La empresa subcontratada por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) hundió ayer el primero de los cinco tubos que conformarán la estructura del quinto módulo.
Ferrovial comenzó ayer con la instalación del primero de las cuatro secciones en las que se estructura el inmisario de la desaladora que tomará el agua para el quinto módulo. Esta obra está proyectada para que la estación de Ceuta cubra completamente las necesidades de consumo de agua. En esta obra de ingeniería marina también se construirá un nuevo emisario, que constará sólo de una tubería.
El emisario es el encargado de verter al mar el agua que no es producto de la desaladora y el inmisario es el que realiza las captaciones de agua en el mar, antes de su desalación. El primero tiene unos 170 metros de longitud y 900 milímetros de diámetro y el segundo alcanza los 600 metros y hasta uno de calibre.
Ayer por la mañana se reflotó una de las tuberías que había sido previamente hundida en el interior de los pantalanes del puerto y se trasladó mediante la embarcación Encarna II al frente de la estación de desalación. El tubo hundido es el inicio del inmisario y es el que se encuentran más adentrado en el mar y alcanza una mayor profundidad.
Para la excavación de la zanja y la eliminación de la parte más cercana se utiliza una pontona y una retroexcavadora que ya han sido desplazadas a la ciudad. La pontona es una plataforma de trabajo que se utiliza en obras marítimas, es un soporte para transportar cualquier material. La que trabajará en Ceuta “es curiosa”, señaló el jefe de obra de Ferrovial. Rafael Castellano, porque tiene una serie de ‘patas’ (Scoov) que se enganchan en el lecho: “Normalmente se usan anclas o cabos. El problema es que cuando la retroexcavadora hinca la pala tiende a empujar la pontona, la hace inestable y pierde mucha eficacia”.
Proceso
Castellano aseguró que la primera prueba para ubicar las tuberías se había completado “de forma perfecta, tal y como estaba previsto” El resto del proceso de hundimiento de las cuatro tuberías restantes se quería realizar “de una en una y semanalmente” con dependencia de las condiciones meteorológicas.
Eliminación de las rocas del lecho
Las obras de instalación del emisario y el inmisario de la desaladora ha requerido el desplazamiento de algunas rocas del lecho. Las de mayor tamaño significan un problema: en algunas ocasiones se pueden sortear con el trazado de la propia tubería, pero en otras hay que moverlas. La solución a un problema complejo es bastante simple: se engancha un globo de buenas dimensiones a la roca, se infla después con aire comprimido y así puede levantar el obstáculo.
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