Emocionante y ameno resultó, una vez más, el concierto de la Unidad de Música de la COMGECEU que tuvo lugar el pasado miércoles día 9 en el auditorio del Revellín con motivo del Día de la Fiesta Nacional. Un homenaje sencillo y sentido a la bandera y al himno nacional españoles, himno que despidió en su versión más breve y sobria el brillante acto musical.
Con un programa de mano relatado en primera persona por el director de la Unidad, pudimos disfrutar de un variopinto elenco de piezas de distintas épocas y estilos. Desde marchas militares del siglo XIX como la conocida Los voluntarios de G. Giménez, que habitan nuestra memoria y cultura musical, hasta una pieza contemporánea con aires costumbristas andaluces, compuesta por F. Ferrán. El preludio de la zarzuela El tambor de granaderos de R. Chapí, la fantasía de C. Oudrid El sitio de Zaragoza o el tan popular pasodoble Suspiros de España de A. Álvarez inundaron la sala cuya sonoridad amplificó el buen saber hacer de la Unidad. Además, se homenajeó con un popurrí de sus éxitos a dos grandes autores e intérpretes de música ligera levantinos como Nino Bravo y el recientemente desaparecido Camilo Blanes Cortés, conocido universalmente como Camilo Sesto.
Como melómano y amante de la música de bandas debo resaltar la gran profesionalidad y virtuosismo de los miembros de esta Unidad de Música, quienes ofrecen habitualmente una ejecución quirúrgicamente precisa, musicalmente hablando, sin menoscabo a su capacidad de transmitir emociones y sensaciones que ganan con creces a un público que ya sabe de su valía y que asiste fiel a sus siempre esperadas interpretaciones. Brillantes el flautista, el trompetista y la sección de percusión, cuyos miembros incluso tocaron palmas para la pieza del siglo XXI mencionada. Como de costumbre, el pasodoble Las Corsarias de F. Alonso concluyó la velada arropado por el público que disfrutó, se emocionó y salió satisfecho a la noche ceutí.