No ha podido estar más distraído el fin de semana; el Sábado la final de la Copa de Europa mantuvo en tensión a los españoles esperando que se iniciara el partido entre el Atlético y el Real Madrid; equipos de fútbol, ambos, de la capital de España. Dado la proximidad a Lisboa, lugar del encuentro futbolístico, hubo una invasión de la capital lisboeta por parte de los madrileños, tanto seguidores de uno como de otro equipo.
Lisboa fue una verdadera fiesta en ese día - incluso en el anterior - y muchísima gente pasó un fin de semana feliz, aunque a la hora que comenzó el encuentro la tensión personal de los seguidores, de uno y otro equipo, se elevara y hasta fuera en aumento a medida que el tiempo iba pasando, hasta culminar con la victoria del Real Madrid.
La televisión nos sirvió el encuentro a todas las personas amantes de ese espectáculo y puede decirse que nadie se quedó sin poderlo ver desde su casa o desde lugares que se habían preparado para que cualquiera pudiera elegir el ambiente que le resultara más grato. España, pues, se convirtió en un lugar abierto, de una u otra forma, para contemplar el espectáculo que se desarrollaba en Lisboa y como el desarrollo del encuentro tuvo un momento crítico con el gol del madridista Ramos, que empataba el encuentro a tan sólo dos minutos de su terminación, la tensión aumentó porque prácticamente había que empezar un nuevo encuentro que duraría un total de treinta minutos, en dos tiempos, para tratar de deshacer el empate en que se encontraban.
De sobra saben el cambio de dominio que se estableció en esa prolongación del partido y el Real Madrid venció, holgadamente, por 4 a 1, después de haber sufrido enormemente en los primeros noventa minutos del encuentro. Parecía imposible que se .hubiera dado ese cambio en el juego y mucho tuvo que ver en ello el cansancio físico de los jugadores; más acusado en el Atlético que en el Real Madrid. La enseñanza es clara: no se puede rebajar la atención, en cualquier cosa que se esté llevando a cabo, hasta que todo haya terminado completamente y, además, hay que poner los cinco sentidos, plenamente, en aquello que se hace para conseguir cualquier cosa. El Atlético no mereció ese resultado adverso, pero...., la realidad les resulto muy amarga e inesperada.
Bien distinto fue el ambiente de las elecciones, para el Parlamento Europeo, celebradas al día siguiente. Mucha gente se preguntaba por qué otros tenían intención de acudir a los Centros de votación y señalaban que, a su juicio, no merecía la pena porque nada nos iba en lo que en ese Parlamento se pudiera hacer. No fue una fiesta ese día, como lo fue el partido de fútbol en Lisboa, sino que transcurrió de forma un tanto anodina. Es probable que ese Parlamento no sea suficientemente conocido debido, tal vez, a que estamos más o menos pendientes. de lo que ocurre en nuestras cercanías. ¿Hará falta que se transmitan las sesiones de ese Parlamento para darles mayor y mejor conocimiento? Nos va mucho en ello; cada día más.
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