Las investigaciones de la Benemérita apuntan a que hubo connivencia entre los pasadores y los responsables de la embarcación
Fueron detenidos en septiembre de 2015
La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta sentó ayer en el banquillo a cuatro personas a las que el Ministerio Fiscal les pide 6 años de prisión a cada uno. Se les acusa de un delito contra los derechos de los extranjeros al entenderse la presunta connivencia delictiva de todos ellos en la introducción de seis guineanos el 14 de septiembre de 2015. Dos de los acusados, de origen argelino, habrían sido los presuntos patrones; la otra pareja les habría dado la cobertura para el pase al facilitarles la embarcación. Eso es lo que piensa la Guardia Civil, cuya investigación ha dado forma a la acusación que llevó ayer a juicio el Ministerio Público. De momento ya se apunta la sentencia absolutoria para uno de los cuatro acusados que, tras permanecer 14 meses en prisión, ayer mismo fue puesto en libertad por orden de la Sala, justo antes de dejar el caso visto para sentencia.
El juicio de ayer aporta una nota diferencial respecto de otros asuntos de la misma índole, ya que en sus investigaciones el Instituto Armado consideró que existía una especie de asociación o complicidad entre quienes dirigían la embarcación de fibra, quien la había comprado y una cuarta persona que tan solo aparece como titular, siendo denominado por la propia Benemérita como un “hombre de paja”.
Los dos argelinos que fueron interceptados junto a los seis guineanos negaron ser los pilotos y se ‘dibujaron’ como otras víctimas más del negocio que rodea la inmigración, explotada por aquellos individuos que reactivan el tráfico de personas en pleno siglo XXI. En sus declaraciones incurrieron en alguna contradicción a la hora de señalar a quién habían pagado el dinero para embarcar con los seis subsaharianos o cuál había sido la cantidad, pero ambos confirmaron que habían partido de Castillejos y que formaron parte de una expedición en la que el piloto era un marroquí que se arrojó al agua al ver a la Guardia Civil. Ambos negaron conocer a los dueños de la embarcación o haber tratado con ellos su compra para darle un posterior uso delictivo.
De igual manera la pareja negó haber efectuado prácticas evasivas al ver a la Benemérita, contradiciendo lo que pudieron ver los agentes del Servicio Marítimo que estaban de guardia aquella tarde en la bahía sur.
Uno de los dos acusados ya había estado en España con anterioridad, habiendo residido en Valencia “de donde me deportaron. He venido por Ceuta a pedir protección, porque este es un país de solidaridad”, expuso ante la Sala, mostrando su documentación de solicitante de asilo con una identidad que nada tiene que ver con la que aparecía en las diligencias de la Guardia Civil y en la posterior instrucción. La Sala optó por dejarlo en libertad, apuntando ya su nula implicación en estos hechos como pasador.
La pareja acusada de tejer esa particular cobertura al pase se negó a declarar. Son cuñados: el papel de uno se ciñe únicamente a ser el titular de la embarcación; el otro, a ser el que puso el dinero para comprarla y quien nunca denunció la desaparición de una barca que se dijo había sido comprada para pescar. La Sala permitió a la representante del Ministerio Fiscal que hiciera públicas las preguntas dirigidas a los acusados aunque éstos no las respondieran. Quería saber si ambos actuaron en connivencia con los pasadores, para qué querían la embarcación o por qué nunca presentaron denuncia e incluso colocaron otra embarcación distinta en el hueco que ésta ocupaba en el pantalán.
Las tesis investigadoras de la Benemérita son claras, sostienen que sí hubo una relación clara entre los acusados, con roles bien diferenciados. Uno de los agentes que declaró como testigo aclaró que uno de los argelinos llevaba el control de la embarcación, insistiendo en que “era el más joven, no hay dudas”. Hubo peligro para la vida de los inmigrantes puesto que no llevaban chalecos, amén de que la travesía presentaba problemas porque la barca “iba semihundida”. “En un momento los subsaharianos levantaron las manos, no se paraban”, aclaró. Esta identificación única y exclusivamente dirigida hacia uno de los argelinos pudo influir en la determinación de la Sala de poner en libertad al segundo de los acusados.
Del “hombre de paja” a la connivencia para efectuar el pase
El agente responsable del equipo de diligencias explicó ayer las investigaciones que se desarrollaron en torno a esta intervención, aclarando por ejemplo que sobre el titular de la embarcación se sospechó que pudiera estar en connivencia con la organización dedicada a facilitar el pase de los inmigrantes. Expuso una hilera de detalles que daban peso a estas investigaciones, como el hecho de que no se denunciara el robo de la barca o que el titular de la misma no dispusiera de ella ni hubiera pagado o supiera dónde estaba. Más bien le habrían utilizado como “hombre de paja”. Esta intervención se produjo en una época en la que se sucedieron los robos de embarcaciones para luego ser usadas en el pase de inmigrantes.
La Fiscalía, que mantuvo la petición de 6 años de cárcel, considera enervada la presunción de inocencia así como la existencia de una connivencia. El dolo es claro a juicio del Ministerio Público en el caso de los supuestos patrones y, en relación a la otra pareja, considera que “hay indicios poderosos que se refuerzan entre sí” para condenarles. Las Defensas piden la absolución y ven desproporcionada la petición de la misma cárcel para todos.