Un filósofo pasó sin dejar huella por la Puerta Califal de Ceuta

El filósofo Ibn Tufayl también fue médico, matemático y poeta, y nació en Granada, en la localidad de Guadix, en el 1110 d. C. aunque en las últimas investigaciones Don Jorge Lirola, en su obra Biblioteca de al-Andalus, también nos dice que pudo haber nacido en Almería, en Tíjola o Purchena, en cualquier caso, es natural del sureste del al-Andalus, actual Andalucía. Probablemente estudió derecho islámico y medicina, y después de haber estado trabajando como secretario de los gobernadores almohades por diferentes ciudades de al-Andalus, como Granada o Sevilla, a los 44 años, en el 1154, se trasladó a trabajar como secretario para el gobernador almohade de Ceuta y Tánger. En Ceuta, Ibn Tufayl pasaría muchas veces por esta maravillosa puerta califal, sin embargo no es muy conocido en la ciudad. Después se trasladó por trabajo a otras ciudades musulmanas, como médico del sultán almohade Abu Yaqub Yusuf , gran mecenas del saber, y en 1185 murió en Marrakech.

El filósofo islámico occidental de al-Andalus, participó en la divulgación del tema de la relación entre la Razón y la Fe, usando la ficción literatura, y apostando por la razón. Desde los primeros tiempos del Islam, la teología especulativa islámica, llamada Kalam, debatía sobre si la razón de los hombres, estaba a la misma altura que la fe de la verdad revelada en el Corán. En principio, los filósofos islámicos orientales como Avicena o Al-Farabi, favorecieron el uso de la razón, principalmente de la filosofía de Aristóteles. Sin embargo, otro filósofo oriental islámico Al Ghazali, refutó la filosofía de Avicena en su obra La destrucción de los filósofos, que destruyó completamente el uso de la filosofía y de la razón para las cuestiones religiosas. A pesar de esto, en la otra punta del extenso Islam, en al-Andalus, Ibn Tufayl volvió a defender la razón, y divulgó este tema a través de su novela escrita en árabe, Carta de Hayy ibn Yaqzan sobre los secretos de la sabiduría oriental , conocida en occidente con el nombre de El filósofo autodidacto.

Al principio de esta novela filosófica, Ibn Tufayl nos narra el origen del protagonista Hayy Ibn Yaqzan en una isla deshabitada de la India, a través de dos hipótesis: o bien el protagonista fue abandonado al nacer por su madre desde otra isla cercana habitada, o bien nació de pronto del barro en esa misma isla de la India desierta de humanos. Después, ambas hipótesis coinciden en que el bebé fue adoptado por una maternal gacela que había perdido recientemente a su cría, y que cuando oyó los llantos del bebé, se apiadó de él y lo amamantó. Luego la gacela le iba ofreciendo los mejores frutos del bosque para que se hiciera grande.

Sobre la primera hipótesis del origen de Hayy Yaqzan, se nos cuenta la historia de un rey muy violento que habitaba en la isla vecina más grande. El rey orgulloso tenía una hermana a quién le impedía contraer matrimonio, aunque la joven se casó en secreto con su vecino Yaqzan, y tuvieron un hijo. Pero por el temor a ser descubierto su deshonor, echó al niño en una caja en el mar, con la protección de Alá para salvarle la vida. Y así fue, porque la marea lo llevó sano y salvo hasta la isla vecina, donde lo adoptó la preciosa gacela.

“He observado que aunque este gran filósofo andalusí Ibn Tufayl una vez pasó por la puerta califal de Ceuta, su influencia no ha dejado mucha huella, pues siguen habiendo muchos partidarios del filósofo iraní Al-Ghazali y de su obra La destrucción de los filósofos para la reflexión de la religión”

En relación a la segunda hipótesis de la novela que considera que Hayy nació del barro, sin padre ni madre, cabe señalar que ya desde el biólogo Aristóteles se creía en la generación espontánea de pequeños insectos, pero quizás la imaginación del filósofo le llevó a pensar que también podían surgir los niños de manera espontánea del barro, en aquella isla de la India. De hecho antes del descubrimiento de América, se pensaba que las anguilas en el Mediterráneo surgían también de pronto por generación espontánea del lodo, porque no se encontraban sus huevos en el Mediterráneo, hasta que se descubrió que atravesaban todo el Atlántico para depositar sus huevos en el Caribe americano, y después las crías volvían otra vez al Mediterráneo.

Una escena verdaderamente triste de la novela es cuando se narra la muerte de la gacela. El niño de ocho años, tuvo un dolor tan fuerte que pensaba que él también se iba a morir. Pero lo superó dedicándose a la filosofía. El escritor Ibn Tufayl además de filósofo y novelista, también fue un médico interesado por la cirugía, como se puede apreciar en este capítulo en el que se describe como Hayy hace una disección de la gacela fallecida, como un excelente cirujano, para encontrar la causa de su muerte y también su alma sensitiva. Finalmente, cuando Hayy se hace mayor, tiene una visión intuitiva de Alá y llega a unirse con Dios a través de una experiencia mística. Con este amor divino, Hayy logra superar definitivamente la pérdida de su madre adoptiva, la gacela.

Al final de la novela, aparecen nuevos personajes: Absal y Salamán. Hayy va a la civilización, junto con su amigo Absal que le había enseñado a hablar. Pero después del fracaso de intentar dar a conocer al pueblo de Salamán, la mística que había encontrado el protagonista Hayy, por su sola razón, ambos amigos deciden llevar una vida de ermitaños y solitarios, y vuelven a la isla de la India sin humanos, donde se había criado Hayy. Finalmente consideraron que era mejor que el pueblo siguiera solo con la fe de sus tradiciones religiosas sin el auxilio de la razón filosófica y la mística.

La moraleja de este cuento es la siguiente: la razón del hombre nos puede llevar también a conocer a Dios, pues Hayy solo en su isla, llegó a través de su única razón, a alcanzar las mismas verdades sobre Alá, que aquellas personas que vivían en la civilización, que usaban la fe de la revelación del Corán. De esta manera narrativa Ibn Tufayl ilustró este difícil tema de la relación entre Fe y Razón, y apostó por el uso de la razón en la religión. Se oponía así a la filosofía islámica oriental de Al Ghazali, que pretendía usar solo la fe para el estudio de la religión y destruir la misma razón filosófica teológica.

En cuanto a la influencia de su obra, sobre la parte literatura de esta novela filosófica de Ibn Tufayl, sí que ha tenido un seguimiento posterior en autores como Baltasar Gracián, en su obra el Criticón, o en Daniel Defoe en su obra Robinson Crusoe, y en las películas como las de Mowgli el libro de la selva o Tarzán. Además su novela escrita en árabe, es la segunda más traducida a otros idiomas, después de la otra gran obra árabe Las mil y una noches.

Sin embargo, sobre la parte filosófica, su discípulo cordobés Averroes, fue más famoso que su maestro y con su obra La destrucción de la destrucción, refutó a la anterior obra de Al-Ghazali. Además desde al-Andalus, al sur de Europa, extendió al resto de la Europa cristiana, su escuela conocida como el averroísmo latino.

Por lo que respecta a la influencia en la misma ciudad de Ceuta, hoy en día, he observado que aunque este gran filósofo andalusí Ibn Tufayl una vez pasó por la puerta califal de Ceuta, su influencia no ha dejado mucha huella, pues siguen habiendo muchos partidarios del filósofo iraní Al-Ghazali y de su obra La destrucción de los filósofos para la reflexión de la religión.

Manuel Valero Domènech

Doctor en Filosofía

Interés por la filosofía islámica