Salvamento Marítimo y la Guardia Civil han intervenido esta tarde en la zona de Benítez, en Ceuta, después de que un grupo de orcas haya 'atacado' a un velero. Este tipo de comportamientos se suele producir, de acuerdo con lo que señalan los expertos, porque estos seres vivos juegan o se sienten amenazados.
La llamada de alerta la efectuaron los 3 ocupantes del velero al 112, teléfono único de emergencias. Alertaron de que se encontraban a la deriva, al verse su navegación complicada por un grupo de entre 5 y 6 orcas.
Hasta el lugar acudió el Servicio Marítimo de la Guardia Civil y Salvamento Marítimo para coordinar la intervención de apoyo e intentar controlar la situación, ocurrida en la zona de Benítez.
Este tipo de sucesos no son para nada aislados, pero sí que es el primer caso del que se tiene constancia con esta virulencia en Ceuta.
El velero que ha sido atacado se llama Kelba. La primera información se produjo sobre las 19:00 horas, cuando se informó de la situación generada tras la interacción del velero con un grupo de orcas, justo al noreste del fondeadero de Ceuta.
Los ocupantes se vieron en apuros al perder el control de la embarcación, que además ha sufrido daños en el timón, la orza y en otras partes. Hasta el lugar se ha movilizado la Salvamar Atria por parte de Salvamento y componentes del Marítimo para prestar apoyo.
La Salvamar Atria se ha hecho cargo del remolque del velero.
De hecho, recientemente la Delegación del Gobierno emitió una serie de recomendaciones sobre la forma en que deben actuar las tripulaciones de pequeñas embarcaciones, en caso de interacciones con orcas.
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible dispone en su página web de una serie de recomendaciones sobre cómo actuar en caso de un encuentro con orcas en el mar.
Los agentes del Servicio Marítimo cooperaron para auxiliar al velero, que ha sido ya remolcado a la base que tiene esta unidad. Los ocupantes de la embarcación estaban muy asustados por el episodio que han vivido, además de que han sufrido daños importantes que ahora tendrán que evaluar.
Hace unos años, el biólogo marino y director del Museo del Mar de Ceuta, Óscar Ocaña, explicó a El Faro que estos ataques o juegos era preciso enmarcarlos en una perspectiva mayor, incluso con un enfoque histórico. “Lo que está sucediendo es otro ejemplo claro de cambio global, que no es otro que la interacción de la naturaleza con los cambios que nosotros, los humanos, provocamos. Los fenómenos naturales del planeta y las alteraciones que provocamos, a eso llamamos cambio global”.
Añadió en ese momento que este hecho podía ser comparable a lo sucedido con las algas asiáticas en la bahía norte de Ceuta, una problemática que había llegado, también, al otro lado del Estrecho, generando problemas de igual magnitud en la zona de Getares y Algeciras.
En el caso de las orcas, para Ocaña era importante tener en consideración que el Estrecho de Gibraltar es el más transitado del mundo, junto con el de Malaka, en lo que se refiere al tráfico marítimo. El biólogo recordó que a finales del siglo XIX, en todo el Estrecho de Gibraltar existía una población enorme de rorcuales comunes, que es la segunda ballena más grande del mundo, después de la ballena azul, que puede llegar a medir 20 metros, incluso algo más.
“Nuestro mar era un mar de ballenas, literalmente, y así se produjo una gran merma de la población por la factoría ballenera que se desarrollo en Getares (Algeciras). Este fue el primer gran impacto. Lo que provocó que se vaciara nuestro mar de ballenas”, afirmó. “La factoría de Beliones se dedicó a la caza del cachalote porque ya no había rorcual común, lo que termino con la disminución de la población”, acotó.
Y cuando acabó esa época por la carencia de recursos, algunos empezaron a cazar delfines y calderones para convertirlo en negocio. Por otro lado se fue incrementando el tráfico marítimo de una forma brutal hasta llegar a lo que es en nuestros días: uno de los lugares con mayor afluencia de tráfico de barcos del mundo con la gran cantidad de ruido que se genera. A esto, continúa el biólogo, hay que sumarle el práctico agotamiento del atún rojo, base de la alimentación de las orcas.
Todos estos factores habían provocado, a su juicio, un escenario particular para unos animales “inteligentes y sumamente complejos; la orca es un animal muy inteligente que se ve sobrepasado por el tráfico marítimo, por el ruido, obviamente contra un petrolero no puede hacer nada por dimensiones, pero contra un barco de vela sí que tienen fuerza, por lo que creo que es un comportamiento de conducta alterada provocada por este cambio global en esa interacción de la naturaleza y las alteraciones humanas del medio ambiente”, concluyó Ocaña.
“La orca es un animal muy peligrosos también en determinadas situaciones, pero tiene otro tipo de alimentación. Todas esas circunstancias se están reuniendo y estos ataques que parecen producto de una conducta alterada, puede dar lugar a otras”, finalizó.
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