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Fiscalía ha calificado este año dos denuncias por acoso escolar

La Fiscalía de Ceuta ha remitido, a petición del Defensor del Pueblo, las denuncias que se han presentado por delito contra la integridad moral desde 2012 hasta la actualidad.

Entre ellas se incluyen las que están directamente relacionadas con situaciones de acoso escolar que padecen los niños en las aulas. Situaciones que en muchos casos se mantienen en silencio y que pueden no ser detectadas por el profesorado o por los propios padres si el menor no rompe con ese silencio y supera sus miedos.
Cada vez se producen más  casos de este tipo en los colegios. Y no solo en los institutos sino también en Primaria, con niños y niñas que pueden convertirse en el objetivo de otros de su mismo entorno que se ceban con las críticas, las presiones o las burlas.
Consultadas las estadísticas proporcionadas por el sistema informático Minerva, la Fiscalía ha recogido 33 denuncias por delito contra la integridad moral entre los años 2012 hasta el día de la fecha, aunque, tal y como matizan a El Faro fuentes judiciales, “no es posible diferenciar si el delito se corresponde con situación de acoso escolar o de otra índole”.
En el año 2012 se registraron 10 denuncias, en 2013, 4; ya en 2014 se interpusieron 12 y en lo que llevamos de año son 7 las que se han registrado de manera oficial, con denuncia presentada directamente en la Jefatura de Policía o en los propios juzgados. En este grueso puede haber denuncias que no tengan vinculación directa con el acoso registrado en las aulas como, también, puede haber situaciones de este tipo que no se denuncian. En muchos casos por miedo del propio menor, ya que el acosador ejerce una importante influencia sobre la víctima y sobre el resto de niños que son manipulados para que coparticipen en ese acoso.
Durante este periodo, la Fiscalía también ha realizado varias calificaciones relacionadas con este ámbito. Así, en 2012 hubo una por falta de lesiones; en 2013 otra por acoso escolar; en 2014, una por acoso escolar, dos por falta de lesiones y una por falta de amenazas; y en este año ya se han realizado dos por acoso en centro escolar.
Esta es la clave, poner en conocimiento de la autoridad policial, educativa o judicial estas situaciones así como ganarse la confianza del niño para que cuente en su entorno familiar lo que está sufriendo. Es la única manera de que puede empezar a ponerse freno a unas prácticas generalizadas en todo el país, cuyas estadísticas han aumentado y que ha llevado a instituciones como la del Defensor del Pueblo a preocuparse seriamente.
Detrás de los casos que han llegado a la Fiscalía hay auténticos dramas familiares. Está el caso de un menor que terminó autolesionándose harto ya de que los compañeros de instituto le insultaran o se metieran con él aprovechando la hora del recreo o acosándolo en los pasillos. De los insultos se pasa a las amenazas que terminan siendo diarias, a los menosprecios y a las agresiones tanto dentro de las aulas como fuera. Que la víctima rompa con esta situación es clave. Pero también que los padres se preocupen por los primeros signos que apuntan a que algo está pasando, como el hecho de que no quiera ir a clase o baje en sus notas, además de que adopte un comportamiento radicalmente distinto al que tenía.
El bullying o acoso escolar ha motivado además la realización de varias tesis doctorales en Ceuta, que ponen el acento en las situaciones de auténtico maltrato y los problemas de convivencia escolar que se registran como consecuencia de esto. El pasado agosto Caballas llevó a Pleno, sin éxito, una propuesta para implementar un programa específico para la erradicación del acoso escolar que incluyera la formación previa y las dotaciones precisas para su desarrollo.
La propuesta partía del hecho de que “el acoso escolar ha pasado de ser un problema aislado a captar la atención de toda la sociedad” y de que “cada vez se producen con más frecuencia casos extremos que ocasionan un gran impacto en la opinión pública por su desenlace violento. La indiscutible dimensión social de este fenómeno lo convierte en un problema político ante el que no podemos permanecer indiferentes”.
¿Resultado? No hubo acuerdo.

Ni “son cosas de niños” ni “te pasa por lo rara que eres”

“El abordaje debe ser conjunto e implicar a padres, profesores y demás miembros de la citada comunidad”, destaca el Ministerio en sus instrucciones a los colegios e institutos, a los que se conmina a evitar “quitar importancia a los hechos, descalificándolos con expresiones como 'son cosas de niños” y tampoco “culpabilizar a la víctima insinuando que se lo merece de algún modo por su falta de habilidades sociales o por lo ‘rara’ que es”.
Con los acosadores se recomienda “no comenzar sancionando, salvo que se estime necesario”, “mantener conversaciones sinceras sin inculparlos directamente desde el principio y preservando la identidad de los informadores y de las personas que sufren el acoso”, “abrir la puerta al arrepentimiento espontáneo, la petición de disculpas y la reparación del daño”.

Unidos contra el ‘bullying’

A.Q. ceuta
La lucha en el ámbito educativo contra el acoso escolar entendido como “el maltrato psicológico, verbal o físico hacia un alumno o alumna producido por uno o más compañeros de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado” se asienta en Ceuta en dos pilares: el Convenio entre la Ciudad Autónoma y el Ministerio, por un lado, y el Plan Director de la Delegación del Gobierno, que exige que cada centro disponga de un protocolo para enfrentar situaciones de esta naturaleza.
El primero incluye entre sus programas un Plan de prevención de situaciones de riesgo en la infancia y adolescencia desde el sistema educativo con técnicos superiores en integración social, educadores, maestros, trabajadores sociales, psicólogos y pedagogos, encargados de facilitar la mediación entre los centros y las familias, según han explicado fuentes de la Dirección Provincial del Ministerio de Educación.
El segundo tiene entre sus objetivos prioritarios “mejorar el conocimiento de los menores y jóvenes sobre los recursos policiales para la prevención de la delincuencia y protección de las víctimas, y sobre las cuestiones de seguridad ciudadana que inciden en materias como acoso escolar, bandas juveniles, acceso a drogas y alcohol, vandalismo, violencia sobre la mujer, xenofobia o racismo”, así como la extensión de estos riesgos y otros específicos asociados al uso de Internet y las nuevas tecnologías, “impulsando la celebración de actividades, charlas y conferencias en los centros escolares dirigidas a los alumnos e impartidas por expertos policiales”.
A tal efecto se realizan conferencias y actividades en los centros escolares dirigidas a los alumnos en las que se incide en “las consecuencias del acoso escolar en quienes lo padecen, así como de la responsabilidad de todos de denunciarlo y combatirlo”.  
También se hace hincapié en la prevención de los riesgos de seguridad asociados a las nuevas tecnologías y al uso de redes sociales, especialmente los relacionados con su utilización para la realización de conductas de acoso escolar, acoso sexual, también llamado ‘child grooming’, o la difusión de contenidos de naturaleza sexual por medio de teléfonos móviles, conocida como ‘sexfing’.
Igualmente se facilitan a los estudiantes herramientas para la prevención de conflictos y para evitar el riesgo de convertirse en víctimas de determinados delitos: abusos o agresiones sexuales, acoso escolar, acceso a determinados contenidos de Internet, etcétera.
La Administración subraya que es importante “no confundir” el fenómeno del bullying’ con “agresiones esporádicas entre el alumnado y otras manifestaciones violentas que no suponen inferioridad de uno de los participantes en el suceso”. Los protocolos para casos de acoso establecen que cualquier miembro de la comunidad educativa que tenga conocimiento o sospecha de una situación así tiene la obligación de comunicarlo para que la información llegue a la Dirección del centro.
A partir de ahí el equipo directivo debe reunirse con el tutor y el orientador de los afectados para recopilar información, analizarla y valorar la intervención que proceda. En todos los casos en que se estime que pueda existir una situación de acoso escolar se informará del inicio del protocolo de actuación hay que informar a la Inspección, ponerse en contacto con las familias involucradas y contrastar fuentes.

archivo El Ministerio dispone de planes y programas para actuar ante situaciones en los centros.

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