El estado de deterioro en el que se encuentra el Fuerte de Isabel II en Ceuta es innegable. Comenzando con una señalización que casi ni se puede leer, lo que viene a continuación es fácil de predecir y desafortunadamente ni el valor histórico que tiene esta estructura ha sido suficiente como para evitar los daños que ha sufrido con el tiempo.
La torre está rodeada de maleza y la entrada la han echado abajo, por lo que ahora es posible ingresar con facilidad al interior, donde queda en evidencia la falta de actuación.
Quienes acostumbran caminar por el lugar han denunciado la lamentable situación en la que está el fuerte, señalando además el riesgo de ocupación latente, debido a que el acceso está abierto nuevamente.
Suelos levantados, paredes destrozadas y techos que en algunas áreas no aguantan más. Esto es parte del panorama de una estructura de tipología neomediveal que fue construida en el contexto de la Guerra de África para defender la nueva línea de fronteras, a propósito de la ampliación de los límites de Ceuta.
Como parte del diagnóstico de conservación de los Bienes de Interés Cultural de Ceuta, que fue presentado en diciembre del año pasado, se determinó que efectivamente su estado de conservación es malo. Sin embargo, entre las prioridades de actuación están otros con serios problemas estructurales, como por ejemplo el garitón de Santa Catalina, el Castillo de San Amaro y el Fuerte de Aranguren.
No obstante, entre las medidas preventivas que pueden aplicarse está el volver a tapiar la entrada para evitar un mayor deterioro por su mal uso y además de su ocupación, explica el presidente de la asociación Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera, quien destaca también lo peligroso que puede resultar el lugar ante la presencia de un pozo.
“En general es necesario avanzar en lo que el propio diagnóstico incluye, que es un primer punto, hay que hacer un plan general de Bienes de Interés Cultural, estableciendo cuáles son esas prioridades que de alguna manera ya en ese diagnóstico estaban ya adelantadas y dotándolo de lo que es necesario para acometer todas las actuaciones necesarias para recuperar a un estado óptimo nuestro importantísimo patrimonio cultural”, comenta.
Por último, Pérez Rivera recalca la importancia de ir tomando medidas, aunque sean sencillas, en el caso del Fuerte de Isabel II, para evitar males mayores en un monumento de tal importancia.
El Fuerte de Isabel II forma parte de un conjunto, comenzando por el de Benzú que desapareció por la actividad de la cantera. El siguiente de norte a sur, es el Fuerte de Aranguren; seguido, unos metros hacia arriba, en el punto más elevado de Sierra Bollones se encuentra el de Anyera, y continuando con el recorrido por esa misma línea está precisamente el Fuerte de Isabel II, el de Francisco de Asís, el de Piniers y el de Mendizábal, para cerrar todos estos con el Fuerte del Príncipe Alfonso, que sería el único que no responde al mismo esquema.
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