La
Guardia Civil ha detenido a un joven marroquí tras cruzar a Ceuta bordeando el
espigón del Tarajal y arrastrando un fardo que, al peso, ha alcanzado los 18 kilos de
hachís. Se le interceptó a la altura del Recinto, ejerciendo de motor humano para el arrastre de la mercancía. No iba con un motor físico como sí ocurrió el pasado fin de semana con el arrastre de 359 kilos de esta droga a cargo de tres personas que se ayudaban de un motor como el que acostumbran a usar los aficionados al submarinismo. En el caso de marras, según ha podido conocer El Faro de Ceuta, el nadador venía con el fardo arrastrándolo por el mar, atado con una cuerda a su cuerpo. Este es el resultado de una noche en la que otros marroquíes han pretendido acceder a Ceuta bordeando el espigón. Uno de ellos llegó a tierra, siendo trasladado al puerto deportivo y después acogido en la nave del Tarajal para pasar la cuarentena, siguiéndose el protocolo aplicado con otras entradas en la ciudad. El detenido con hachís, acusado de un delito contra la salud pública, esperará la llegada del juicio que se tendrá que seguir contra su persona. Como lo esperan otros marroquíes como él, que están ingresados en prisión preventiva tras su detención al ser sorprendidos con hachís en su poder. La droga aprehendida pasa al departamento de Sanidad dependiente de la Delegación del Gobierno para su análisis y destrucción. Los marroquíes que acceden a Ceuta a nado están emulando la fórmula que antaño se seguía para la introducción de inmigrantes subsaharianos que, al no saber nadar correctamente, eran guiados por marroquíes o argelinos que ejercían de motor humano. Ahora se hace lo mismo, pero en vez de personas arrastran bultos con droga. Una práctica que además ha venido derivada del cierre de la frontera del Tarajal y la necesidad que tienen las pequeñas organizaciones de introducir droga en Ceuta.