Minutos después de las 9 de la mañana del domingo, once nadadores del Club Aguas Abiertas de Ceuta se lanzaban al mar en la playa de San Amaro, para brazada a brazada, llegar hasta el punto exacto en los isleros de Santa Catalina en el que hace justamente una semana fallecía ahogado en un naufragio un joven subsahariano que pretendía llegar hasta a Ceuta.
Fue el primer ahogado de una semana trágica en la que las aguas del Estrecho se han tragado al menos tres vidas. El jueves desaparecía un pescador y el sábado otro joven subsahariano, ya sin vida, era localizado por un velero.
A todos ellos, los nadadores de aguas abiertas, les quisieron recordar con una ofrenda de flores, margaritas y claveles, que arrojaron a las aguas del Estrecho a modo de homenaje, en un acto íntimo que presenciaron desde tierra apenas media docena de personas y desde el mar una lancha de apoyo y una zodiac de la Cruz Roja. Un minuto de silencio y un aplauso puso el punto y final casi dos horas después al homenaje de unos deportistas que no han querido permanecer ajeno al hecho de que bajo el mar en el que entrenan hay un inmenso cementerio. “No podemos ni queremos permanecer ajenos a las tragedias que se producen en nuestras aguas, en el Estrecho de Gibraltar y en todo el Mediterráneo, queremos rendir un sentido homenaje a quienes, buscando un futuro, han perdido la vida en ellas”, explicaban en su perfil de redes sociales.
La tragedia de la inmigración les afecta como al que más. El joven que se ahogó el lunes pasado, moría en una zona que estos nadadores de larga distancia conocen muy bien, un lugar de paso de sus travesías y entrenamientos. “Sólo somos deportistas y sólo miramos la vertiente humana que tienen estas muertes y los dramas personales que hay detrás, no hacemos política, pero si reclamamos al mundo entero que este mar no siga siendo una enorme fosa común, que la indiferencia no se apodere de nuestras retinas, que no nos acostumbremos a ver los trozos de las pateras y de las zodiacs, a ver los restos de ropa y de calzado, que no nos acostumbremos a ver los cadáveres asomándose a nuestras playas, que no sean para nadie: números, estadísticas o cifras...”
Este emotivo homenaje ha sido el primero que desde el club se rinde a quienes han perdido la vida en el mar. “Lloramos a los muertos que el mar arrastra hacia nuestras costas como precio de un naufragio colectivo, en el que estamos todos, pero también gritamos a los vivos para que no les domine la indiferencia”.
La mayor parte de los nadadores, una vez concluida la ofrenda floral, continuó trayecto hasta la playa de Fuente Caballo, en la bahía sur, donde los integrantes del club suelen concluir sus travesías. La de ayer fue tranquila acompañada por una mal en calma. Solo la aparición de las medusas, cuando los nadadores bordearon el límite entre las bahía norte y sur, causó algunos problemas.
El grupo invirtió entre 45 minutos y una hora en nadar los aproximadamente dos mil metros que separan la playa de San Amaro, desde la que partieron, hasta los isleros de Santa Catalina, donde se realizó una ofrenda con la que los deportistas han querido ponerse en la piel de los que más sufren.