González incide en el origen delictivo de algunos detenidos antes “de ver la luz”

Al delegado del Gobierno le tocó ayer encuadrar la operación policial contra el terrorismo yihadista del pasado viernes, que se saldó con 8 detenidos ya en prisión por orden del juez (ver autos en página 10), en el trasfondo delictivo y social que puede existir. Lo hizo sin tapujos y lanzando serias advertencias cargadas de detalles. Es mucho lo que ya se ha contado de la operación, encorsetada en el secreto de sumario, pero ayer el propio González Pérez quiso puntualizar algunos asuntos. Siguiendo la línea marcada por el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, el delegado se refirió a la radicalización que se había estado detectando de los mensajes hasta llegar a esta situación. “Se han ido nueve personas a hacer terrorismo”, indicó, en clara referencia a la marcha de esos ceutíes a Siria, de la que se tiene constancia porque ha existido denuncia. Al igual que el ministro, el delegado desterró el termino “combate” para referirse a lo que iban a hacer los captados para estos viajes.
González se refirió a los captadores pero también a los captados para intentar dibujar el tipo de organización que ha sido desmantelada. De los primeros dijo que hasta habían efectuado captaciones “en la playa”, quizá buscando así el despiste a las fuerzas de seguridad, e incidió en “su calaña” al haber captado a “personas con trastorno mental”, en alusión a tres de las últimas cuatro personas que marcharon a Siria. De los segundos, destacó que obedecían a perfiles muy variados.
“Imaginen qué tipo de personas son las que inducían a ir a una guerra en la que ni les iba ni les venía nada para inmolarse en nombre de dios... Sea el que sea, no creo que ninguno pida matar”, recalcó.
González siguió con más detalles. Así habló, por ejemplo, de que varios de los detenidos (no todos) tenían antecedentes por apedreamientos a las fuerzas de seguridad del Estado o narcotráfico y se refirió expresamente a uno de ellos, el considerado jefe de los captadores, que no había trabajado en sus 39 años de vida pero vivía en una casa de 216 metros cuadrados que además es ilegal. Recordó además que hace ya un tiempo agredió “salvajemente” a un imán marroquí porque entendía que no explicaba el Corán en una mezquita “como él quería”.
Lanzando un directo aviso a navegantes, el delegado dijo que con “perseverancia y paciencia” salen bien las cosas, y que esa iba a ser la línea que se iba a seguir en éste y en otros asuntos. “Los tiempos en que se consentían cosas ya han pasado”, recalcó.
Entre los detenidos había, además de quien nunca había trabajado, dos que estaban vinculados al Plan de Empleo y uno al CETI (como informó este medio), además de un veterano en su empresa y un trabajador del Polifuncional. Todos detenidos en la barriada del Príncipe, una zona de la ciudad en la que se han invertido grandes cantidades de dinero y además dispone de una amplia y visitada Biblioteca, pero que ha sido escenario de estas ocho detenciones. A esto se refirió el delegado, incidiendo en que debe “haber una voluntad manifiesta de cambio sustancial” para que esa barriada mejore. Lamentó que exista, en algunos sectores, una voluntad expresa de “que las cosas no cambien” y que, “por temor” se contribuye a que haya habido esas ocho detenciones. Insistió, además, en esas raíces, a menudo delictivas, que hay detrás de radicalismos y pensamientos extremos religiosos, hasta el punto de provocar apedreamientos liderados por menores para extender ese rechazo a las fuerzas de seguridad o llevar a cabo sus actuaciones. Ubicó allí un peligroso germen para los movimientos radicales.
“Quienes empiezan lanzando piedras a la Policía acaban de liderzuelos del narcotráfico y luego terminan viendo ‘la luz de Dios”, rechazó González, en clara alusión a la trayectoria de algunos de los detenidos en los que la delincuencia y el extremismo religioso se dan la mano. “La situación del Príncipe”, aclaró, “no se ataja solamente con represión, pero tampoco con inversiones altísimas que no dan resultado: aquí ocurre lo mismo que con un alcohólico, que hasta que no reconoce que lo es no puede superar el problema”, apuntó lanzando un mensaje directo a la barriada.
Por cierto que el delegado quiso aprovechar la presencia de los medios de comunicación para “utilizarlos” a la hora de mandar un mensaje directo a la opinión pública: “¿Estamos seguros?”, se preguntó, después de haber recibido cuantiosos mensajes de ceutíes después de la detención de estas ocho personas. González se respondió con la afirmación por delante, aclarando que Ceuta tiene la misma seguridad que puede tener otra ciudad del país. “Se está trabajando bien, y no se va a parar de trabajar”, aclaró, siguiendo esa línea de colaboración entre ambas fuerzas de seguridad.
A preguntas de los periodistas, y a modo de reflexión particular, González expuso su planteamiento favorable a una reforma legislativa a la hora de endurecer, por ejemplo, la ley del menor para evitar su utilización por los adultos (por ejemplo en el lanzamiento de piedras que pueden llegar a causar heridos de gravedad o incluso accidentes fatales), así como otra orientada al posible regreso de aquellos que han marchado a territorios de conflictos para luego regresar a modo de lobos solitarios y ejercer su yihad de forma particular.
González, al igual que lo dijera el ministro de Interior, reconoció estar preocupado por el regreso de unas personas que pueden ser tenidas como héroes. ¿Cómo se tendría que actuar con ellas? “Comparto esa preocupación”, aclaró, esperando esa reforma que clarifique la actuación que habría que adoptar en este terreno.

Del “estruendoso silencio” de Caballas

La comparecencia oficial del delegado tuvo también su punto político. En ningún momento habló expresamente de la coalición Caballas, pero no cabía duda alguna de que se refería a ella. Lo hacía al hablar del “estruendoso silencio” que “me chirría” de una formación (en referencia al tándem Alí-Aróstegui) que nada había dicho tras el golpe del pasado viernes. “Hay silencios que gritan”, dijo, en referencia a la inexistencia de explicación o expresión alguna sobre los hechos. González fue a más al decir que si se le escapase un “exceso" verbal diría que el "estruendoso silencio" es un "silencio cómplice", como, dijo, le habían comentado algunos ciudadanos, aunque él no lo ratificaba.  González lamentó que Caballas no participara jamás en la vida política, ni deportiva ni social, pero sí en “determinados actos religiosos”. Si fuese "malvado" establecería "un paralelismo” con otra fuerza política “que está en el norte” pero “no lo voy a hacer”. Pasando por encima ambos puntos, sí se explayó en el punto que le ha enfrentado con Caballas: el de la propuesta para conceder cédulas de habitabilidad a quienes tienen una vivienda irregular. El hecho de que uno de los detenidos viviera en una casa ilegal le sirvió al delegado para recordar a Caballas sus acusaciones “de fascismo” por intentar que se cumpla la ley. "No sé si cuando se habla de fascistas y de inhumanos se refieren a personas como éstas, que no creo que necesiten luz y agua para calentar biberones". Por cierto que dejó entrever que el caso, de aprobarse en Pleno, puede terminar en el juzgado de lo Contencioso.

“Nadie ha hablado de musulmanes”

González no dejó de lado la referencia expresa a la manifestación supuestamente “espontánea” llevada a cabo en la noche del viernes para protestar por las ocho detenciones. El delegado, que advirtió que movimientos así tienen un “promotor”, dejó claro que “no va a consentir” movimientos de este tipo que incumplen la ley “sean de quien sean, incluidas mujeres y niños”. Dijo que mientras esté de delegado hará cumplir la legislación y recordó que la manifestación que tenía que haberse hecho era en apoyo a la Policía Nacional y Guardia Civil porque con el operativo desplegado “han conseguido que haya menos viudas que se tengan que manifestar”. Por cierto que no dudó en criticar a aquellos que usaron como lema lo de “somos musulmanes, no terroristas”, recalcando que eso era un insulto a este colectivo. “Ya está bien de victimismos, aquí nadie ha hablado de musulmanes, sino de presuntos terroristas”.

Las operaciones conjuntas o el “principio de una nueva amistad”

Si se aprende de los errores históricos cometidos, bueno es. Y si encima esa lección se aplica al trabajo de las fuerzas de seguridad, quien sale beneficiada es la población entera. Pues bien, con el operativo puesto de manifiesto en la madrugada del pasado viernes se quiso cortar de raíz la Garzonada de la Duna y la herida sangrante que todavía existía entre los servicios de información de Policía Nacional y Guardia Civil. Ambos llevaban a cabo investigaciones separadas sobre el mismo asunto, así que por instrucción de la Audiencia Nacional y de la Secretaría de Estado esos caminos se unificaron, dando pie al operativo que, finalmente, fue reventado el viernes. El 80% del trabajo que sustentó esa acción correspondió a ambos servicios de información, que ayer recibió las insistentes felicitaciones del delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, así como las del jefe superior, Pedro Luis Mélida, y el teniente coronel de la Benemérita, Andrés López. Habrá más operaciones conjuntas, para encuadrar la del viernes en el “principio de una nueva amistad”, explicó el mandamás de los Reyes.
González apuntó que se llevaba meses trabajando en este asunto y que en los últimos esa labor se estaba “acentuando”, definiendo el golpe del pasado viernes como una “operación contra el terrorismo islámico de gran calado” que ha tenido como escenario Ceuta. “La acción conjunta me ha gustado y va a ser la primera de más”, señaló.
Dejando de mirarse al ombligo, González encuadró lo sucedido en Ceuta como parte de esa lucha que, contra el terrorismo yihadista, se está llevando a cabo en todos los países, porque “estamos ante un problema mundial”, y señaló además la labor ejercida por Marruecos en su combate contra ese terrorismo.  De hecho, la comunicación a ambos lados de la frontera ha sido algo constante. Colaboración que, quiso recordar el delegado, tiene algo que ver con las colas que, en algunas ocasiones, se generaban en los pasos fronterizos. Seguridad y fluidez no siempre van de la mano, y en la lucha antiterrorista resulta prácticamente imposible lograrlo. Ahora, con la operación reventada pero no cerrada, González llamó la atención sobre situaciones que, quizá en su día, no se entendían.
Los mandos de ambos Cuerpos, Mélida y López, destacaron el “peso importante” del operativo llevado en Ceuta y defendieron que en ningún momento existieron roces ni malos momentos en el trabajo conjunto realizado por 400 policías y guardias civiles. La felicitación de ambos fue dirigida a los hombres y mujeres bajo sus filas.