Con este mismo título, el doctor Darío Bernal Casasola ha pronunciado una conferencia en el ámbito de la XVII Semana Cultural de la Casa de Ceuta en Cádiz, concretamente en su quinta jornada.
Este conocidísimo arqueólogo ceutí es catedrático de la Universidad de Cádiz, según la presentación efectuada por el presidente De la Yeza, como hace con todos los conferenciantes y pese que, en este caso como en otros, Bernal Casasola es conocido en la Casa, si bien hace varios años que no contaban con sus siempre documentadas intervenciones. También son conocidos sus trabajos en Baelo Claudia, Itálica, Pompeya y en la misma Ceuta, por solo citar algunos. Es especialista en Arqueología Clásica y en Historia Económica de la Antigüedad.
Comenzó su exposición comentando el largo pasado de Ceuta, que incluye períodos prácticamente desconocidos, por falta de evidencias arqueológicas, sin duda debidas a que las sucesivas civilizaciones que por nuestra ciudad han pasado, han destruido casi completamente los restos de las anteriores, precisamente por el hecho de ocupar exactamente los mismos lugares, es decir, el asentamiento de Ceuta a lo largo de la Historia se han erguido exactamente en el mismo sitio.
Se conoce el hecho de la existencia de una larga tradición pesquera y del salazón en la zona del Estrecho, concretamente la fenicio-púnica que los romanos supieron aprovechar y explotar hasta límites insospechados utilizando la extensión de su imperio y su capacidad organizativa. Su dominio tanto de Hispania como de la Mauritania Tingitana les permitió establecer importantes factorías de salazones a ambos lados del Estrecho. La falta de evidencias antes citada ha llevado a nuestros arqueólogos a excavar en Tamuda, cerca de Tetuán, donde se ubicó un campamento legionario junto a una factoría de salazones (tampoco había evidencias fenicias hasta que se descubrió el yacimiento existente junto a la catedral ceutí). Las monedas encontradas ayudan como siempre a conocer factores importantes de aquellos tiempos, como estas actividades económicas, además de otras como las divinidades reverenciadas por las distintas comunidades, como Isis, diosa egipcia importada por los romanos, a la que invocaban los pescadores y marineros en general como hoy día nosotros lo hacemos con nuestra Virgen del Carmen.
Pasando ya al asunto del garum en concreto, Bernal Casasola expuso que el mismo nunca fue una receta única, sino que había tantos garum como lugares de producción ya que, aunque el proceso fuera igual o muy similar, los ingredientes añadidos producían sabores muy diferentes, nada tiene por tanto que ver, en lo que al paladar se refiere, el garum de Baelo Claudia con el de Pompeya, o el de Ceuta (cuando se descubra la receta), por poner algunos ejemplos. Siguió explicando que del tratamiento aplicado al pescado salían dos gamas de productos muy distintas, que han seguido evoluciones muy diferentes: en primer lugar el salsamentum, o pescado salado, que se sigue produciendo en la actualidad en casi todo el mundo, y el segundo, objeto de la conferencia.
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