Ya son varias las historias de gatos que viajan hasta España a bordo de embarcaciones ocupadas por inmigrantes. Ha ocurrido en Ceuta, pero también en Motril y ahora a las Islas Canarias.
Probablemente los cachorros habían nacido a bordo del cayuco, porque la mujer que cuidó de ellos en sus cuatro días de travesía desde el Sáhara hasta El Hierro asegura que se los encontró al embarcar. Fueron los causantes de toda una revolución administrativa en el puerto de La Restinga, tan inusual como breve, porque por desgracia ninguno sobrevivió.
Cuatro gatos a bordo de una patera es algo que nunca habían visto los trabajadores de las asistencias humanitarias que reciben a los inmigrantes en los puertos de Canarias. Alguno recuerda un perro, los más veteranos han oído hablar de gallinas ponedoras de huevos...
¿Pero gatos? Nunca, entre otras cosas porque la relación que se tiene en África Occidental con el gato como animal doméstico no es exactamente igual a la que prima en el resto del mundo.
A bordo del cayuco iban 39 hombres y ocho mujeres procedentes, en su mayoría, de Senegal, Gambia, Guinea-Bisáu y Marruecos, localizados por Salvamento Marítimo cuando estaban aún a 80 kilómetros de tierra.
Por eso, los cachorros, de unos dos meses, tuvieron suerte de que quien los descubriera fuera una mujer de Bangladés, que los cobijó en su bolso en la misma costa de La Güera, la ciudad que marca el límite meridional del Sáhara Occidental, el punto de partida del cayuco hacia Canarias, muy cerca de Nuadibú (Mauritania).
De los cuatro cachorros, solo dos seguían en brazos de la mujer cuando desembarcó con ellos en el puerto de La Restinga el pasado jueves 7 de noviembre, en una escena que llamó la atención de los presentes, porque los llevaba envueltos con todo cuidado en la manta roja que Cruz Roja reparte siempre entre los recién llegado.
En una imagen que tomó EFE en el muelle, incluso se ve la oreja de uno de los cachorros asomando sobre la manta mientras los marineros de la Guardamar Talía ayudan a la joven a saltar a tierra.
No había ninguna emergencia sanitaria entre los ocupantes del cayuco, así que pronto los dos gatos que la mujer transportaba (lo otros dos habían muerto en el mar) se convirtieron en los protagonistas de la mañana.
Entre otras cosas, porque nadie tenía muy claro qué hacer. El Hierro no tiene conexión directa con ningún puerto o aeropuerto que no sea de Canarias, por lo que no hay previsto cómo actuar en un caso como el de esos cachorros, que obliga a tener en cuenta las cautelas de sanidad animal, ya que llegaban de fuera de la Unión Europea.
Se hizo cargo de la situación el veterinario del Gobierno de Canarias destinado en El Hierro, que decidió trasladarlos al Centro de Coordinación Operativa Insular, en Valverde, donde falleció el único que quedaba vivo.
Los dos animales permanecen refrigerados bajo la tutela de la Dirección General de Salud Pública y serán sometidos a un exhaustivo control sanitario, según ha informado el responsable insular de Seguridad y Emergencias.
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