Tenía 67 años y era un jubilado, más o menos feliz.
Creí en que con Franco vivíamos en una dictadura, aunque yo no la sentí.
Creí que entrábamos en una Democracia, siendo el pueblo el que decidía.
Creí en un Rey que nos salvó de un golpe de Estado, sin dudar que no había tenido nada que ver en él.
Creí en Felipe González, aunque desmantelase nuestra industria.
Creí con Aznar en las armas de destrucción masiva, aunque jamás aparecieron.
Creí en el 15M y en Podemos, aunque pronto enseñaron su ideología.
Creí en Zapatero y su Alianza de Civilizaciones, aunque ésta nunca se produjo.
Creí en Rajoy, a pesar de su displicente inactividad.
Y Creí en Pedro Sánchez, incluso cuando sabía que me mentía.
Pero, sobre todo, Creí en un Estado (el Español), que velaría por mí en las situaciones de emergencia nacional.
Creí en todo eso, pagando religiosamente mis impuestos y siguiendo las leyes de mi país.
Y ahora....mi cuerpo yace bajo dos metros de barro en una playa de Valencia, no siendo mi sepultura la esperada.
Y ahora, desde el más allá, reconozco simplemente que fui un español INGENUO.