Fue por Real Orden Circular de 8 de febrero de 1913 cuando se declaró Patrona de la Guardia Civil a Nuestra Señora la Virgen del Pilar, que se celebra el 12 de octubre.
En 1917 se coloca la placa de mármol de la Basílica para dar conocimiento público del Patronazgo sobre la Guardia Civil en un acto de gran solemnidad.
El 12 de octubre de 1927 el general Berruguete, Director del Cuerpo, depositó en una bandeja de plata 56 monedas de oro, una pareja por cada uno de los 28 tercios, e hizo ofrenda de ellas a la Virgen del Pilar.
La Guardia Civil se gestó en la primavera de 1844, cuando el reinado de Isabel II acaba de alumbrar adelantando su mayoría de edad.
Las fuerzas políticas que sustentaban la monarquía comprendieron la necesidad del estado Liberal de disponer de una fuerza de seguridad pública que abracara todo el territorio peninsular y pudiera hacer frente a la preocupante situación de inseguridad generada por la delincuencia rural derivada del bandolerismo. Fueron pues estas las razones fundamentales de la creación de la Guardia Civil a través de los decretos del año 1844… “con el objeto de conservar el orden público, la protección de las personas y a las propiedades y el auxilio que reclame la ejecución de las leyes se crea…”.
Vida breve vaticinaron los agoreros de turno a la nueva institución armada. Pero se equivocaron de lleno. He aquí el hecho incuestionable: desde el año 1844 hasta hoy, nadie como el abnegado Guardia Civil se ha quemado tanto bajo el sol de España, ni nadie ha velado tanto bajo el brillo de la estrellas, las torrenciales tormentas y las temibles heladas del crudo invierno, y siempre al servicio de todos.
Nacía la Guardia Civil con pobreza presupuestaria: sus miembros debías costearse caballo y vestuario, y en cuanto al entorno socio-político, la autoridad y la justicia, a partir de la quiebra social que supuso la invasión francesa, no contaba con más poder que el cacique local, el alcalde sumiso a aquél y un poder judicial de brazo corto que apenas podía ser ejercido.
Nacía, pues, en un país donde apenas existían funcionarios dedicados a descubrir los autores de los delitos y cuando estos se esclarecían faltaban medios de valentía para detenerlos.
De ese modo, el bandolerismo, la delincuencia y el caciquismo enquistados en campos y ciudades era el reto que iba a exigir la hazaña cotidiana en la lucha por erigirse en símbolo de auténtica autoridad y justicia por parte de la Guardia Civil.
Para “organizar” la nueva Institución fue elegido el Mariscal de Campo Francisco Javier Girón y Espeleta, II Duque de Ahumada. Este militar de corte moderado pondría un gran entusiasmo y dedicación a la misión encomendada, lo que unido a su claridad de ideas sobre cómo debía de ser la nueva fuerza, permitió la configuración de lo que al poco tiempo se convertiría en la Institución de seguridad pública más sólida y de mayor prestigio de España, convirtiéndose en un instrumento clave en la construcción del estado moderno español.
Murió en Madrid el 18 de diciembre de 1869. Recibió sepultura vistiendo el uniforme de la Guardia Civil y su féretro fue portado a hombros de miembros del Instituto.
Siendo Narváez Presidente del Consejo y Ministro de la Guerra, se publica el 13 de mayo de 1844 un Real Decreto en el que se daba forma y vida a la Guardia Civil. Este decreto fue publicado en la Gaceta n.º 3530.
A partir de ese momento es cuando puede aseverarse que la Guardia Civil ha quedado fundada y va a comenzar su andadura con el esquema que hoy tiene, es decir, como parte integrante del Ejército, aunque sus servicios habituales o en tiempos de paz sean competencia del Ministerio del Interior o sus representantes (gobernadores civiles y delegados del gobierno).
El Real Decreto fundacional en su artículo 1º dice:
“La Guardia Civil depende del Ministerio de la Guerra por lo concerniente a su organización personal, disciplina y haberes, y del Ministerio de Gobernación por lo relativo a su servicio peculiar y movimientos…”.
Artículo 22º: “Para que la primera organización del Cuerpo pueda verificarse, desde luego, se sacarán del Ejército 3205 hombres, a razón de 35 hombres de cada regimiento de Caballería, 20 de cada batallón de Infantería y 15 de Milicias provinciales, debiendo ser todos precisamente de la quinta de 1840 o en su defecto de la de 1841”.
El 1 de septiembre de 1844 se nombra al Duque de Ahumada Inspector general del Cuerpo y la Guardia Civill fue presentada para parada miltar ante el Gobierno de S.M.
Tres van a ser los pilares básicos de la organización de la Guardia Civil.
Se organiza la Dirección General, situándola en la calle Torrija n.º 14. Su presupuesto anual ascendía a 225.176 reales más tres raciones de paja y cebada diarias para los tres caballos asignados al director y sus dos ayudantes.
Se establecieron los dos depósitos de Leganés y Vicálvaro en locales cedidos por el Ejército (en Leganés para la Infantería y en Vicálvaro para la Caballería).
Estos depósitos eran visitados casi a diario por el Director General, la actividad era inusitada y allí no se conocía la palabra “pendiente”.
El Duque de Ahumada procedería a darle forma a la nueva fuerza y creó una especie de reglamento interno conocido como la Cartilla, publicada el 20 de diciembre de 1845, consiguiendo perfilar las características que dieron a la Guardia Civil la sobriedad y eficacia de la que ha hace gala hasta nuestros días y que le permitió superar los varios momentos difíciles a los que el devenir de la historia la sometió. Estas características son: disciplina, austeridad, capacidad de sacrificio, el espíritu benemérito y la lealtad al poder legalmente constituido.
Una vez asentadas sus bases y distribuidas sus fuerzas por todo el territorio nacional, comienza a crecer. De los 3250 efectivos iniciales pronto pasó a 9000 (en 1852 se creó la comandancia de Baleares).
Su presencia era reclamada por todos los pueblos de España, distribuyéndose por todas las provincias con arreglo a la estructura militar, y así surgieron los tercios, las comandancias, las compañías, líneas y puestos, llegando a todos los rincones del país.
Como fuerza permanente militar, la Guardia Civil acometió las reformas de fines del siglo XIX y la plena profesionalización de sus plantillas, creándose la Comandancia de Canarias y acometiendo la repatriación de los guardias civiles procedentes de las colonias de Ultramar y Filipinas.
El 14 de febrero de 1907 se organiza la primera academia de formación de oficiales.
En abril de 1853 el Duque de Ahumada crea la compañía de Guardias Jóvenes con sede en Valdemoro y con el objetivo de proteger a los huérfanos del Cuerpo de caídos en acto de servicio, que se convertirían en la más fértil cantera del Instituto Armado.
Los servicios de la Guardia Civil pueden considerarse de dos tipos: peculiares y extraordinarios, y a los que es justo unir los de tipo humanitario.
Entre los primeros cabría citar: la seguridad de caminos y campos, la defensa de la propiedad, conducción de presos, prófugos, desertores, uso de armas, caza, etc. Entre los segundos cabe citar los de campaña, desempeñados de lado del Ejército y los realizados como fuerza antidisturbios. De ambos señalar que a lo largo de 176 años de existencia no hubo conflicto armado o insurrección donde no hubiese intervenido la Guardia Civil, tanto en las guerras carlistas, insurrecciones republicanas, guerra de Marruecos…, los hombres de la Benemérita estuvieron presentes como una fuerza más del Ejército, especialmente apreciada por la veteranía y disciplina de sus hombres.
Pero no debemos olvidar un campo tan genuino como son los servicios humanitarios, que fueron impregnados en los reglamentos del Cuerpo y que abracó horas y horas del quehacer de los hombres de la Guardia Civil.
A principios del siglo XX, la Guardia Civil contaba con una plantilla de 20.000 hombres distribuidos en más de 2000 puestos.
Por Decreto de 4 de octubre de 1929 se concede al Instituto Armado de la Guardia Civil la Gran Cruz de Beneficencia en reconocimiento de su labor humanitaria.
Glosa
Un emocionado recuerdo al prestigio de la Guardia Civil
La Guardia Civil ha ido jalonando de gloria los caminos por donde pasa y escribiendo en el libro de la historia de España sus sacrificios, su entrega y sus hazañas durante 176 años, demostrando valor y lealtad en el servicio a España con sus virtudes.
A los Guardias Civiles españoles:
A todos.
Porque todos ellos escribieron con su sudor, con su sacrificio, con su sangre, la Gloriosa Historia de nuestra querida Guardia Civil en sus 176 años de existencia.
A los héroes del Santuario de La Cabeza, del Alcázar de Toledo…
A los Laureados y
Medallas Militares.
A los silenciosos titanes de la Paz y la tranquilidad diaria.
A los que llegaron.
A los que cayeron en los caminos polvorientos de la Piel de Toro.
A los que se abrasaron al sol.
A sus viudas y huérfanos víctimas de la incongruencia
y la irracionalidad.
A los que regaron con su sangre la tierra Patria y el asfalto por cumplir con su Deber.
A los Defensores de la Vida.
A los Héroes anónimos.
A los que conviven en las Casa-Cuartel en los más
recónditos lugares.
A los que surcan los mares territoriales, nuestros ángeles
de la guarda.
A los que, en pájaros de hierro, recorren nuestro cielo azul
para salvar vidas.
A los que en cumplimiento de su misión lo hicieron hasta sus
últimas consecuencias.
A los que en interminables horas de duro servicio regresan a sus Casas-Cuartel donde figura el lema: ¡Todo por la Patria!
A la pareja de verde uniforme que lleva la tranquilidad a los caseríos, caminos, carreteras y montañas.
A la disciplina, al sacrificio, a la lealtad y al compañerismo que une entrañablemente a estos
hombres y mujeres al
servicio de todos.
Fue fundada por RD de SM la reina Isabel II en el año 1844
Su fundador fue el duque de Ahumada
Cuadro de Honor del Cuerpo
16 Cruces Laureadas de San Fernando individuales
33 Medallas Militares Individuales
Fecha clave
El 1 de septiembre de 1844 es fecha importante para la Guardia Civil. Se nombra al Duque de Ahumada Inspector general del Cuerpo y la Guardia Civil fue presentada para parada militar ante el Gobierno de SM. Si la brillantez de la parada causó sensación a la población madrileña, no lo fue menos para las personalidades invitadas. Un enorme gentío se concentró donde hoy se encuentra la estación de Atocha, lugar elegido para la revista. Allí podía verse materializado en un conjunto el enorme esfuerzo de aquel largo y activo verano. Formaron 1500 guardia de Infantería y 370 de Caballería, al completo de sus mandos, perfectamente uniformados, equipados y armados. Su marcial aspecto, el colorido del vestuario, la cuidada selección del ganado y otros muchos detalles causaron profunda sensación en los asistentes.
El reglamento
El 9 de octubre de 1844 queda aprobado el Reglamento para el Servicio. Su Majestad Isabel II cumplía 14 años de edad y se disponía solemnemente a presidir la apertura de las Cortes. Cinco compañías de Infantería y dos escuadrones de Caballería de la Guardia Civil, con un total de 693 hombres los primeros y 236 los segundos, con dos coroneles y 27 jefes y oficiales cubrieron la carrera de la comitiva real desde el palacio de Oriente hasta las Cortes, servicio que hasta entonces habían desempeñado las tropas del Ejército, y en esta ocasión, primera de su reinado, se le unía la Guardia Civil. Se pretendió así disipar cualquier duda para los escépticos acerca de la naturaleza militar del nuevo Cuerpo integrado en el Ejército activo. El 15 de octubre SM la Reina, considerando que el período de instrucción había concluido, creyó llegado el momento de “PARTIR PARA TODOS LOS PUNTOS DE ESPAÑA Y COMENZAR A PRESTAR SUS SERVICIOS”.
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