Me invade el espíritu del Grinch, como suele ocurrirme cuando estas fechas pienso en recomendaciones navideñas para ver con tiempo y de una sentada o dos, y al final acabo sencillamente recordando alguna propuesta que me apetece ver o revisionar, atrincherado tras los muros de mi casa del espíritu navideño obligatorio y excesivo que te inyectan tradicionalmente pongas lo que pongas en televisión. No es que no me guste la Navidad, nada de eso, lo que no me gusta es que me digan lo que tengo que ver o cómo tengo que comportarme según la época del año que sea.
Así las cosas, sí, vamos a hablar por fin del hallazgo de los coreanos vestidos con mono verde y haciéndose la puñeta hasta límites sobrehumanos que tanto ha dado que hablar este año, hasta el punto de convertirla en una de las series masivamente consumidas y de mayor despliegue “boca a boca”.
El juego del Calamar, distribuido en España por Netflix, es una mezcla entre el mítico Humor amarillo (ese programa japonés de pruebas dislocadas en las que la gracia era ver a los concursantes darse tortas por el camino) y Grand Prix (el programa veraniego de similar esencia pero que enfrentaba pueblos de España), pero con un ramalazo psicópata a la coreana. Porque estos asiáticos tienen culturalmente una facilidad para reflejar sus mayores oscuridades en la ficción bajo la capa de que, precisamente, se trata de ficción. Pero la cosa es que nada más que el hecho de que les salga de la imaginación esas tramas retorcidas ya da un poco de repelús…
La macabra premisa es la de proponer a cientos de jugadores con graves dificultades económicas una extravagante (y delictiva) invitación para competir en algo parecido a unos juegos olímpicos infantiles en un recinto cerrado y exclusivo. Dentro les esperan un premio económico muy, muy tentador y pruebas mortales. Y siempre les queda la posibilidad de dejar de jugar, pero…
Más que la calidad del producto o lo interesante de la trama (reconociendo que es altamente adictiva, tiene más que ver con el morbo o el espíritu mirón ante las desgracias ajenas que tiene el Ser Humano en su interior), el éxito de la serie reside en lo rápidamente que se ha extendido su éxito y que ello, la curiosidad, ha acabado siendo el mayor reclamo publicitario.
¿Merece la pena echarle un ojo y el rato invertido? Seguramente sí, tiene su extraña gracia la cosa. ¿Es para tanto? Seguramente no, se trata del efecto de inflado de lo que se acaba llamando “fenómeno social” y tiene más de moda olvidable en corto espacio de tiempo que de otra cosa. Para dar de comer aparte resulta, eso sí, la estupidez humana que en forma de fan está haciendo que haya gente haciendo burradas por ahí intentando “divertirse” imitando la perturbación ajena. Hay gente para todo y para todo tipo de salidas de tiesto…
Dirección: Hwang Dong-hyuk. Título original: Ojingeo Geim.
Año: 2021. País: Corea del Sur. Duración: 60 min.
Género: Serie de TV. Thriller. Intriga. Distopía. Supervivencia.
Intérpretes: Lee Jung-jae, Park Hae-soo, Jung Ho-yeon, Oh Yeong-su, Heo Sung-tae, Anupam Tripathi, Wi Ha-joon, Kim Joo-ryoung, Yoo Sung-joo, Lee Yoo-mi, Kim Si-hyun, Lee Sang-Hee, Kim Yun-tae, Lee Ji-ha, Kwak Ja-hyoung, Chris Chan Lee, Gong Yoo, Lee Byung-hun, Kim Yeong-ok, Ah-in Cho, Kang Mal-geum, Park Hye Jin, Greg Chun, Stephen Fu, Paul Nakauchi, Hideo Kimura, Donald Chang.
Guion: Hwang Dong-hyuk.
Música: Jaeil Jung.
Fotografía: Lee Hyeong-Deok. Productora: Siren Pictures.
Distribuidora: Netflix. Estreno en España: 17 septiembre de 2021.
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