Hoy se conocen los resultados de esa valoración que hizo el Ministerio sobre el elevado número de alumnos con que se topó al inicio de curso. Fueron más de 500 las escolarizaciones lo que provocó que el Ministerio buscara hasta debajo de las piedras aquellos huecos en los que debían ser recolocados los alumnos. Buena parte de ellos, según el informe que hoy publica mi compañero Nacho Gallego, formaban parte de las familias que regresaron a la ciudad por culpa de la crisis, con lo que tuvieron que dejar atrás sus colegios peninsulares y pedir su escolarización, más o menos temprana, en los de Ceuta. Ante esto era imposible que el Ministerio tuviera alguna previsión, ¿cómo saber el volumen de familias que se van a ver obligadas a regresar a su cuna porque se han convertido en protagonistas de un ERE? Las causas fueron ajenas pero las consecuencias las sufrió primero la dirección y después los centros y las familias, al dispararse las ratios consideradas óptimas. Ahora nos topamos con un nuevo curso escolar, en el que hay cuantiosas promesas puestas encima de la mesa, entre ellas las mejoras educativas encabezadas por el jocoso ministro Gabilondo, quien ya lleva un año de retraso en sus promesas por mucho que se riera del titular de este medio.
Difícil será hacer frente a otro ‘susto’ como el de los 500, a otro ‘extra educativo’ que nadie puede prever y que se complementa con el crecimiento demográfico de una ciudad en la que niños no nos faltan. Mejor, eso, al menos, significa vida.
Las administraciones con competencia deben ponerse manos a la obra para asimilar una problemática que, de nuevo, podemos tener encima de la mesa. Pero esta vez con menos capacidad resolutiva ya que los centros avanzan casi ya sin espacio mientras otros soportan obras para sacar aulas de donde sea, aunque eso suponga eliminar antiguas zonas comunes de disfrute para alumnos o profesores.
Echo de menos ministros que vengan a cumplir sus promesas, a presentar medidas creíbles y a aportar soluciones en vez de reirse de titulares más realistas que pelotas. Pero bueno cada cual puede acercarse al balcón mediático que más le guste. Ejemplos en la hemeroteca tenemos los que ustedes quieran.