Cada vez son más sectores los que se alzan en defensa de sus intereses en esta pandemia, ya sea solicitando la vacunación masiva, la disminución de la limitación horaria del toque de queda, la llegada de más subvenciones y ayudas, la facilidad en el pago de impuestos… Sin embargo, hay un sector que sin dudas es de los más afectados desde que se inició esta pesadilla y que hasta ahora únicamente se ha sentado a esperar lo que venga, sin reivindicar su importancia en la sociedad y lo necesaria que es su vuelta a la normalidad. Este sector no es otro que la educación.
Llevamos pocos días del tercer trimestre y este ha comenzado con peores cifras que nunca para nuestra Ciudad y con un ritmo de vacunación que dista mucho del que se tenía previsto. Con este presente y con una evolución incierta, se incrementa el temor de muchas familias de una prolongación del desdoblamiento de turnos para el curso siguiente o cualquier otra medida estrella que sea igual de gravosa. Hasta ahora no existe ni un solo pronunciamiento por ninguna autoridad competente que descarte esta situación para el curso que viene y nos proporcione seguridad a las familias.
Esta crisis sanitaria deja muchos perjudicados: hosteleros, taxistas, ocio nocturno… realmente todos somos afectados por esta crisis de una forma u otra, pero sin dudas, los grandes olvidados son los alumnos de esta Ciudad. Ninguna medida se ha tomado pensando en ellos, ni siquiera el maravilloso desdoblamiento cuya justificación solo obedece a componentes económicos. No hubo voluntad de invertir lo necesario en la educación de nuestros niños y jóvenes; ellos no tienen conciencia de lo que se les ha hecho ni tienen los medios para defenderse y los padres no estuvimos a la altura para protegerlos.
El tiempo les ha quitado la razón, han puesto las grandes medidas preventivas en el sector equivocado, Ceuta y Melilla son las únicas ciudades con este sistema y son las que peores datos epidemiológicos presentan.
Sra. Yolanda Rodríguez, Sra. Salvadora Mateos, Sr. Alberto Gaitán, Sr. Carlos Rontomé, estamos en abril, hablen claro. Hay margen para trabajar para el siguiente curso por lo que le rogamos (aunque también podríamos exigirles porque es su obligación) que se pongan a ello, que busquen la fórmula necesaria para que nuestros hijos el curso que viene tengan su jornada lectiva normal con todas las medidas de seguridad necesaria y con independencia del escenario sanitario en el que nos encontremos.
Si no están dispuestos a ello, si la educación de nuestros hijos no está entre vuestras prioridades, hágannoslo saber. El curso que viene no estamos dispuestos a bajar los brazos sin presionar hasta donde haga falta. Únicamente avísennos con tiempo, porque ya se fragua un movimiento capaz de presionar y luchar por lo que no supieron o no quisieron hacer por nuestros hijos en caso de que sigan sin saber o querer hacerlo.
Como padres vamos a enmendar nuestro error, ¿y vosotros?