La frontera de Ceuta se ha convertido indiscutiblemente en el primer problema de la Ciudad, así lo reflejan las numerosas declaraciones, manifestaciones y gestiones de las principales formaciones políticas, sociales y económicas, entre otras cosas por la incidencia directa en la economía y en la rutina de los vecinos que viven o trabajan en las cercanías y que deben soportar los atascos de tráfico.
Sin embargo, creo que son muy pocos los que son conscientes de los daños que está produciendo en las relaciones familiares, amistosas, profesionales a ambos lados, más difíciles de cuantificar pero tan nocivas como las económicas.
Han pasado más de 6 años desde que empezaran a darse los primeros síntomas en la frontera, con bloqueos cada vez más asiduos, tal y como fui viendo (y sufriendo) entre 2010 y 2013, años en los que todos los martes y jueves tenía que desplazarme a Tetuán para dar clases en la universidad, en la Escuela Nacional de Arquitectura. De hecho, el último año tuve que cambiar los horarios porque los atascos para salir a Marruecos a mediodía eran cada vez más impredecibles.
Por ello, cuando en 2012 la Ciudad Autónoma aprobó un Plan Estratégico para el Desarrollo Económico de Ceuta (19 de julio de 2012) que incluía algunas medidas para relanzar la economía, entre ellas facilitar la entrada de turistas marroquíes, critiqué en las redes sociales la falta de visión de nuestras autoridades ante un problema tan complejo, ya que ese plan sólo proponía para la frontera lo siguiente: “Adecentar el tramo de carretera y paseo marítimo comprendido entre la frontera del Tarajal y la Avenida Martínez Catena”.
Críticas que fueron contestadas en Twitter por el Delegado del Gobierno de la época, el difunto Francisco Antonio González, exponiéndome que las medidas de ese Plan Estratégico serían suficientes:
Ante la ineficacia de las medidas, varios años más tarde se decide acometer uno de los tramos del vial Puerto-Frontera, en concreto el que va desde la rotonda del hospital hasta el puesto fronterizo, proyecto que se redacta en junio de 2015.
En declaraciones a la prensa, nuestras autoridades explicaban que con esa obra los atascos de tráfico desaparecerían. En diciembre explicaba las carencias del proyecto, el gasto inútil y la ausencia de soluciones a las retenciones. Se puede leer el texto aquí.
En 2016, ante la aprobación inicial, por segunda vez, de la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana, volvimos a presentar numerosas alegaciones desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Ceuta, incidiendo en la necesidad de afrontar medidas urbanísticas que permitan dar una solución a la frontera.
El 8 de noviembre, a raíz de unas jornadas organizadas por el Instituto de Estudios Ceutíes sobre la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana, Ángela de la Cruz Mera, la subdirectora general de Urbanismo de la Dirección General de Arquitectura y Suelo del Ministerio de Fomento, dejó muy claro que Ceuta necesitaba una Ley del Suelo que entre otras cosas, posibilite la redacción de un Plan Director Territorial de Coordinación (tal y como tienen las Comunidades Autónomas), con esta figura de planeamiento se podría actuar en terrenos que se salen del ámbito competencial de un PGOU, como es el puerto, los límites marítimos-terrestres, la frontera…
Una Ley del Suelo específica para Ceuta que volvía a solicitar en mi participación en otras jornadas organizadas por el Instituto de Estudios Ceutíes, sobre la influencia del PGOU en la economía de Ceuta.
La tramitación de esta ley se podría realizar de dos maneras, redactándola y presentándola en el Congreso de los Diputados, o bien solicitándole al Gobierno de la Nación que la redacte y que la incorpore como una ley de acompañamiento en los Proyectos Generales del Estado.
Ésta segunda sería mucho más rápida, es más, la propia Ángela de la Cruz dijo en su intervención que si la Ciudad lo solicitase, ella se pondría a redactarla inmediatamente porque “no sabéis la cantidad de problemas que nos evitaría frente al resto de ministerios”.
Durante todo este tiempo, las declaraciones y las críticas ante la gestión de la crisis fronteriza se han multiplicado en los medios, en el pleno e incluso en la calle con algunas movilizaciones ciudadanas. Sin embargo, la mayoría de las propuestas siguen siendo insuficientes por los análisis del problema, por los razonamientos en las soluciones y por la falta de consenso.
En diciembre de 2017 escribía (enlace) que el problema de la frontera era muy complejo, con implicaciones de numerosas administraciones nacionales e internacionales, y con numerosos factores relacionados con la seguridad, la economía, la normativa jurídica, la gestión… Defendía que era necesario realizar estudios a ambos lados de la frontera para entender lo que está pasando y las consecuencias de la aplicación de las diversas medidas, pero insistía en que cualquier solución pasará, ineludiblemente, por ampliar el espacio físico, siempre y cuando se quiera dar una solución a medio y largo plazo, esto es a 5, a 20 o a 30 años.
A día de hoy, seguimos sin Plan General, sin Ley del Suelo y sin plantearse siquiera ganarle terrenos al mar. El único “avance” es el anuncio de la reforma del paso fronterizo, con la presentación de un anteproyecto el pasado día 9 de marzo, según el cual dejaremos de sufrir en gran medida los inconvenientes de los atascos.
En rueda de prensa, el delegado del Gobierno explicaba algunas medidas: la reforma del “Puesto Fronterizo del Tarajal”, la ampliación del puente internacional y la apertura de un nuevo paso para vehículos con “mercancías” junto a la ITV. Dejó claro que se había descartado la ampliación de los terrenos en el mar porque según el Ministerio de Medio Ambiente “la ocupación del espacio marítimo terrestre sólo es posible en el caso de ampliaciones de puertos”.
Analicemos la normativa vigente. ¿Qué dice la Ley de Costas de 22 de julio de 1998 y su posterior Modificación de 29 de mayo de 2013?
Las únicas menciones a los terrenos ganados al mar aparecen en los artículos 4 y 9:
artículo 4:
Pertenecen asimismo al dominio público marítimo-terrestre estatal:
2. Los terrenos ganados al mar como consecuencia directa o indirecta de obras, y los desecados en su ribera.
artículo 9
1. No podrán existir terrenos de propiedad distinta de la demanial del Estado en ninguna de las pertenencias del dominio público marítimo-terrestre, ni aun en el supuesto de terrenos ganados al mar o desecados en su ribera, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 49.
Es decir, no prohibe expresamente ganarle terrenos al mar fuera del ámbito portuario.
¿Hay restricciones derivadas de la protección medioambiental? Ceuta cuenta con varias zonas protegidas por la normativa española y europea, áreas declaradas como LIC y ZEPA, pero no están en el ámbito del Tarajal.
Tampoco aparece Ceuta en la Red de Áreas Marítimas Protegidas de España (RAMPE).
En resumen, no parece que modificar el límite marítimo-terrestre sea imposible, será complicado y complejo, pero no imposible.
Quizás el principal problema sería la aquiescencia de Marruecos, siempre y cuando se modifiquen el límite marítimo-terrestre de la zona neutral, esto es del puente internacional, pero en los terrenos adyacentes a la avenida Martínez Catena, ¿necesitamos su permiso? ¿Lo solicitaron ellos cuando ampliaron su frontera realizando una escollera y aumentando la plataforma terrestre?
En cualquier caso, no se puede tratar este tema desde una perspectiva local, ni tan siquiera nacional, pues hablamos de una de las dos fronteras terrestres que tiene la Unión Europea en África, por tanto, debiera ser Bruselas quien negocie con Rabat, lo que haya que negociar…
Volviendo al anteproyecto presentado, y observando las imágenes distribuidas por la Delegación del Gobierno, surgen algunas dudas.
¿Cómo se va a compatibilizar la reforma con el tránsito de coches, especialmente en lo que al garaje subterráneo se refiere? Creo que el caos será mayúsculo, tal y como está ocurriendo con las obras del desdoblamiento de la avenida Martínez Catena.
Sin embargo, si se construyera una explanada en el mar, las obras no interferirían tanto y se podrían ejecutar con más facilidad y rapidez, y lo que es más importante, sin afectar al paso de coches actual. Respecto al garaje, es muy probable que éste esté a la misma cota que el mar y teniendo en cuenta la presencia del arroyo de las Bombas, las humedades van a estar aseguradas.
La reforma tampoco da solución a la necesidad de contar con más espacio para el transporte público y para los coches particulares que vayan a dejar o a recoger a alguien, como tampoco lo hizo la ampliación de la carretera en fase de ejecución actualmente.
La principal mejora será la ampliación del puente internacional, pero mucho me temo que se cerrará parcialmente como ocurre ahora, habilitando la policía sólo un carril para cada sentido, en lugar de los 3 disponibles. ¿Serán suficientes los 6 nuevos carriles más el de la ITV? En ciertas circunstancias y para la situación actual puede que se agilice el paso (siempre y cuando haya personal suficiente), pero para un futuro próximo, esto es, para mañana, no será suficiente.
Parece que nuestras autoridades siguen sin tener en cuenta el flujo de turistas marroquíes que podrían venir a Ceuta si no tuvieran que esperar de 3 a 6 horas para entrar a Ceuta, tampoco de si económica y socialmente no sería mejor impedir suprimir el contrabando (tanto para la población de un lado como del otro), en definitiva, la reforma de la frontera planteada no creo que solucione los problemas.
Desde mi punto de vista y sin tener toda la información requerida anteriormente (estudios socioeconómicos y geoestratégico), las prioridades en cuanto a aspectos urbanísticos serían las siguientes:
Pero para poder tomar decisiones antes las diversas opciones, el primer paso sería cuantificar las necesidades, tendremos que saber si vamos a solicitar una aduana comercial que permita el paso de mercancías y por tanto de camiones o no.
Habrá que conocer el flujo de transeúntes a pie y en coche a medio y largo plazo, pensa alternativas de transporte público para llegar al centro o al puerto... Todo dependerá de los estudios socioeconómicos, y geoestratégicos, del norte de África, estudios necesarios e imprescindibles para poder tomar decisiones consensuadas de manera cabal.
La solución planteada con una inversión de 20 millones de euros, me parece un error y un gasto innecesario viendo las mejoras reales que puede aportar, sobre todo a medio plazo.
Es cierto que se podrían expropiar algunas de las naves contiguas, permitiendo la reforma de las instalaciones fronterizas actuales sin interferir el paso de vehículos e incluso construyendo un paso aún más grande del propuesto. Pero si no se hace así, ¿se imaginan el caos durante las obras si hay que compatibilizar las obras con el tránsito actual?
Aún así, con nuevas instalaciones fronterizas, seguiríamos teniendo el problema de los accesos, los cuales sólo se resolverían ganándoles terrenos al mar.
Ya en 2013 escribía (enlace) sobre la necesidad de ampliar la ciudad por el mar ante el desarrollo urbanístico y económico de Marruecos y los posibles cambios geopolíticos que se producirán en el momento en el que vuelvan a abrir las fronteras terrestres entre Marruecos y Argelia:
Ahora bien, existirían dos maneras de acometer estas obras:
1. desplazando ligeramente el límite marítimo terrestre, ampliando lo justo para que la carretera tenga al menos 6 carriles, dotando de infraestructuras de transporte a la zona y generando una nueva playa. Sería la propuesta que se le podría ocurrir a cualquiera...
2. otra posibilidad sería ampliar el territorio actual pero también construyendo otro separado por una franja de agua que permita la construcción de infraestructuras tan necesarias en las barriadas colindantes (colegios, zonas deportivas, espacios verdes, áreas de aparcamiento, edificios administrativos...).
¿Se trata de una propuesta utópica fuera de nuestro alcance técnico y económico? No lo creo. Tenemos ejemplos de otras ciudades españolas y europeas que han llevado a cabo estos proyectos en el mar de manera inteligente y no sólo funcional.
En Copenhague decidieron actuar en la costa, lo que les permitió pasar de tener una playa, a tener tres, además de un parque dunar e instalaciones de recreo y ocio: realizado por el estudio HASLØ&KJÆRSGAARD.
El arquitecto Fernando Menis (que en su día hizo varias propuestas para nuestra ciudad) ganó un concurso en Puerto de la Cruz, Tenerife, para ganarle terreno al mar con suma inteligencia, separándose y creando tres franjas costeras en lugar de una y creando ciudad, no sólo un puerto con zonas comerciales.
Proyecto que no tiene nada que ver con una propuesta planteada por los políticos posteriormente y que no surgió de ningún concurso de ideas, en el que se desplaza la línea costera y se colmatan los terrenos con superficies comerciales, como si fuera una parcela más del interior. Afortunadamente para Puerto de la Cruz, el proyecto que se va a acometer será el de Menis.
¿Y si viéramos las dificultades y las complejidades de la situación actual (y futura) y sus posibles soluciones como una oportunidad para la ciudad en lugar de un problema?
Lo mejor que podrían hacer nuestros políticos sería en primer convocar un concurso de ideas, siguiendo las recomendaciones del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos (CSA) en lugar de hacer una encomienda de gestión, que permita propuestas sobre la ciudad, entendiéndola como un todo y no como entes diferenciados e incompatibles (puerto, ciudad, frontera, costas…).
La propuesta ganadora sería la base de la Ley del Suelo, del Plan Director Territorial de Coordinación, del PGOU, de la ampliación del puerto, de la futura frontera…
Llevamos sufriendo la crisis fronteriza al menos desde 2010, pero no ha sido hasta los últimos dos años que nuestras autoridades han empezado a buscar soluciones.
El papel de un buen gobernante es adelantarse a los problemas y proponer una planificación a largo plazo que los evite, algo que parece imposible hoy en día en nuestras sociedades (ceutí, española y europeas), pero no por ello debemos dejar de solicitar y exigir desde la sociedad civil, respuestas y actuaciones políticas consensuadas y eficientes que frenen la decadencia de nuestra ciudad. No será fácil, pero sin criterio y con encomiendas de gestión no solucionaremos nada.
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