El gato, por JD Benedicto

Hace pocas fechas estando en un lugar público me encontré con una persona que tengo una relación deportiva de hace pocas fechas y la verdad siempre me gusta de hablar con el por lo espontáneo que es. Y cual fue mi sorpresa que me empezó a hablar de una experiencia que había tenido hacía pocos días con una familia. Yo como es natural abrí bien los oídos.

“Yo tuve una experiencia muy rara hace ya unos pocos de años y por eso cuando una persona vecina mía me dijo que tenía a su hija enferma pues intenté en la medida de lo posible ayudarle. Lo primero que hice fue escuchar el relato del cuadro tan raro que presentaba la citada unidad familiar. No quería estar en público, recluía en su habitación y cuando alguien le hablaba esta muchacha siempre repetía lo mismo: “miau”. Al principio la trataron como si fuera una manía, pero vieron que podía pasar de eso a algo más serio. No decía nada de nada. Solamente lo que he dicho anteriormente “miau”.

Yo lo relacioné con lo que me pasó hace ya unos pocos de años cuando no podía dormir. Estaba todo el día deambulando por todos lados. Me iba con los amigos de aquí para allí y nunca podía acercarme a una cama o algún sitio para poder reposar que es lo normal que tiene un ser humano para recuperar fuerzas. Entonces me acordé que había una persona muy cerca de Ceuta, en el vecino país, que podría ayudar a mi vecino del problema que tenía con su hija. Le dije que si tenía vehículo para acercarnos a Tetuán y el me dijo que si. Entonces fue cuando le dije que yo había padecido una enfermedad muy rara y que yendo a un hombre que se encontraba en la citada ciudad de Marruecos lo había solucionado. El hombre quedó con migo para al día siguiente hacer una incursión. A la hora convenida se presentó con su utilitario acompañado de su hija y de su mujer. Emprendimos el pequeño viaje que todos sabemos que son aproximadamente unos cuarenta kilómetros y fuimos hacia la casa de este hombre tan pintoresco. Empezamos a hablar con este hombre y nos dijo que en breve estaría con nosotros que tenía que llamar a su auxiliar. A los pocos minutos apareció una niña que tendría aproximadamente unos cuatros años de edad con piel muy oscura, los ojos negros y el pelo negro muy rizado. Empezó a rezar partes del Corán y le empezó a dibujar en la frente unas letras y lo que parecía un ojo.

Además también siguió el mismo ritual con las palmas de ambas manos dibujando prácticamente lo mismo. Después de hablar con ella y siempre rezando le dijo en árabe comprensible como es natural para nosotros que somos nativos, que le contara lo que le pasaba a la niña que estaba presente en ese lugar. Y la niña empezó a decir que había mucha gente que tenía envidia por la hermosura que tenía ella y debido a todo esto un familiar bastante cercano le había hecho un arreglo, fueron las palabras textuales que dijo la citada niña, para que se encontrara de esa manera. También añadió que en su casa se encontraba el artificio por el cual entraba todo el mal a la citada niña y que debía de intentar de quitarlo del lugar.

Describió perfectamente como era la casa. Todos nos quedamos perplejo por la explicación que dio y lo más reseñable era que dentro de la habitación donde dormía ella había un gato y que debería de hacer una cosa para que se fuera definitivamente del lugar. Aquí se encontró con una mirada rara por parte del padre y de la madre ya que decían que en su casa nunca había habido ningún tipo de animal. Este fakir le dijo al padre que se desplazara a su casa y que hiciera una serie de cosas. Además le dijo que si tenía teléfono de Marruecos para cuando se encontrara en su domicilio pudiera hacer todo lo que le fuera diciendo la niña medium, diremos a partir de ahora.

Sin perder tiempo se desplazó hacia Ceuta. Sin pausa pero con prisas se desplazó hacia la casa y empezó a cerrar todas las habitaciones, ventanas y todo lo que pudiera alguien escaparse hacia la calle. Dejó como le habían dicho la habitación de la niña para lo último y cual fue la sorpresa cuando abrió la puerta de la misma y encendió la luz se encontró encima de la cama de su hija un gato de color negro que cuando lo vio se puso en posición defensiva levantando el lomo, la cola y con la boca haciendo ruidos típicos de ataque.

Con un miedo tremendo el padre con el teléfono encendido escuchó lo que le dijo este hombre y lo que hizo es asegurar que la habitación estaba completamente cerrada por todos los sitios, apagó las luces del habitáculo y cerró la puerta siempre acompañado por el teléfono y las oraciones tanto del fakir como de el mismo que la verdad según declaraciones del mismo el corazón lo tenía que le salía del cuerpo. Al cabo de unos minutos les indicaron al padre que entrara con mucho cuidado a la habitación encendiendo como es natural la luz. Cual fue la sorpresa cuando vio que en el lugar no había nada. Cerró la puerta y empezó a buscar por todos los rincones del lugar donde normalmente se encontraba durmiendo su hija y allí no había nada. Fue cuando le indicaron que saliera de allí cerrara la puerta y volviera por sus familiares y como es lógico por mí”.