Colaboraciones

General Menacho, héroe de Ceuta y de Badajoz

Cuando el próximo lunes aparezca este artículo, ya habrá comenzado a dar sus primeros pasos la Semana Santa en toda España. Y en mi pueblo, Mirandilla, sus amplios campos parecerán como una frondosa alfombra verde a sus pies tendida, propia de la primavera que ahora está allí en su máximo apogeo y en su mayor esplendor; será como un estallido de luz y colores, con un sol radiante y nítido que todo lo ilumina y lo resalta para darle mayor riqueza y colorido. Nunca por estas fechas ni en el otoño suelo faltar en Extremadura, pero el año pasado y el actual, la maligna pandemia de coronavirus, nos ha impuesto severas restricciones perimetrales y confinamientos que me lo han impedido, como a todos.

Escribe el historiador de Ceuta, Lucas Caro, que los ceutíes estuvieron siempre tan celosamente entregados a las armas, que apenas les quedó tiempo para escribir sus proezas, ya que su pluma era la espada y lo que ellos escribieron con sangre y valor otros ajenos a la ciudad aprovecharon para escribirlo con tinta, por lo que no siempre reflejaron fielmente los hechos heroicos que les hubieran dado mayor honor y gloria.

Ceuta siempre tuvo fama de haber sido un semillero fértil de valientes soldados y escuela de aguerridos combatientes. Decenas de miles de españoles ceutíes y de otras regiones lucharon y murieron por mantenerla española, tras los numerosos ataques, sitios y cercos a que Marruecos la sometió. Tuvo durante 1702-1704 un comandante general, el marqués de Gironella, que dispuso que el Regimiento de Voluntarios de Ceuta estuviera formado sólo por ceutíes, porque decía que nadie como ellos tendría más interés en defenderla al haber sido sólo los portugueses-ceutíes de entonces los únicos que, siendo portugueses, voluntaria y libremente eligieron convertirse en españoles cuando en 1640 Portugal se independizó por segunda vez de España. Mayor prueba de fidelidad española no pudieron dar.

Resalto aquí la valentía y lealtad a España de aquel marqués de Gironella, porque cuatro días después de habernos robado los ingleses Gibraltar, el 7-08-1704, lo intimidaron con las armas para que también él les entregara Ceuta; pero pincharon en hueso duro, porque los rechazó con desprecio, amenazándoles él con que, o se retiraban inmediatamente del Puerto o cargaba contra ellos. “Antes que entregar Ceuta, moriré defendiéndola”, dijo. Los ingleses vieron que iba en serio y se retiraron ante tan firme amenaza del marqués, que sólo por su valor y a que se jugó así su propia vida, hoy Ceuta no es otro “Gibraltar español”.

Por cierto, que el actual marqués de Gironella, que lo es desde el 7-10-2004, Antonio Febrer Bertrán, seguía mis artículos desde Barcelona, habiendo contactado conmigo en varias ocasiones para agradecerme que escribiera sobre su antepasado familiar. Me comentó que estaba muy ilusionado porque le habían invitado a impartir una conferencia en Ceuta sobre la titularidad de sus ascendientes en el marquesado. Creo que luego no llegó a impartirla.

Refiriéndome ya al general Menacho Rafael Menacho Tutlló, nació el 22-05-1766 en Cádiz. El 3-10-1784 ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería Victoria nº 38. El 15-07-1787 fue destinado a Ceuta como subteniente, al Regimiento de Voluntarios, donde permaneció dos años y cinco meses. El 5-10-1788 contrajo matrimonio en Cartagena con su prima Mª Dolores Calogero Manía. Tuvieron seis hijos: Mª del Rosario, Asunción, Benito, Tomás, Rosario y Antonio. En Ceuta ascendió a segundo teniente el 17-08-1791.

El rey marroquí, Muley al Yazid, sitió Ceuta por tierra y mar, prometiendo conquistarla con 40.000 hombres y potente artillería inglesa. Ceuta sólo contaba con 3.500 soldados. Menacho pidió salir voluntario mandando su compañía a destruir la Talanquera, una posición avanzada situada próxima al Serrallo, donde los marroquíes tenían su cuartel general e instalada la batería más potente de las catorce que continuamente bombardeaban Ceuta. Sólo del 21-08-1891 al 13-09-1891 disparó sobre Ceuta 4.120 obuses. En esta posición concentraron los marroquíes el grueso de sus fuerzas, disparando sobre las murallas con el propósito de abrir una brecha que les permitiera tomarla al asalto. Sus murallas todavía conservan algunos de aquellos impactos.

Menacho arrasó la Talanquera el 31-12-1791 e incendió el Serrallo, obligando a los sitiadores a abandonarlo y retroceder hasta Tetuán. Así, salvó la vida de muchos españoles e impidió que Marruecos se apoderara de Ceuta. Toda una gesta. Fue ascendiendo hasta general el18-04-1809. Y mariscal de campo el 23-09-1810, casi siempre por méritos de guerra, siendo herido ocho veces en combate. Decían de él que ya “no le cabían más heridas en su cuerpo”.

En 1793 marchó voluntario a Cataluña, porque Francia intentó invadirla y anexionársela, resultando herido muy grave en la retirada de Argelès. En numerosos combates desalojó e hizo retroceder a los franceses, siendo citado varias veces como “muy distinguido”, volviendo a ser herido en 1794. En 1797 fue destinado a Portugal, participando en 1802 en la “Guerra de las Naranjas”, llamada así porque el extremeño Manuel Godoy, primer ministro y generalísimo con sólo 25 años, envió a la reina Mª Luisa un frondoso y aromático ramo de naranjas con flores de azahar, tras haber conquistado Olivenza a Portugal. En 1804 estuvo de guarnición en Cádiz y en 1805 intentando expulsar a los ingleses de Gibraltar.

En 1808 participó en la batalla de Bailén contra los franceses, donde le fue impuesta la Medalla de Honor y ascendido a coronel sobre la batalla. En 1809 combatió valerosamente en Medellín. En Tarancón venció y obligó a retirarse al mariscal francés Víctor. Siendo general fue herido en Mérida, consiguiendo que los franceses no la ocuparan, atravesando el Guadiana a nado con sus tropas. En Bailén, fue el primero en abrir fuego. Al agotársele las municiones, cargó sus morteros con piedras, haciendo tanto daño a los franceses que su general, Soult, protestó porque “esa forma de combate no era de cortesía militar”. Menacho le contestó: “Lo que no es cortesía es invadir España, engañar a su rey y tenerlo secuestrado”. Terminaba sus arengas y escritos siempre con un ¡Viva la Patria!. Herido grave, siempre se negó a ser retirado del combate.

En 1810 Menacho fue designado gobernador militar y civil de Badajoz, que fue la única ciudad española que contó con ejército propio durante la Guerra de la Independencia, creado el 30-05-1808 con 12.904 soldados. Desde mi niñez en Mirandilla, sé que Badajoz tiene dedicada una calle al general Menacho, símbolo heroico de la resistencia contra los franceses, aunque desconocía los motivos de merecerla. El año pasado, el14-03-2020, se dedicó a Menacho en Badajoz un monumento. También la base militar de Botoa lleva su nombre. Y el 4-03-2021 se conmemoró el 210 aniversario de su muerte.

Al enterarse los franceses en 1810 que Menacho había tomado el mando en Badajoz, se retiraron a la derecha del Guadiana; aun así, los desalojó del cerro de San Cristóbal. En el pueblo de Feria fue sitiado por tropas galas, pero las batió y rechazó contundentemente. En Salvaleón, los franceses cercaron su división 16 días sin víveres y sin posibilidad de escapar. Mandó hacer fuego en tres cerros y tocar los tambores. Los franceses creyeron que intentaba escapar por las alturas y concentraron allí sus fuerzas, mientras Menacho escapaba con las suyas hasta Badajoz por el hueco que le habían dejado.

"El 3-10-1784 ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería Victoria nº 38. El 15-07-1787 fue destinado a Ceuta como subteniente, al Regimiento de Voluntarios, donde permaneció dos años y cinco meses"

El general francés, Soult, que bajaba de Portugal, cercó Badajoz con tropas muy superiores: 19.000 hombres, 4.000 caballos, 54 piezas de artillería y un tren-convoy con armas, víveres y provisiones. Menacho lo defendió numantinamente. Una de las veces, incluso estando herido en la pierna, desangrándose y muy grave, ocultó su herida para seguir grave luchando y animando a sus hombres, que sólo percibieron su gravedad al verle de sangrar a borbotones por debajo de los pantalones.

Era un adalid para sus fuerzas y la población civil, luchando herido apoyándose en los hombros de su ayudante Giral, arengaba a sus tropas desde lo alto del baluarte de Santiago, donde los pacenses lo reclamaban alarmados en cuanto dejaban de verlo. Hasta tres veces rechazó enérgicamente otros tantos ultimatums de Seult para que se rindiera a cambio de salvar su vida, rechazando las tres proposiciones con desprecio, y pese a llevar asediado más de un mes. Había decidido morir por España antes que entregar Badajoz.

El 4-04-1811, los franceses abrieron una brecha en la cortina de la muralla, entre los baluartes Santiago y San Juan, junto al Campo de San Francisco. Sobre el baluarte de Santiago, Menacho, peleaba obsesionado por mantener la plaza que tenía confiada. Ordenó que los granaderos de todos los Cuerpos de Badajoz hiciesen una salida para clavar la artillería y destruir las potentes baterías francesas. Al verificarlo, en su puesto, subido en la muralla, despreciando el fuego y la muerte y animando siempre a sus tropas, una bala con metralla de 280 gramos le penetró el abdomen quedando alojada entre el intestino delgado y el colon. Su cuerpo no admitió ya más heridas, muriendo el 4-04-1811. Su muerte produjo honda conmoción, gran desánimo y pánico. Seis días después de morir, Badajoz se rindió a los franceses.

En otra ocasión que fue herido grave en una pierna, se despidió de su esposa que se encontraba con sus hijos en Elvas (Portugal), diciéndole: “Cualquiera que sea mi suerte, vencedor o muerto, la tuya será siempre envidiable. ¡Aquélla es - dirán todos señalándote - la mujer o la viuda, y aquéllos los hijos de Menacho!”. El periódico El Conciso, reproducía dicha carta como documento del centenario del Diario de Cádiz, en la que constaba su inquebrantable voluntad de no rendirse jamás. Su biógrafo J. Marabel, dijo: “La defensa de Badajoz, fue uno de los más notables ejemplos de resistencia y heroicidad ocurridos durante la Guerra de la Independencia española”.

Tras su muerte, el Consejo de Regencia informaba a las Cortes el 16-05-1809: “Una guarnición y un pueblo moradores de la mayor consideración de la Patria, y a beneficio de los cuales debe eternizarse su memoria como una de las más valientes defensa de este siglo, y de los heroicos hechos de la presente guerra. El dignísimo Gobernador don Rafael Menacho, perdió la vida antes que la plaza”.

El extremeño José Mª Calatrava, diputado que también fue Presidente del Gobierno de España, informaba así a las Cortes: "Señor, al informar de la muerte y conducta militar del general Menacho, quiero rendir el tributo de mi admiración y gratitud, y ¡ojalá pudiese hacerlo sin tener también que dar a su memoria el de un íntimo dolor. El general Menacho, prefirió sepultarse en las ruinas de su plaza antes que entregarla al enemigo; ha sido fiel a su empeño generoso, y después de 38 días de sitio terrible y obstinado, cubierto de gloria de la defensa y en reiteradas salidas, ha expirado heroicamente sobre el muro, mientras animaba a sus soldados y hacía temblar a los sitiadores. Basta para inmortalizarle esta muerte, y que para que su nombre sea contado entre los héroes españoles…”.

“Ved aquí en bosquejo las acciones y hechos que deben componer la historia de este bravo defensor de la patria. El recordar sus hechos y su muerte forman el mayor elogio que puede hacerse del difunto héroe. Su muerte ha sido preciosa, porque con ella selló la obligación sagrada que la naturaleza ha impuesto a todos de defender su libertad y gloriosa por la justicia de la causa que la motivó. ¡Qué nombre tan dulce y recomendable será para todas las generaciones de buenos españoles el de don Rafael Menacho!".

Fue enterrado en una cripta en el panteón de canónigos del sótano de la catedral pacense, por temor a que sus restos fueran profanados por los franceses. En 1880 la Diputación de Badajoz los recuperó, aunque incompletos por haber sido el panteón saqueado, encontrando el pantalón con el orificio por donde entró la bala, una bota, sable, bastón de mando, fajín, etc. Después, sus reliquias en 1941 fueron sacadas de Badajoz. En 1988 llevadas en parte a Tenerife. Actualmente, descansan en el Alcázar de Toledo. En 1893 se erigió en el baluarte de Santiago un mausoleo en su recuerdo. Las Cortes de Cádiz, en sesión secreta celebrada el 16-03-1811, aprobaron donar a su viuda e hijos una o dos casas, asignándoles una pensión vitalicia de 10.000 reales. En 1911, centenario de su muerte, se trasladó el cuerpo al mausoleo del claustro. Dejó escrito un diario de operaciones que ha servido de fuente a historiadores.

Fue Menacho compendio de las más altas virtudes castrenses. Vayan mi admiración, reconocimiento, loor y gloria a tan benemérito soldado en grado heroico, que tan excelentes servicios prestó a Ceuta, a Extremadura y a España. Creo que tan ilustre soldado, por su valor y heroicidad, bien que se merece ser más conocido tanto en Ceuta como en Extremadura.

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