El cerco de madrugada a los accesos al polígono del Tarajal se ha intensificado esta semana hasta hacerse “insostenible por su violencia”.
El personal de mantenimiento de este recinto comercial, que se encarga de parte de las labores de vigilancia, ha denunciado de forma pública que los porteadores y demás personas que transportan bultos de otros puntos de la ciudad hasta las consignas del Tarajal, amenazaron durante esta semana a los guardas. Una queja que está avalada por Mohamed Ahmed, portavoz de los polígonos, y los propietarios de la Fase I y II ya que los altercados se produjeron en la puerta que da a sus calles, “donde hay unas cinco naves donde guardan estos fardos de fuera del Tarajal”.
Estos individuos –tanto hombres como mujeres– exigieron a los empleados que les permitiera entrar en el polígono antes de la hora permitida –la actividad comienza a las 7:00–. Ante la evidente negativa de los guardas, relataron ellos mismos, un elevado número de personas –estiman que en la madrugada del lunes y martes se contaban por decenas– comenzaron a arrojar piedras por encima de la valla con el objetivo de hacer diana en ellos.
Al lanzamiento de objetos, narró el personal de mantenimiento, le acompañaron los insultos y los intentos de forzar las cerraduras para colarse en tropel en los polígonos. “Son peligrosos. Querían entrar a la fuerza e iban a hacer todo lo posible para conseguir los primeros sitios”, explicó uno de los guardas, quien admitió que no puede dejar su trabajo pero considera que cada día se arriesga más.
Otra de las escenas más comunes se produce cuando los camiones con productos de alimentación paran delante de la puerta, antes de las 7:00, a la espera de que el equipo de mantenimiento la abra. “En esos momentos tenemos especial cuidado porque intentan meterse sin miramientos”, indicó el mismo integrante del personal de mantenimiento.
Los guardas aseguran que tuvieron que llamar en varias ocasiones al Servicio de Emergencias 112 para solicitar refuerzo policial, especialmente en los incidentes de esta semana por la lluvia de piedras. Los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional, señalaron estos trabajadores del Tarajal, también están al tanto de esta situación porque pudieron comprobar la agresividad de estos individuos apostados en el exterior.
La celebración de la ‘Achura’ este jueves –festividad del calendario musulmán en el que se hacen regalos– pudo ser el detonante de la masificación de los polígonos del Tarajal, que registraron escenas de auténtico colapso tanto en el paso fronterizo como en el Biutz, tal y como publicó este periódico el miércoles. El desembolso extra por esta celebración –se denomina popularmente los reyes musulmanes– empujó a los porteadores a intentar el pase de un bulto más que de costumbre.
Los comerciantes del Tarajal, preocupados porque la organización del tránsito de personas por parte de la Policía Nacional que “impide que los clientes ajenos a los bultos lleguen a las naves”, sostuvieron que los paquetes de origen desconocido contribuyeron a la saturación de la Frontera y el Biutz este martes, fecha que coincide con el mayor acoso de madrugada a los guardas.
Como ya explicaron en ocasiones anteriores, estos paquetes son transportados en vespas o motocarros desde distintos puntos de la ciudad autónoma, sobre todo desde la barriada del Príncipe, hasta la explanada donde la Policía Local establece su control durante la mañana, en el desdoblamiento hacia la Fase I y II y Alborán.
Estos fardos, que no pagan arbitrios y carecen de factura, según los comerciantes, entran en cuatro o cinco naves en la Fase II –aunque existen otras en el Tarajal– que ejercen como consignas donde almacenan los paquetes hasta la llegada de los porteadores. “La Policía Nacional deja que los colaboradores cuelen esos bultos que bajan del Príncipe con el consecuente colapso del polígono”, explicaron los empresarios del Tarajal.
Los clientes se niegan a hacer cola con las porteadoras
Compradoras que acudieron a las naves del Tarajal para realizar algunas compras con motivo de la Achura o ‘reyes musulmanes’, explicaron a este periódico que los agentes de la Policía Nacional en los alrededores del recinto –junto a la obra del nuevo Biutz– les obligaron a ponerse a la cola de las porteadoras si querían entrar en los polígonos. Las clientas consultadas se negaron y optaron por marcharse sin comprar, un hecho del que se quejan los comerciantes porque pierden ingresos.