Las “altísimas instrucciones” dadas esta semana por el
rey de Marruecos a los ministros del Interior y de Asuntos Exteriores del país vecino para que “se resuelva definitivamente la cuestión de los
menores marroquíes no acompañados que se encuentran en situación irregular en algunos países europeos” y se consume el retorno de los “debidamente identificados” ha generado grandes expectativas en las autoridades españolas sobre la posibilidad cierta de que los más de 900 acogidos por el Gobierno de Ceuta en tres naves del Tarajal, Santa Amelia y Piniers puedan ser repatriados con celeridad al Reino alauita. La incógnita reside, si esa voluntad es cierta, en cómo hacerlo. “Una situación humana y jurídica tan extraordinaria como esta requiere de soluciones imaginativas que obviamente sean legales y viables dando la mejor interpretación al interior superior de los menores”, advirtieron ayer fuentes letradas consultadas por ‘El Faro’.
La delegada del Gobierno, que parecía saber mucho más de lo que dijo el lunes a tenor del devenir de los acontecimientos, apuntó en su comparecencia ante los medios a un posible “acuerdo entre las Fiscalías de
Marruecos y España” como vía para agilizar la vuelta de los más que de mil niños y adolescentes que entraron irregularmente en Ceuta entre el 17 y el 19 de mayo y permanecen aquí.
“La legislación establece, sobre el procedimiento de repatriación, que es necesario visar la documentación de filiación, escuchar al menor, a la entidad pública y a la Fiscalía, para después dictar una resolución sin que la opinión del niño sea vinculante”, han explicado conocedores de la materia.
Los menores tienen derecho “a ser oídos y a que se les nombre un defensor judicial”, pero a la vista de sus precarias condiciones de acogida, “provisionalísimas” según la propia Ciudad, cobra fuerza la impresión de que velando por su “interés superior” difícilmente puedan estar peor en sus hogares que hacinados como ahora.
En Ceuta nunca se ha utilizado el cauce de repatriación, sino el de que sean las familias de menores migrantes solos los que acudiesen a la ciudad a recogerlos, algo actualmente inviable debido al cierre del paso del Tarajal desde hace más de 14 meses. Durante los últimos días el Área de Menores ha intentado sin éxito una vía intermedia,
la entrega en frontera a sus padres, que los marroquíes no han facilitado suficientemente.
“Si las familias se niegan a su retorno Marruecos quizá podría designar una entidad pública de protección infantil que se haga responsable, incluso una organización no gubernamental con legitimidad y prestigio internacional suficiente, pero no para realizar una repatriación grupal, sino con expedientes individuales y de tal forma que no implique la entrega sin más de los menores a los agentes de las Fuerzas de Seguridad”, se esboza como una posible alternativa para encauzar la crisis humanitaria desatada.