La Federación de Sindicatos de Empleados Públicos -FESEP- se ha solidarizado con los guardias civiles que prestan servicio en la Compañía Fiscal del puerto, después de que no se les haya renovado las casetas en las que prestan control, mientras que sí se han instaurado unas nuevas para uso de la vigilancia privada. La Autoridad Portuaria sí ha renovado las usadas por los agentes de la Policía, pero no ha hecho lo mismo con las de uso de la Benemérita, algo que ya fue puesto en evidencia por la asociación JUCIL a la que la FESEP respalda en sus denuncias.
Desde la FESEP se valora la labor que prestan los agentes, con los que han tenido que compartir muchos servicios en la zona portuaria, sobre todo los relacionados con la inmigración debido a la presión que vuelve a registrarse en la zona y, sobre todo, en la parte restringida. FESEP va de la mano de JUCIL en esa petición de mejora en el puesto de control que tiene la Benemérita en Poniente y cuya apariencia, tanto externa como interna, causa bochorno si se compara con las mejoras aplicadas tanto para policías portuarios como para la vigilancia privada, que disponen incluso de servicio y que están situadas a escasos metros.
La FESEP se une a las reclamaciones de un trato cuanto menos igualitario y no discriminatorio por parte de la Autoridad Portuaria hacia policías portuarios y guardias civiles, considerando que disponiendo de infraestructuras que aporten una mayor comodidad repercutirá directamente en el trabajo que lleven a cabo los efectivos de las distintas fuerzas de seguridad.
La Federación de Sindicatos de Empleados Públicos lideró hace meses las críticas contra la Autoridad Portuaria por el mal estado en que se encontraban las casetas en donde tenían que prestar servicio de control, tiempo después hubo cambios en estas infraestructuras. Ahora, con su denuncia, busca que esa respuesta satisfactoria sea en beneficio de quienes tienen que estar a pie de terreno en el control de una presión migratoria que ahora ha repuntado notablemente tras el fin del estado de alarma.
Cuando la FESEP habla sobre que la Policía Portuaria y la Guardia Civil van de la mano en muchos servicios, se refiere abiertamente al de control de la inmigración en la zona portuaria. Los intentos de escapada de los inmigrantes han aumentado mientras que la Policía Portuaria se enfrenta a servicios de patrullas de ocho horas dentro de un coche, en la explanada y a 37 grados cuando los inmigrantes se están colando a nado por la zona de las escolleras, en Poniente. Así acceden a las zonas restringidas, ahora perimetradas con vallas. Las entradas son a la desesperada, por eso cuando son descubiertos algunos replican de manera más violenta insultando y amenazando a los agentes o incluso arrojando piedras, como ocurrió en la madrugada del miércoles al jueves, llegando a alcanzar una de ellas a una de las patrullas. Quienes son interceptados y rechazados vuelven a intentarlo después, ahora mismo cualquier tipo de expulsión a Marruecos es imposible por la frontera.
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