Funcionarios de la prisión de Fuerte Mendizábal evitan un motín

Dos funcionarios de la prisión de Fuerte Mendizábal lograron controlar un conato de motín el pasado jueves. Según fuentes cercanas a la cárcel, los hechos sucedieron cuando ambos trabajadores estaban al cargo de los 70 ocupantes del módulo 7, el cual es considerado por los mismos empleados como el más conflictivo del centro.

Según ha podido conocer este periódico, el incidente se produjo después de que un preso bajo el régimen especial FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento), por su radicalización violenta, empezase a arengar de forma “extremadamente violenta”, precisan, a los demás internos, intentando que todos se amotinasen.

Gracias a la inmediata actuación de los dos funcionarios se impidió que la cosa pasara a mayores, logrando que el reo desistiera de su actitud y evitando un motín en el interior de un módulo que mezcla internos de diversa índole.

Esta situación de hacinamiento ya ha sido denunciada en varias ocasiones por los trabajadores del centro penitenciario y sus representantes, alertando de la peligrosidad que supone que sólo estén habilitados dos módulos residenciales en los que no se respeta la clasificación de los internos, albergando presos multirreincidentes con otros que pisan la cárcel por primera vez.

De igual manera, tras el incidente, las mismas fuentes confirman que este interno se mantuvo en su celda, ya que sigue sin estar habilitado el módulo de aislamiento para poder contener a estos presos que actúan de forma contraria a la normativa de la prisión.

Los mismos trabajadores de Fuerte Mendizábal, en numerosas concentraciones, han catalogado esta situación como una “mezcla explosiva”, ya que además del hacinamiento de 190 presos en dos módulos (70 en el módulo 7 y 120 en el módulo 8), el número de funcionarios asignados hace que estén vigilados por apenas cuatro empleados, dos por módulo y turno. Esta situación, advierten, puede derivar en un colapso de la prisión que pese a la inversión millonaria efectuada, no cumple con la función reinsertiva y de atención integral a los reclusos que allí habitan.

Actualmente, la prisión de Fuerte Mendizábal cuenta con la misma plantilla que la que tenía en el anterior centro de Los Rosales. Aunque hay un total de seis módulos residenciales, sólo se han habilitado dos, en los cuales conviven los internos sin clasificación que prevalezca. De igual manera, el módulo de aislamiento, el cual se destina para este tipo de incidentes y para separara a los presos de extremada peligrosidad, sigue sin abrirse por falta de personal. En estos casos, a los “aislados” se les lleva al módulo de ingresos, con presos que muchas veces han entrado por primera vez en un centro penitenciario.

Lo mismo ocurre con todos los talleres y módulos de trabajo que tampoco se han podido abrir por no contar con el personal suficiente. Una situación más que denunciada por los trabajadores del centro y que ha derivado en una serie de manifestaciones y protestas sin que aún se haya encontrado una solución.

En la actualidad, la prisión ceutí cuenta con dos internos bajo el régimen FIES, ambos por radicalización violenta, que conviven con el resto de internos sin una clasificación específica para ellos.

Quejas que no han encontrado aún una solución

Si en algo ha caracterizado a las prisiones del país en este 2018 han sido las protestas. Huelgas generales y concentraciones multitudinarias que aún permanecen y tienen previsión de continuar empezado el 2019. Sin embargo, las quejas parece que aún no encuentran una solución palpable. Desde la plataforma organizadora exigen una mejora al actual sistema, el cual acusan que adolece de falta de personal y que además está discriminado del resto de funcionarios del Ministerio del Interior. Piden una regulación salarial y que se preste una mayor atención a las prisiones del país.