No todo es negativo, en Ceuta también hay jóvenes muy valiosos. A quien ‘pasa la voz’ sobre esta historia a la redacción de El Faro no le falta razón. Contacta al periódico para contar que pronto, el 28 de noviembre a las 19.00 horas, el ceutí Gonzalo Campos Rivera recogerá, con solo 22 años, el Premio ‘Eduardo Roca Roca’ concedido por la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Granada.
Hablamos con Gonzalo. Descubrimos que detrás de ese logro que le tiene feliz (también, por supuesto, a toda su familia) hay aún más. “Es un premio al que podían concurrir estudiantes de grado, máster y doctorandos adscritos a las universidades de Granada, Jaén, Málaga y Almería”, comienza a explicar.
"Es algo que en el mundo jurídico se está actualmente debatiendo, hay varias propuestas de modificación"
Él estudió Derecho en Granada. Logró lo que pocos consiguen, aprobar todas las asignaturas de la carrera en tres años. Así que ahora, con 22, no solo es ya graduado, sino que le ha dado tiempo a finalizar dos másters sobre protección de datos, tema en el que se ha especializado, y ha fundado su propia empresa: Ceudata. Luego hablaremos de esto.
Pero volvamos al premio. ¿Qué hizo a su trabajo merecedor del galardón? “El título es ‘Responsabilidad Civil derivada del uso de sistemas de Inteligencia Artificial. Situación actual y retos para un futuro reglamento europeo”, explica. Básicamente, lo que analiza y pone de relieve es cómo, con la Inteligencia Artificial, se plantean nuevos retos que difícilmente pueden ser abordados por la normativa actual.
“Es algo que en el mundo jurídico se está actualmente debatiendo, hay varias propuestas de modificación”, afirma el joven, “en mi trabajo se plantea un modelo de constitución de personalidades jurídicas para los sistemas de IA que resultó novedoso, así como la adaptación del marco jurídico de Responsabilidad Civil para los productores de sistemas de Inteligencia Artificial”.
"La IA no solo hace un movimiento para el que algo ha sido ideado, sino que analiza el entorno"
Habla del tema con una seguridad que abruma. Y la pregunta es obligada: en lenguaje común, ¿a qué nos referimos al hablar de Inteligencia Artificial? “Son los productos que cuentan con autonomía y capacidad de aprendizaje, todo aquello que ofrece soluciones a una diversidad de problemas para los que no han sido específicamente programados”, comienza, “la IA no solo hace un movimiento para el que algo ha sido ideado, sino que analiza el entorno, ve las posibilidades y elige la adecuada”.
Es decir, va desde lo más simple, como una tostadora que detecta cuándo la tostada está en su punto y evita que se queme, a productos mucho más complejos como un vehículo autónomo o un aparato que asiste al cirujano o que ayuda en los geriátricos a trasladar enfermos.
Su texto, de casi 100 páginas, ha llegado incluso al Parlamento Europeo, donde este asunto está sobre la mesa. “Aproveché que había una consulta pública abierta y lo envié”, explica, no sin antes reconocer que su Trabajo Fin de Grado (TFG) ha sido posible gracias al acompañamiento de su tutor, el profesor José Antonio Castillo. Además, pronto un extracto de 45 páginas será publicado, como artículo académico, en la revista de la Universidad Autónoma de Madrid.
Mucho se habla en la calle sobre la ‘fuga’ de jóvenes talentos de Ceuta. A menudo se habla de falta de oportunidades, de que aquellos que cruzan el Estrecho para estudiar luego ya no regresan. Pero no es su caso. Gonzalo sí ha regresado y quiere apostar por su ciudad. “Tomé la decisión de emprender en Ceuta al comprobar que existía una necesidad de este servicio y porque Ceuta tiene unas condiciones geográficas un tanto particulares que hacen que en muchas ocasiones no se puedan prestar los servicios con las mismas garantías que en la península”, comenta, “en concreto, el servicio de protección de datos tiene que prestarse sobre el terreno, hay que acudir al local del cliente para poder valorar realmente la realidad de su actividad y el tratamiento que hace de los datos”.
"Tomé la decisión de emprender en Ceuta al comprobar que existía una necesidad de este servicio"
En Ceuta no existía ninguna consultoría dedicada, en exclusiva, a la protección de datos personales. En muchas ocasiones, las empresas tenían que acudir a consultorías de la península, lo que dificulta el necesario control in situ del que hemos hablado antes. “Las auditorías, las revisiones y el proceso de adecuación se hacían a distancia, y esto creemos que puede no ser suficiente para conocer la realidad de una entidad, pues no hay dos empresas iguales. Viendo este panorama, entendí que existía una necesidad y decidí emprender”, explica Gonzalo.
"El servicio de protección de datos tiene que prestarse sobre el terreno para valorar la realidad"
Un talante emprendedor que parece no tener fin, que siempre va de la mano de la actualización y la formación académica y que tiene, en la familia, el principal apoyo. “Mi familia siempre me anima a intentar aspirar a lo máximo. Me han educado en el esfuerzo y la perseverancia, y siempre están ahí”, agradece, “mis padres y mis hermanos mayores, porque yo soy el pequeño, son mis referentes porque me han enseñado todo lo que de verdad importa en la vida”.
Una historia que confirma que Ceuta también es, entre otras muchas cosas, cantera de jóvenes valiosos como Gonzalo, cuya historia sirve ahora para motivar a quienes vienen detrás.
Apenas hace dos meses que Gonzalo, además, abrió su propia empresa. Se llama ‘Ceudata’ y ofrece servicios de consultoría integral a entidades, tanto públicas como privadas, para su adaptación a la normativa vigente de protección de datos. “Las empresas que actualmente no cumplen, que son muchas, nos llaman, les auditamos y les guiamos y garantizamos que cumplan esas obligaciones”, explica.
También brindan formación sobre esta temática y, un dato importante, “acudimos al establecimiento del cliente para prestar el servicio y valorar su situación in situ de forma pormenorizada”. Lo que se pretende, dicho de forma coloquial, “es garantizar que el traje quede hecho a medida”.
Por el momento, aunque es aún poco tiempo, el balance es positivo. “Hemos notado que realmente había demanda, es una asignatura pendiente”, opina el joven. Eso sí, reconoce que es el temor a las posibles multas, que pueden llegar en los casos más graves hasta los 20 millones de euros, es uno de los mayores incentivos para que los empresarios inviertan en alinear su sistema de protección de datos a la normativa.
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