para que hoy sin falta tome el fuerte y cumplir lo mandado contra ustedes; pero al ver hasta dónde llega su educación y valentía, dejo por hoy de cumplir mi deber, y haré además desistir a mis jefes de cometer este acto que es infame porque ustedes son nobles españoles, no harán más que cumplir como los héroes de vuestra patria. Yo trataré de dar mis excusas y buscar los medios que estén a mi alcance para cuanto pueda en bien de vosotros. Ruego a usted que dispense; desde hoy, como defensores de una idea seremos enemigos, pero en lo tocante a nuestra personalidad, puede usted contar con un buen amigo y servidor, el capitán José María Rojas Fulero. Por orden, el Ayudante, C. Crespo“.

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