La fundición de la cera es uno de esas tareas previas a la Semana Santa que requiere de mucho trabajo y una gran precisión. Buena parte de la noche y de la madrugada ocupa a las hermandades dejar lista la candelería para el ansiado momento de salir a procesionar por las calles de Ceuta.
Pero en esto de la fundición hay un nombre que destaca en el mundo cofrade, el de José Luis Pérez, maestro cerador que ha inventado un sistema artesanal que agiliza el proceso y asegura que todas las velas queden perfectas para el gran día. Por eso no es extraño que muchas hermandades lo busquen año con año para culminar esta tarea que ha ido perfeccionando con el tiempo.
Todo debe quedar perfecto y alineado. Es un trabajo en equipo que se hace en estos días previos de intensa actividad para dejar todo listo. En la noche de este martes fue el turno de a la Sacratísima Virgen de la Esperanza, de la Hermandad del Encuentro. Jesús Sánchez Ruiz, vestidor y florista de la Hermandad del Encuentro es el encargado de darle las medidas de cada candil a José Luis, quien con su cuchilla va quitando las capas de cera que sean necesarias, vela por vela, para que se ajusten y se puedan fusionar con la cera que van fundiendo previamente y que, muy caliente, van echando en el mechero de cada candelabro para luego colocar la vela, con la idea de que queden compactas, a prueba de movimientos bruscos como son las levantás.
Aprovechando las últimas horas del día, el equipo fue protegiendo, primero, la orfebrería para ir echando la cera vela por vela sin que se manche lo que ya se ha limpiado previamente. Un trabajo en equipo que José Luis lleva años haciendo y enseñando a los más jóvenes que quieren seguir sus pasos. “Yo solo no soy, sólo no puedo hacer esto. Si no es por ello, es imposible, una persona sola no puede hacer eso. Ellos son los colaboradores y cada día van aprendiendo más”. Ese equipo de ceradores lo conforman el mismo José Luis, Alejandro, José Mari, Jesús, Ángel, Carlos y el pequeño Manuel, que estuvieron hasta las cinco de la mañana de este miércoles para culminar con el proceso.
Hace dos años aún se subía al paso con la escalera que usan para montar la estructura, pero ya no, ahora deja a sus aprendices que elaboren el proceso sobre el paso, mientras él se encarga del ajuste de las velas abajo.
A parte de su experiencia, José Luis se ha hecho conocido por la técnica inventada por él mismo, a base de tablas y bridas, todo nivelado, que van montando sobre la orfebrería para que todas las velas queden perfectamente alineadas. Pero no siempre fue así. Largas noches de trabajo preceden a las técnicas que ahora se usan. Historias llenas de anécdotas, bancos que se convertían en camas improvisadas y noches que terminan por unir más a esta familia cofrade.
Ángel Sotomayor, capataz de la Hermandad del Encuentro, recuerda que ante no era así como se hacían las cosas, sino que entre varios iban calculando a ojo la alineación de cada una de las velas. “Antes era todo a la vista, uno decía ‘pa la puerta’, intentando ponerlas lo más derechas posibles. Pero desde que está José Luis, que es un inventor, la verdad es que se aligera bastante”.
José Luis pensó este nuevo método con la única idea de que el proceso no se prolongara hasta la mañana del día siguiente. “Los cofrades cofrades le gustan montar el sistema de uno delante y dos con un costero, echando la cera... Pero aquí hay personas que tienen que trabajar mañana y no te puedes tirar hasta las ocho de la mañana. Se puede perfeccionar más todavía, pero con la edad que tengo, pienso que no”, confiesa el maestro.
Una vela se puede romper, asume José Luis, pero que se despegue es culpa del cerador. Por ello, se trata de un trabajo preciso y muy importante para conservar la belleza del paso. Por eso José Luis es muy querido en el mundo cofrade, porque es un maestro de la cera y porque siempre está a disposición de las hermandades para lograr que el montaje de las velas quede perfecto.
Además del trabajo que lleva a cabo con su equipo, el paso de esta hermandad también se engalana con velas hechas a mano que simulan arreglos florales. Tallas de alto valor que vienen desde La Rinconada, Sevilla y cuya belleza es efímera, ya que sólo dura el tiempo que el paso está en la calle. Una decoración costosa, pero que todos los hermanos sufragan con gusto con el fin de ver a sus titulares en la calle, despertando la emoción de los amantes de la Semana de Pasión.
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