Guantánamo no se olvida

Guantánamo esconde una leyenda negra, una historia de torturas, de agresiones, de burla directa a los derechos humanos y a toda esa ristra de leyes, artículos y promesas que se dictan para calmar la conciencia de los países. Por el centro de detención que todavía mantiene operativo Estados Unidos han pasado muchas víctimas de torturas, entre ellas el ceutí Hamed Abderrahamán ‘Hmido’. Víctimas que, en algunos casos, han luchado para que sus historias no se olviden, pero sobre todo para que la justicia no las olvide. Y parece que se les hace caso. Al menos según se desprende del auto firmado por el magistrado del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional Pablo Ruz en el que, sin género alguno de duda, ha afirmado la jurisdicción española para la investigación y conocimiento de esas torturas.

En el documento judicial al que ha tenido acceso ‘El Faro’, Ruz ha solicitado al Ministerio Fiscal que le informe acerca de las personas contra quienes se puede dirigir la acción penal al entender que son presuntos responsables de los hechos objetos de investigación. En concreto en el auto el juez Ruz hace referencia a los padecimientos sufridos por los cuatro querellantes que se han personado en esta causa, entre ellos el vecino del Príncipe ‘Hmido’.
La investigación abierta en su día queda así reactivada, con ánimo de que siga adelante y finalmente alguien pueda sentarse en el banquillo por las actuaciones contrarias a los derechos humanos que tuvieron lugar en la base cubana.
El Ministerio Fiscal es el que debe señalar con nombre y apellidos a las personas que podrían terminar imputadas. La defensa del ceutí señaló en su día con el dedo a varios militares como el general Geoffrey Miller, que fue responsable de las operaciones de detención e inteligencia, o el general Michael Lehner, ex comandante en jefe de la base militar de Guantánamo en aquella época. También al propio ex presidente de EEUU, George Bush, comandante en jefe del Ejército Norteamericano o Dick Chenney, quien fuera vicepresidente de EEUU. Debe ser el Ministerio Fiscal el que termine presentando la leyenda de personas llamadas a declarar, aclarando, ante el requerimiento del juez Ruz, si finalmente se imputa en la causa al ex presidente Bush.
El paso dado por Ruz con este auto demuestra el interés del órgano judicial en seguir adelante, toda vez que ha quedado demostrado el vacío que, en materia de investigación, ha tenido Estados Unidos o el Reino Unido. Cumplidos los diez años de la ristra de arrestos ordenados por los americanos en la lucha contra el terrorismo, no ha existido un solo avance en las investigaciones a pesar de las solicitudes cursadas desde España.
Entiende la Audiencia Nacional que se debe seguir adelante y con competencia en esta labor. ¿Por qué? En su auto Ruz lo deja bien claro ya que, se asegura, existe un vínculo relevante con España, ya que una de las cuatro víctimas querelladas, Hamed Abderrahamán Ahmed es español y otra de las víctimas, el marroquí Lahcen Ikassrien reside en España. Además de Ikassrien y Ahmed, en la causa están personadas como víctimas Abdul Latif Al Banna y Omar Degayes.
En sus querellas tanto el vecino del Príncipe como los otros tres querellantes narran los padecimientos físicos y psíquicos que sufrieron durante el periodo en que estuvieron bajo custodia de los americanos desde su detención en Afganistán (en el caso del ceutí) hasta su traslado y permanencia en la base cubana. Todo ello está enmarcado en la operación militar desarrollada por Estados Unidos en octubre de 2001.
Entiende la Audiencia Nacional que los hechos cometidos pueden ser constitutivos de delitos de tortura y contra personas protegidas en caso de conflicto armado, aunque deja a un lado el delito de lesa humanidad. El comité de Derechos Humanos y contra la tortura señala el carácter absoluto de la prohibición de la tortura y subraya que dicha prohibición no admite suspensión en circunstancia alguna, ni tan siquiera en periodo de guerra o de lucha contra el terrorismo. Así que en base a este tipo de acuerdos que se supone defiende Estados Unidos, no debieran permitirse detenciones como las que se mantuvieron durante años en Guantánamo.
En el auto dictado el pasado 13 de enero, el magistrado Ruz ordena además la práctica de varias diligencias que vendrán a dar un impulso importante al caso, toda vez que los países aludidos y ‘obligados’ a aclarar lo sucedido no han dado un paso adelante en las peticiones cursadas. Pues bien, según el auto judicial, se debe proceder a la realización del examen médico forense al ceutí Abderrahamán, al objeto de dictarse los informes concluyentes que aclaren y concreten las secuelas presentadas por los sufrimientos físicos o mentales padecidos. En dicho informe el juez Ruz quiere que se concrete la supresión o disminución de las facultades de conocimiento, discernimiento o decisión que haya podido sufrir además de cualquier otra lesión contra la integridad moral.
Esta petición la ordena también para el marroquí residente en España Lahcen Ikassrien. Ruz solicita asimismo al periódico ‘El País’ que le remita la documentación relativa al trato recibido por los cuatro querellantes durante su detención en Guantánamo después de que el rotativo se hiciera eco de varios informes oficiales. Se pretende además con esto que se pueda dar audiencia a más testigos.
En el auto se insiste además en la necesidad de reiterar las comisiones rogatorias cursadas al Reino Unido y a los Estados Unidos.
Este documento supone un revulsivo para esta historia que trasladó al primer plano informativo a Ceuta, después de que ‘El Periódico de Catalunya’ abriera en portada con el que fuera bautizado como el ‘talibán ceutí’.
De aquello ha llovido mucho. Actuaciones judiciales, quejas, reportajes, noticias, investigaciones policiales y mucha actuación judicial. Pero sin duda la más relevante fue la que adoptara el Tribunal Supremo en 2006 al revocar la condena para Abderrahamán tras concluir que las diligencias practicadas desde que estuvo en Guantánamo debían ser declaradas nulas.
El Tribunal Supremo revocó la condena de seis años de cárcel al entender que se había dictado sin pruebas suficientes por lo que se estaba ante “un total vacío probatorio de cargo”, señalaba la sentencia de la Sala de lo Penal del Supremo publicada en 2006 después de que dos años antes, en 2004, un 13 de febrero, el ceutí fuera entregado a España por los Estados Unidos tras pasar dos años y medio en Guantánamo.
El TS entiende que existió una vulneración del derecho a la presunción de inocencia del recurrente y explica que toda diligencia practicada desde que estuvo en Guantánamo hasta que fue entregado a España debe ser declarada totalmente nula y, como tal, inexistente.
Para el TS, “la sentencia condenatoria no supera, ni con mucho, el canon de certeza más allá de toda duda razonable que es exigible a toda condena como con reiteración tiene declarado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), nuestro Tribunal Constitucional y esta propia Sala”, indicaba.
Después de aquello comenzaría una lucha judicial para el ceutí y más presos de Guantánamo. La que ahora se encarga de reactivar el juez Ruz con un auto que ayudar a tornar la mirada hacia un asunto que parecía que ya estaba olvidado.

El objetivo de un ceutí por recuperar la normalidad

Con la libertad recién recuperada, Ahmed Abderrahamán Ahmed ‘Hmido’ declaraba a los periodistas su intención por recuperar la normalidad. Y pasado el tiempo lo ha conseguido. Pocas o casi ninguna son las intervenciones mediáticas que ha tenido el ceutí, que sigue residiendo en el Príncipe, tiene su trabajo y aparece integrado en la vida social de la barriada. “Estoy muy contento por volver a ser libre", decía en una comparecencia de prensa en 2006 tras regresar a Ceuta de la mano de quien fuera su abogado Marcos García Montes. "Dormíamos en jaulas de dos metros por uno como las que se utilizan para los animales con una sábana, una manta y una toalla como únicos utensilios. Además nos daban dos cubos, uno para el agua y otro para nuestros excrementos. Nos hacíamos las almohadas con la tierra del suelo y las noches eran muy duras porque pasábamos mucho frío", relataba ‘Hmido’. Con el sueño de volver a recuperar el día a día ajeno a la presión mediática, el ceutí espera los avances judiciales por los atentados físicos y psíquicos sufridos durante su detención. Al margen de esta acción judicial, continúa presentada la demanda contra Estados Unidos que tiene como objetivo una reclamación civil. Atrás queda la presión a la que se vio sometida la familia de ‘Hmido’ en un barrio del Príncipe que de la noche a la mañana se vio rodeado de periodistas nacionales y extranjeros que venían en busca de algún dato, de alguna información que viniera a esclarecer lo que estaba ocurriendo en una sociedad marcada por el recuerdo de las Torres Gemelas.

La bomba en pleno FITUR, diez años después

La historia de la detención de Hamed Abderrahamán Ahmed se conocía en plena celebración de FITUR, hace ya diez años. El ceutí había viajado a Afganistán en julio de 2001 y fue detenido en Pakistán por militares, permaneciendo detenido dos meses en distintos lugares hasta que fue entregado a fuerzas militares americanas, quienes le trasladaron a la base de Guantánamo, donde permaneció recluido hasta el 13 de febrero de 2002 y el 13 de febrero de 2004 fue entregado a las autoridades españolas. El Tribunal Supremo denunció que "la detención de cientos de personas, entre ellas el recurrente, sin cargos, sin garantías y por tanto sin control y sin límites en la base de Guantánamo, custodiados por el Ejército de los Estados Unidos, constituye una situación de imposible explicación y menos justificación.

Las claves del auto de la Audiencia Nacional

Los delitos que pueden existir
El máximo órgano judicial del país entiende que puede estarse ante un delito de torturas, al haberse atentado contra la integridad de quienes figuran como querellantes. No obstante no contempla el de lesa humanidad. Considera que deben aclararse los tratos que recibieron las cuatro personas que han seguido esta lucha judicial, entre ellas el vecino del Príncipe.
insistencia

Presión española
En el auto se insiste en la reiteración de las comisiones rogatorias cursadas a EEUU y Reino Unido para que se investigue lo ocurrido. Esta insistencia tiene una explicación ya que las actuaciones han sido nulas por parte de ambos países para poder avanzar y aclarar lo sucedido. Con la reactivación que ahora se hace se quiere juzgar el tipo de actuación que se tuvo hacia los querellantes aclarando la posible existencia de un delito de torturas. Se aclara incluso que esta práctica no puede llevarse a cabo, tal y como se concreta en las convenciones internacionales, ni siquiera en periodos de guerra o de terrorismo. En las comisiones rogatorias pedidas en 2009 se quería conocer si los juzgados de los países habían llevado a cabo acciones judiciales. No ha habido respuestas.

Peticiones
¿Quién en el banquillo?
El magistrado pide además al Fiscal que le informe de quiénes son las personas que deberían estar sentadas en el banquillo. Durante todo el proceso judicial han sido varios los señalados, centrándose los círculos en los responsables políticos y militares americanos del momento.

Un paso más en diez años
Desde que saliera a la luz las detenciones de presuntos terroristas en la base de Guantánamo comenzaría la publicación de miles de artículos. La evolución periodística en torno a esta historia ha ido pareja a la judicial, comenzándose a variar las tornas cuando los detenidos dejaban de ser talibanes condenados para convertirse en víctimas de una operación que pretendía ejercer una limpieza sin pruebas. Además de la denuncia del ceutí hay muchas más ante distintos órganos judiciales de otros países. Pero la nota común es que no se han producido avances notables en una historia que sigue vive ya que la base continúa abierta.