La hipocresía se instala en las instituciones. Nos dicen que compres pero que no lo consumas; nos hablan de los problemas de la sociedad de consumo pero nos alientan a consumir; fomentan las bondades de la paz pero vemos guerras por todos lados.
“Hacer lo que yo os diga pero no hagáis lo que yo haga”. Y así vivimos en un mundo contradictorio, entre el dicho y el hecho, el predicar y dar trigo o entre la libertad y el castigo por ser libre.
El tabaco y el alcohol son drogas oficiales, amparadas por los estados y sometidas a las leyes. Es curioso que luego es el mismo Estado el que se empeñe en que dejes de fumar con cientos de campañas de todo tipo.
Ver las fotografías en las cajetillas de tabaco da auténtico yuyu. Hay obligación de incorporar de forma visible en las cajetillas de tabaco: Advertencias sanitarias en forma de fotografías e ilustraciones de los riesgos y efectos nocivos que tiene en la salud.
Bronquitis crónica,enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, hipertensión arterial, enfermedad coronaria (angina o infarto de miocardio), accidentes cerebrovasculares (trombosis, hemorragias o embolias), úlcera gastrointestinal, gastritis crónica, cáncer de laringe, cáncer bucofaríngeo, cáncer renal o de vías urinarias, impotencia sexual en el varón.
También puede dañar a distintas partes del cuerpo: Sangre (leucemia mielógena aguda), cuello uterino, colon y recto, esófago, riñón y pelvis renal, hígado, Pulmones, bronquios y tráquea.
¿Alguien da más? ¿Qué costará a la sanidad pública bregar con estas dolencias crónicas?
Con toda seguridad, el balance será positivo pues los impuestos recaudados sufragarán los tratamientos y, por mucho que nos den la matraca, hacienda se tiraría de los pelos si mañana decidiéramos no dar ni una calada más al cigarrillo de turno.
Hace unos días el Parlamento del Reino Unido ha aprobado la Ley de Tabaco y Vapeo, que prohibirá la venta de cigarrillos o productos con nicotina a todos aquellos nacidos después de 2008. Es una medida sanitaria que persigue la supresión gradual del consumo de las nuevas generaciones.
¿Seguro? ¿Esa es la intención? ¿No habrá un mercado negro en el que se encarezca el producto como pasó con la “ley seca” en EE.UU? ¿No existirá ninguna sanaritana que le compre un cigarrillo a un niño?
En España ya no se podrá fumar ni en la montaña de aquí a unos meses: sitios públicos, espacios cerrados, terrazas, paradas de autobús; dentro de nada tampoco se podrá hacer en medio de la montaña porque perjudica al medio ambiente; millones de personas fumando aunque sea en la cima del Everest.
Yo, que soy fumador pasivo no sé a quien denunciar: personas, estancos, Gobierno, productores, fabricantes... todos me van quitando la vida mientras mis pulmones piden auxilio.
Ya puestos, y para ser coherentes legalicenos la droga, controlemos su producción, analicemos su venta, empaquetado y lugares públicos para expedirla: marihuana, hachís, anfetaminas, cocaína, ácidos heroína, fentanilo, barbitúricos, ansiolíticos y todos los mejunjes que se puedan inventar para evadirnos de cualquier sufrimiento sea del cuerpo o del alma.
¿Qué os parece esta idea caleidoscópica?
Al menos terminamos con las mafias, narcotraficantes, delincuencias de todo tipo y sustancias adulteradas con matarratas.
¿Prohibido prohibir?
Lo mismo la escuela tiene la solución pero eso no es rentable. Educar para la salud es como decirle a un pez que no se le ocurra consumir agua de su pecera
Para terminar, un chiste: Había un hombre que ni fumaba, no bebía, ni decía tacos.
Un buen día exclamo: ¡Coño, se me ha olvidado la pipa en el bar!