La Asociación Hijos de
Nuestra Señora del Carmen de Ceuta comenzó como un grupo de amigos que se unió para
mantener viva esta tradición. Actualmente, está compuesta por casi un
centenar de socios y todos ellos trabajan con ilusión para que cada 16 de julio su imagen salga en procesión acompañada por sus devotos.
Algunos de sus miembros más antiguos, entre los que se encuentran Miguel Guerrero, más conocido como El Realillo; Pedro García y Paqui González han contado a FaroTV la historia de esta devoción y cómo ellos la viven y sienten.
Miguel Guerrero recuerda cuando “nos reunimos un grupo de amigos que ninguno pertenecemos a la mar, ninguno comemos de la mar, pero todos hemos tenido que ver con la mar. Mi viejo tenía su barquito, otro compañero su padre también...”.
“Entonces nos reunimos para que nuestra señora del Carmen no tendiera a que esto cada vez se viniera más abajo. Siempre estamos luchando más o menos los mismos, intentando meter
a la juventud y poquito a poco ahí vamos. Están viniendo cada vez más jóvenes. Yo soy el más mayor y en tiempo real soy el más antiguo de todos”, relata Guerrero.
Fue en el año 2009 cuando sacaron a la Virgen por primera vez por la Ribera
Uno de los artífices de que esto sea realidad es Pedro García, nacido en casa de un pescador, su padre, Pedro García Núñez, y que ha vivido esta tradición desde pequeño. Conforme iba creciendo, cuando ya tenía 15 años, “vi cómo era el único hijo de la mar de la cuadrilla, el resto eran funcionarios y gracias a ellos se sacaba a la virgen en una parihuela. Íbamos ocho y era impresionante y ese año cayó sobre mí con mucho orgullo. Quedé a cuenta de ella por ser el único hijo de marinero”.
En 2008 se vieron obligados a dejar de procesionar por la Bahía y los mares de Ceuta porque
Capitanía de Puerto puso una serie de impedimentos que ellos no podían llevar a cabo. “El problema es que nos hicieron tener asegurado a todo el personal que fuera en el barco y eso era imposible de costear”, añade ‘El Realillo’.
Esta situación provocó que la tradición se acabara “y se decidió hacer una asociación. Yo fui el culpable de ello porque las tradiciones hay que mantenerlas y hay una cosa que veréis siempre y es que donde hay un marinero, existe una tradición”, expresa Pedro García.
Por eso, en el año 2009 y gracias a la idea de uno ellos, comenzaron a sacarla en barca por la playa de la Ribera, porque la Virgen del Carmen “tenía de una forma u otra que procesionar y lo hacemos año tras año”, manifiesta Pedro García.
Al no tener local propio, la imagen se encuentra en la Iglesia de Nuestra Señora de África
A la hora de hacer la asociación, García siempre tuvo el apoyo de todos, aunque hay una cosa que aún no han logrado y es poder tener un local propio.
Actualmente, la imagen de la Virgen del Carmen se encuentra ubicada en la Iglesia de
Nuestra Señora de África gracias al antiguo vicario, Curro.
Según cuenta Pedro García, “esta imagen pertenecía a la antigua cofradía de pescadores y estaba en un sitio magnífico, pero después pasó a la nueva cofradía y allí estaba en un salón de actos y no estaba como se merece y se trajo a la Iglesia”.
Otra de las personas que lleva toda su vida ligada a la Virgen del Carmen es Paqui González, por su padre, aunque no era marinero. “Era de tierra, pero desde muy pequeñito traía lo de la Virgen, y desde pequeñitos todos empezamos con él y a raíz de ahí surgió nuestra devoción con ella”.
Ella lleva 28 años, más de media vida, y se queda con “la lealtad de todos nosotros, el nacimiento de mis hijos, que son también costaleros. Somos una familia”, concluye.
Una experiencia personal
Pedro García tuvo un problema de salud y se aferró a su Virgen del Carmen
Para muchas personas, tocar la imagen de la Virgen del Carmen puede significar nada. Aunque no es el caso de estos fieles y menos aún de Pedro García.
Él se vio obligado a estar unos años alejado de las salidas procesionales de la Virgen por motivos de salud y “la gente pensaba que yo me había apartado, pero en la vida, yo para apartarme no tengo que exisitir en la Tierra”.
Durante su enfermedad, se aferró a la Virgen del Carmen, a quien le rezó cada día. Según relata, “yo mi vida la tenía ya perdida y a mí me pueden decir que soy un loco, pero solo puedo decir que mi Virgen estaba ahí y me salvó”.
A su familia hasta le llegaron a comunicar que no iba a sobrevivir. Eso fue un sábado de Semana Santa y “el domingo de Resurreción, estaba perfecto”.
Por todo ello, le debe a su Virgen del Carmen que no se pierda esta tradicción y salir a su lado año tras año.