Gran Vía: De la preocupación por el tráfico a la carga religiosa

La Sala de Usos Múltiples de la Biblioteca estuvo abarrotada de ciudadanos

Después de la larga y tediosa presentación de uno de los proyectos más esperados y mediáticos de los últimos meses se abría una de la partes más importantes de la jornada: la opinión ciudadana.

Con una Sala de Usos Múltiples abarrotada, donde los más rezagados tuvieron que permanecer de pie e incluso se salían de la estancia, pocos de los presentes dudaron en aplaudir y ovacionar el vídeo de presentación del proyecto de Ángel Moreno. Sin embargo cuando se abrió la tanda de preguntas, las manos al alza rompieron en pugna por no quedarse fuera del tiempo estipulado.

Taxistas y tráfico

Sin duda alguna, la cuestión más resonada y que más interrogantes ha suscitado, tanto entre el gremio del taxi como por los ayer presentes, fue la disolución de parte del tráfico rodado. Desde las plazas de aparcamiento que desaparecen a la planteada por Javier Varga sobre la circulación en el carril que transcurre de la bahía sur a la norte.

La respuesta simplificada en todos los casos fue siempre la misma: la pretensión del proyecto ha sido, desde el primer momento, la descongestión del centro histórico de la ciudad. “Queremos revalorizarlo, poner en valor los edificios presentes, crear una zona de tránsito como atractivo comercial y turístico”, manifestaba el consejero de Fomento, Néstor García, que expresaba, a su vez, que Ceuta debe convertirse en una ciudad del siglo XXI.

Centro peatonalizado

“La mayoría de los centros de las grandes ciudades están peatonalizados y nosotros cada vez generamos más densidad de tráfico”, declaraba. Por su parte Moreno respondía que tan solo se han eliminado dos viales en todo el proyecto y la vía que transcurre de la bahía sur a la norte no va a sufrir ningún cambio. En cuanto a lo suscitado con las plazas de aparcamiento, el consejero instaba a usar más transporte público y ecológico y a prescindir “siempre que fuese necesario de los vehículos privados”.

Un tema que estuvo cargado en todo momento, al igual que el resto del proyecto, del concepto de “accesibilidad”. Precisamente también generó dudas entre uno de los presentes que en esa búsqueda de la accesibilidad no se hubiese prescindido de las escaleras de acceso a la plaza de África.

La respuesta por parte de Moreno fue simple: “Justo debajo de la plaza hay una reserva arqueológica y no se puede tocar”. Algo de polémica suscitó la cuestión planteada por José Antonio Alarcón. “No preguntaré sobre aspectos técnicos porque no soy un entendido en la materia”, comenzaba.

“No comparto la base del proyecto y me llama la atención un claro discurso ideológico que no mira al futuro, está totalmente anclado al pasado, habéis presentado un proyecto público integrador cargado de símbolos religiosos pero, además, solo habéis contemplado una sola religión cuando Ceuta es cada vez más multicultural”, afirmaba.

Preguntas a ciudadanos

La respuesta no fue tan clarificadora como con la del siguiente ciudadano, que en la misma línea se lamentaba de no haber puesto en valor la antigua madrassa presente en la Avenida Sánchez Prado. “Bajo mi punto de vista los restos están representados en la Basílica”, respondía Moreno. La última de las cuestiones, protagonizada por el arquitecto Carlos Pérez Marín, que llegó a modo de batería de preguntas fue, quizá, de las más críticas, y con las que por falta de tiempo obligó a cerrar el coloquio. “¿Por qué no se ha convocado un concurso de ideas?

Me parece vergonzoso decir que no ha habido tiempo cuando se lleva hablando del mismo desde hace por lo menos dos años”, comenzaba Pérez Marín, que proseguía: “¿Por qué no se ha permitido descargar el proyecto en su integridad, como en otras ocasiones?” Y más importante aún. “¿Podremos conocer a partir de ahora dicho proyecto y su presupuesto?”.

Falta de respuestas

Ya fuese cierto o como simple excusa, pero los interlocutores prescindieron de responder a las últimas cuestiones y se centraron en la primera de ellas, que correspondía a García. “Considero que un concurso de ideas es una apuesta acertada que por otras cuestiones en las que pusimos en valor el criterio de oportunidad y el temporal nos decantamos por un profesional que ya demostró anteriormente con el proyecto de la Plaza de los Reyes su valía.

"Si gusta o no el resultado, para gustos los colores, pero ha conseguido el encargo que le hicimos”, respondía el consejero aclarando que un concurso de ideas “es una cuestión más compleja que requiere más tiempo y nunca termina de ser una opción segura ante un cambio del Ejecutivo”. Con ello concluía una breve intervención pública, de apenas media hora, que mostraba opiniones varias y dejó a muchos con la palabra en la boca.