Los aficionados al fútbol local están ilusionados con el ascenso de la Agrupación Deportiva Ceuta FC a 1ª División RFEF. Este domingo se medirá a la Unión Adarve de Madrid y más de 800 aficionados animarán a nuestros jugadores para conseguir el ansiado ascenso. Son momentos de euforia, pero en caso de conseguir el ascenso tendremos que volver al mundo real, a poner los pies en el suelo y valorar si podemos tener un equipo en esa categoría.
Sin ser un experto en la materia, ni pretender serlo, ahora toca poner los pies en el suelo y reflexionar si una ciudad donde subir al Alfonso Murube no es una prioridad puede tener un equipo en lo que viene a ser la antigua 2ª B, sobre todo cuando el presupuesto para mantener a un equipo en esa categoría puede superar el 1.000.000 de euros. Un montante difícil de asumir a no ser que la Ciudad Autónoma se haga cargo de una parte importante del presupuesto, porque ascender pensando en mantenerse con los abonos de socios, las taquillas de los domingos, los sponsors y aportación de la federación lo veo francamente difícil.
Esa es mi reflexión, sobre todo, si damos una mirada al pasado. Un pasado donde la Asociación Deportiva Ceuta, en el año 2012, pasó de estar catorce temporadas en Segunda División B, disputar cinco fases de ascenso a Segunda A y tener en sus filas a jugadores de una categoría indiscutible a perder la categoría por una deuda de casi 1.000.000 euros -creo recordar- que reclamaban los futbolistas al club. Pero, como dice el refrán -el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra- porque unos años antes, en 1991, ocurrió la misma historia con la Agrupación Deportiva Ceuta.
Recuerdo en mi niñez que todos los domingos íbamos con nuestros padres al Alfonso Murube. El fútbol era sagrado y todos los vecinos de la barriada O’Donnell y Hadú se daban cita en los bares próximos para el café y después al Alfonso Murube. Por la mañana el antiguo 54 y José Benoliel se llenaban de aficionados para ver a los equipos locales de regional preferente. Una regional con equipos de solera como el desaparecido Imperio de Ceuta, Atlético de Ceuta y el propio O’Donnell, clubs que compartieron la tercera división junto con la Agrupación Deportiva Ceuta. Fueron los años dorados del fútbol local.
En fin, no quiero ser un aguafiestas, pero el fútbol modesto tiene que sortear muchos inconvenientes, algunos inexistentes en los años dorados del fútbol de nuestra tierra. El primero, los partidos televisados que dejan en casa a miles de aficionados que prefieren esta opción. Por otro lado, la sociedad ha ido cambiando y en casa tenemos películas de todas clases, videojuegos para los pequeños y, por qué no decirlo, miles de ciudadanos se marchan los fines de semana a la Península o Marruecos perdiendo un potencial “importante” de posibles seguidores.
Este domingo es especial, espero y deseo que el Ceuta ascienda a 1ª División RFEF. Y termino mandando un mensaje a los aficionados, porque el esfuerzo de la junta directiva del club no puede verse traicionado por no tener buenos resultados la próxima temporada y, sobre todo, espero y deseo que los presupuestos se hagan con cabeza, que no esperemos más de lo prometido de las arcas municipales, porque la política es cambiante y, en muchas ocasiones, en varias, como venía diciendo, las promesas se las lleva el viento.
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