A estas alturas, a lo mejor, nadie se acuerda de dos políticas, las dos mujeres que durante varios años fueron las féminas con más poder en Ceuta, donde se incluía al presidente Juan Vivas y todos formaban la Santísima Trinidad. No importaba que dos de ellos pertenecieran al Partido Popular y la otra a las filas del Partido Socialista Obrero Español.
Esas dos políticas tienen nombres y apellidos. La primera de ellas es Ory Mateos, la delegada del Gobierno que llegó al despacho de la Plaza de los Reyes en el mes de junio de 2018, escasas semanas después de que Pedro Sánchez ganara la moción de censura y sacara al Partido Popular del poder.
Y la otra política es Mabel Deu, la única que permaneció al lado de Juan Vivas desde que éste ganó el voto de censura a Antonio Sampietro en el mes de febrero de 2001. En casi dieciocho años nunca se separó del eterno presidente. Siempre estuvo en sus gobiernos. Comenzó en los dos primeros años como viceconsejera de Educación y cuando el PP inició su etapa más gloriosa, con barridas continuas en las elecciones, se situó ya como consejera de Educación y una de las personas de mayor confianza de Juan Vivas. Pero fueron pasando los años y dejó Educación, situándose en Presidencia y entonces se convirtió en la mano derecha. La mujer con mayor poder en el Gobierno autonómico.
Pero ahora nos encontramos en el mes de febrero de 2024 y ya nadie prácticamente se acuerda de Ory Mateos y de Mabel Deu. La primera, la delegada del Gobierno, dejó hace año y medio el cargo de la Plaza de los Reyes. Lo justificaron como una decisión personal, pero la realidad fue que Juan Gutiérrez, el hombre fuerte del PSOE, quería a alguien suyo como máximo representante del Gobierno en nuestra Ciudad. Llegó Rafael García y Ory volvió a su casa como jubilada que ya era cuando le ofrecieron el puesto de delegada. Además tenía que luchar contra una enfermedad que la sorprendió en los meses anteriores a su marcha. Y en el caso de Mabel Deu sucede que la expulsión de menores a Marruecos, tras la invasión que se produjo en la primavera de 2021 de más de diez mil ciudadanos marroquíes, entre ellos más de dos mil menores de edad, la llevaron a un procesamiento. Al estar procesada ya no podía figurar en las listas de Vivas para las elecciones celebradas en junio del año pasado.
Ory Mateos y Mabel Deu han sido procesadas por el mismo motivo: la salida de algo más de cincuenta menores en agosto de 2021 con dirección a Marruecos. Simplemente un añadido: el proceso estaba cantado porque había antecedentes de inhabilitación para anteriores delegados del gobierno y consejeros de Gobernación.
Pero lo que me ha indignado es que el actual ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, haya hecho unas declaraciones donde diga que no le importa asumir esas corresponsabilidades, pero que no tenía ninguna noticia sobre esas expulsiones. Eso no se lo cree ni él.
¿Alguien puede entender que Ory Mateos iba a tomar una decisión de ese calibre sin contar con el visto bueno del Ministerio del Interior? ¿Una delegada del Gobierno va a interferir en la legislación sin que su Gobierno no le dé las bendiciones? En otro lado, Mabel Deu, a quien le correspondían las competencias, no iba a preparar todas las documentaciones para la expulsión, sin trabajar mano a mano con la Delegación.
En las manifestaciones que ambas realizaron ante el instructor de la causa señalaron que tuvieron negociaciones con el secretario de Estado del Ministerio del Interior y que éste le avaló. Desde luego, ese secretario de Estado sigue en su puesto, vivito y coleando, y las dos políticas no solamente en sus casas, sino con unas posibles penas que no les llevarían a prisión, pero sus dignidades estarían tocadas porque la inhabilitación hace daño en su paso por la política.
Tomaron una decisión, equivocada o no, pero sin solidaridad por quien tenía que asumirla. ¿Quién se va a pensar que una delegada y una consejera de Presidencia toman una decisión de estas características sin apoyo superior? En el caso de Mabel Deu contó con la solidaridad de Juan Vivas, pero no se ha ido de la política cuando lo ha deseado, sino cuando la han obligado y además con una carga encima. Y Ory Mateos, con un curriculum intachable, la dejaron caer sus propios compañeros. No tuvo tampoco una salida digna de la Delegación del Gobierno.
Pero lo que estimo que les debe doler más es cuando lean unas declaraciones como las de Fernando Grande Marlaska donde se lava las manos y la culpa es de los demás. Se han comido un marrón por entender que beneficiaban a su ciudad y a los ceutíes. Y al final se han quedado solas sin que en la práctica nadie se acuerde de ellas desde el punto de vista político.
Pero bueno sería estudiar nuevamente la legislación sobre menores donde al final las competencias son de las autonomías. Ahí estamos viendo lo que está sucediendo, en estos momentos, en Canarias y en menor medida por el número en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Pero continuaremos dando golpes de pecho sin ser capaces de reconocer la realidad. Una realidad, como sucede en Marruecos, que no acepta la devolución de sus menores que entran de manera ilegal.
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