Pepi Élez no ha dejado de sembrar “hermanos” toda su vida laboral como auxiliar de clínica, primero en el antiguo hospital de la Cruz Roja de Ceuta y los últimos 20 años en el Centro de Salud de Recinto Sur. Casi cuarenta compañeros y amigos han dejado este martes por un día sus batas de faena y, con sus mejores galas y sonrisas, se han reunido en el hotel Puerta de África para celebrar con ella en una fiesta sorpresa por todo lo alto su reciente jubilación.
“Es una buena compañera y mejor amiga... Para mí es com una hermana”, la describe Malika Benaisa, que ha llevado las riendas de la organización de la celebración después de que Élez cerrase su vida laboral a los 65 años el viernes de la semana pasada, cuando hizo su última jornada apoyando al personal de enfermería, esterilizando material, reponiendo...
“Es muy voluntariosa y siempre está ayudando”, se refiere a su personalidad Auixa Ahmed, que la tuvo como compañera en el clínico del final del paseo de La Marina.Allí compartió espacio de trabajo también con Antonio Muñoz, a quien se le saltan las lágrimas al hacer balance de 30 años de amistad “como hermanos”. “Los avatares de la vida nos han unido mucho y ella siempre me ha ayudado en todo lo que ha podido, como con todos”, dice de una mujer casada y con dos hijos que ahora proyecta un verano de merecido descanso a ambos lados del Estrecho de Gibraltar.
Para Ahmed “se trata de una profesional muy resolutiva y motivadora, pero siempre con los pies en el suelo”. Ese perfil es compatible con su canción preferida, ‘No dejes de soñar’, de Manuel Carrasco, que repite estrofas que también la retratan “a la perfección”: “Y cuéntame, puedes contar / Conmigo a cada paso / ¡Escúchame, te escucharé!”.
“Todas las palabras buenas son pocas para ella, una persona leal, generosa...”, la alaba Benaisa. A su lado, Ahmed, cree que la mejor descripción sería “grandeza en todos los sentidos”. En nombre de todo el grupo, Muñoz manifiesta que “hemos tenido mucha suerte por tenerla cerca porque siempre ha sido una ayuda y un apoyo incondicional”.
“Por suerte en esta nueva etapa podremos disfrutar más, ya jubilada, de su compañía, de su cariño, de sus risas y de todas esas maravillosas aptitudes que lleva por montera, así que nos alegramos por ella y también por nosotros”, resume Antonio Muñoz, al que Élez creía en Andalucía y con quien se ha fundido en un eterno abrazo como con el resto de asistentes antes de iniciar el convite.