Es el goteo constante de la valla. Las entradas aisladas que protagonizan aquellos jóvenes subsaharianos que consiguen llegar a Ceuta en una ruta que parece imposible.
No se trata de burlar la extrema vigilancia que llevan a cabo las fuerzas marroquíes en las carreteras, sino también de sortear las trabas en territorio próximo a la valla y saltar la suerte de obstáculos dispuestos a base de tubos, mallas o placas.
Los ganchos metálicos les ayudan a trepar enfrentándose en muchas ocasiones a una respuesta en forma de devolución en el caso de ser sorprendidos por las fuerzas de seguridad.
En las últimas horas media docena de jóvenes subsaharianos de entre 20 y 25 años ha conseguido hacer todo eso en esa ruta preñada de vicisitudes. Naturales de Guinea y Costa de Marfil fueron, en algunos de los casos, localizados por patrullas del Instituto Armado cuando ya habían saltado el vallado.
Así fue con casos registrados en las proximidades del pantano o en la propia carretera de Benzú en estos días de puente. Sus entradas son aisladas, protagonistas de esa llamada técnica del goteo que se combina con unos intentos de entrada por mar que no cesan y que son realizados por marroquíes y argelinos.
Marruecos por su parte anuncia continuas incursiones en los montes y redadas. Se difunden arrestos de pequeños grupos de subsaharianos que terminan siendo acusados de cometer delitos sin contar siquiera con asistencia de oenegés.
En las dos últimas semanas medios oficiales han cifrado en 16 los “candidatos a la inmigración” -como los denominan- arrestados.
La valla que separa Ceuta de Marruecos sigue siendo el objetivo de miles de personas que buscan en el salto la única manera de escapar. El último intento de entrada masiva se produjo el viernes 17 de noviembre y fue protagonizado por cientos de subsaharianos que terminaron detenidos y algunos encarcelados.
De acuerdo con la información revelada por las propias autoridades marroquíes, en los últimos tres años han sido 70 los intentos de salto masivo de las vallas fronterizas de las ciudades de Ceuta y Melilla, protagonizados por 10.000 inmigrantes.
El Ministerio marroquí del Interior ha dejado saber también que estos episodios se han caracterizado por "la violencia extrema y el uso de armas artesanales contra los servicios de seguridad".
El mismo departamento ha indicado que ambas ciudades despiertan constantemente el interés de las redes de tráfico de inmigrantes que hacen uso de lanchas rápidas y equipadas con motores fueraborda para el transporte de estas personas desde las costas marroquíes.
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