Fernando Ojeda es doctor en Biología y profesor titular de Botánica en la Universidad de Cádiz desde 2008, donde imparte clases de Biogeografía y Biodiversidad en el grado de Ciencias Ambientales. Sus intereses de investigación se centran en la ecología y evolución de los brezos, el papel del fuego como elemento clave en la evolución de las plantas y ecosistemas mediterráneos y la biodiversidad y conservación de la herriza. Es, precisamente dentro de la línea científica de esta última, donde se puede enmarcar la ponencia que impartirá a las 18.15 horas en la sala de usos múltiples del Biblioteca y con la que inaugurará las XIII Jornadas sobre el Medio Natural de Ceuta y su Entorno, que organiza bianualmente el Instituto de Estudios Ceutíes. La de Ojeda, quizá se presenta como una de las ponencias más atractivas para el público general, experto e inexperto en la materia, que con solo escuchar el nombre de la misma se sumerge en el universo hollywoodiense de la ciencia ficción. ‘Ecología y biogeografía de la planta carnívora Drosophyllum lusitanicum (Drosophyllaceae), quizá la especie más rara de la flora Mediterránea’. Sin embargo, más allá de los falsos mitos devoradores que proliferan sobre estas especies, el biólogo se presta a desvelar los grandes misterios, que no menos interesantes, que rodean a esta planta descubierta por Darwin y que, sin embargo, apenas ha sido objeto de investigación.
–Inaugura las jornadas con una de las ponencias más atractivas.
–En un principio atrae la atención del gran público por las características con que la presento, pero es más que eso, es una especie rara, muy rara. Es el paradigma de la flora de esta región. Para buscarle un pariente más cercano debemos irnos hasta África ecuatorial, aquí no tiene nada, podemos decir que en sí forma una familia, es tan poco común, que ella sola es una familia.
–¿Por qué es tan rara?
–Para ello debemos analizar la historia geográfica del Estrecho. Su rareza geográfica está determinada por lo reducido de su área de distribución. Se trata de una especie endémica del cuadrante suroccidental de la península Ibérica y de la península Tingitana en el extremo noroccidental de África, siendo la región del Estrecho de Gibraltar la que, con diferencia, alberga un mayor número de poblaciones de esta especie. En cuanto a la rareza ecológica, no solo estamos ante una especie de planta carnívora, lo cual es raro en sí mismo, sino que su ecología es extremadamente rara dentro del conjunto de las carnívoras. Ya que, mientras la mayoría se encuentra en suelos encharcados, la Drosophyllum lo hace sobre suelos secos.
–¿Qué determina su presencia en suelos áridos?
–Su crecimiento se restringe a formaciones de herriza y, dentro de ellas, a estadíos tempranos de regeneración después de un fuego.
–¿En qué zonas de la ciudad se puede encontrar?
–Principalmente en García Aldave, junto al Mirador de Isabel II hay un deslizamiento de ladera, ahí se pueden contemplar muy bien al amanecer y al anochecer, como si fuera una planta del rocío que se llena de gotas, que en este caso son los mucílagos. Aunque también las podemos encontrar en hábitat secundarias como pinares y eucaliptares, taludes de carreteras y carriles o forestaciones comerciales.
–En cuanto a su apariencia. ¿Cómo podríamos distinguirla?
–Se trata de un pequeño subarbusto de menos de 50 centímetros de altura con hojas lineares de desarrollo circinado, cubiertas de glándulas mucilaginosas y agrupadas en rosetas. Sus flores son amarillas grandes y vistosas, mientras que las glándulas mucilaginosas son peltadas (con un pequeño pie) y el mucílago pegajoso, confiriéndole a las hojas la cualidad de trampa adhesiva.
–¿Cómo actúa?
–La realidad de las plantas carnívoras no es tan fascinante como creemos de antemano, sin embargo, su forma de atrapar sí que lo es. Atrapa a sus presas con el mucílago pegajoso de las glándulas de sus hojas. Atrae a los insectos a sus hojas-trampa a través de señuelos olfativos que emiten un cierto olor dulzón, incluso perceptible para los humanos porque en alguna ocasión he tenido constancia de que había alguna cerca antes de verla precisamente por ese olor que no es ni agradable ni desagradable. Una vez los ha capturado produce unas enzimas con las que digiere al insecto.
–¿De qué tipos de insectos se nutre ?
–Principalmente ese olor dulzón atrae insectos de la fruta, como las moscas de la fruta, aunque también capturan mariposas nocturnas y crisopas.