EComo ya es noticia bien conocida a través de los medios de comunicación, el Director del Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) se jubilará voluntariamente en unos días.
Fernando Jover Cao de Benos y de Les, que así es como se llama, cuenta con un currículum académico y una trayectoria profesional tan extensos como también lo son sus apellidos, además de muy poco comunes. Deja el Centro a pesar de haber podido continuar hasta haber completado el período de cuatro años para el que en su última elección fue designado. Fernando - para los amigos - es Catedrático de Matemáticas de Enseñanza Secundaria y Doctor en Filosofía y Letras y Ciencias de la Educación, y creo recordar que también es Licenciado en Química. Está en posesión de diversas condecoraciones, entre las que resalto la Medalla de Honor al Mérito de la Universidad de Perú, por su colaboración y constante apoyo al sistema educativo de América Latina. También es Caballero de la Real Hermandad de San Fernando, cuenta con un amplio historial como gestor de organismos oficiales y universitarios, y es autor de varios libros, entre ellos, el titulado Evaluación de las Matemáticas en el Bachillerato. Estamos, pues, en presencia de un docente como la copa de un pino y de una excelente persona.
Entre los puestos de dirección y responsabilidad que en el ámbito de la enseñanza ha desempañado, figuran los de Delegado Provincial de Educación y Ciencia de Ceuta en el período 1992-1999. Y anteriormente había sido Director Técnico y Jefe de Seminario y del Departamento de Matemáticas en el Instituto de Estepona. Es un Profesor con profundo arraigo docente, apasionado por la enseñanza, de la que alguna vez ha dicho, como Séneca, que “enseñando también se aprende”, y que se alegra de que muchos de sus alumnos sean sus amigos. Me consta que quiere mucho a Ceuta, donde lleva ya la gran mayoría de sus 36 años al servicio de la enseñanza, 24 de ellos como Director del Centro de la UNED, del que ha sido su alma mater, y en el que bajo su Dirección se han licenciado cientos y cientos de ceutíes y también jóvenes de otros lugares; habiendo servido dicho Centro durante muchos años, no sólo para que muchas personas pudieran alternar los estudios con el trabajo, sino también para suplir la carencia en Ceuta de la Universidad tradicional hasta que en fecha reciente se creara una Facultad adscrita a la Universidad de Granada.
Conocí a Fernando Jover hace ya 12 años, en octubre de 2002. Recuerdo que unos días antes iba yo conduciendo mi coche por el centro de Mérida durante unas cortas vacaciones y recibí una llamada telefónica que tuvo que atender mi mujer que me acompañaba cuando circulaba por una vía de intenso tráfico en la que no podía apartarme para parar. La llamada era de Fernando, que quería comunicarme personalmente que por la sede central de la UNED en Madrid se me había adjudicado la vacante de Profesor-Tutor de Derecho Financiero y Tributario en el Centro de Ceuta, para la que hacía varios meses que había solicitado tomar parte en el concurso de méritos al efecto convocado, aunque con pocas esperanzas de que fuera a ser seleccionado dado que éramos 19 aspirantes para una sola plaza, entre los que había doctores en la especialidad. Sin embargo, este primer contacto con Fernando, aunque fuera a distancia y sin poder atenderlo directamente, ya me produjo una grata alegría.
Como al día siguiente finalizaba las vacaciones, regresé a Ceuta. Y un día más después, antes de ir al Centro de la UNED para saludarlo y formalizar mi presentación, resulta que se dio la gran coincidencia de que ambos sin saberlo asistimos a la celebración de la Patrona de la Guardia civil, la Virgen del Pilar, en los salones de la Hípica de Ceuta, a cuyos actos estábamos invitados y, precisamente, hasta coincidimos en la misma mesa. Ninguno de los dos nos habíamos visto ni conocido antes; pero, habiéndome yo incorporado a la mesa de los últimos y presentado a los que no conocía, en cuanto me identifiqué por mi nombre Fernando hizo una amable exclamación, diciéndome: “Pero hombre, Antonio, con las ganas que tenía yo de conocerte”. Comenzamos a charlar por primera vez, y pronto me di cuenta de su talante asequible y trato afable, todo un perfecto caballero en su comportamiento y actitudes. De entrada, empezó ya a hablarme con toda llaneza y de la manera más cordial, como si me conociera de siempre, de la reunión que días antes había mantenido en la sede central de la UNED en Madrid la Comisión encargada de examinar y valorar la documentación y “currículums” de los aspirantes, formada por el Catedrático Jefe del Departamento Central de Derecho Financiero y Tributario, varios Vocales y él mismo como Director del Centro de Ceuta, a fin de determinar quién sería el candidato al que se le debía adjudicar la plaza. Y haber podido departir aquel día de forma tan amena con Fernando, esa fue la segunda satisfacción que de él recibí.
Después, durante los seis cursos académicos que estuve al frente de la Tutoría de dicha asignatura, más otras dos de las que luego tuve que hacerme cargo, Hacienda Pública y Derecho Contable, hasta que me vi obligado a dejarlas todas por la acumulación y excesiva carga de trabajo que suponía tener que atender a la vez a la que entonces era mi primera y principal actividad profesional y la docencia, pues no hicieron sino confirmarme su valía profesional y su gran talla personal, así como su calidad humana como persona, no sólo como Director del Centro siempre preocupado porque todo funcionara bien y en las condiciones más óptimas, sino también en el trato personal con el Claustro, Profesores-Tutores, alumnos, personal administrativo y demás integrantes de la plantilla del Centro, hasta el punto de haber sido ratificado como Director en las sucesivas elecciones para el puesto en los 24 años que en él ha permanecido; cuya sucesiva revalidación de la aquiescencia de todos para el puesto de Dirección, por sí solo puede dar idea de que no es una simple apreciación particular mía, sino un claro exponente del reconocimiento y aceptación general de su persona, tanto en el ámbito de dirección como en el aspecto humano que en Fernando confluyen, siendo en Ceuta un referente de excepción y toda una institución directiva y docente, que creo ha trabajado mucho y bien en beneficio de la formación universitaria de miles de ceutíes.
Sólo así se explica el hecho de que el Centro de la UNED en Ceuta venga desarrollando una incesante y encomiable labor bajo su Dirección, brindando a la población ceutí y de otras partes de España y hasta del Norte de Marruecos, además de una amplia oferta académica formal con numerosas carreras a cursar, también jornadas, cursos y simposios sobre temas de gran actualidad e interés, en el marco de las múltiples y diversas actividades que desarrolla. Por poner sólo varios ejemplos, ahí están el "IV Congreso de Periodismo Antonio López Sánchez-Prado" Organizado por la UNED junto con la Asociación Cultural Kalipso y la Consejería de Economía y Empleo de la Ciudad Autónoma de Ceuta, o las Jornadas Jurídicas y las de Geopolítica y Geoestrategia organizadas cada año de forma conjunta con la Comandancia General.
No había vuelto a contactar con Fernando desde que hace ya seis años dejara dichas Tutorías; pero el pasado día 30 de septiembre me vi de nuevo gratamente sorprendido por otra llamada suya, esta vez para proponerme que fuera yo quien este año impartiera la Lección Inaugural del curso académico 2014-2015. Esa ha sido una satisfacción más que de él he rebido. Y de verdad que me hubiera agradado poder disertar sobre algunas de las materias jurídicas de las que más me he ocupado en mis artículos publicados en El Faro y varios de mis libros, como podía haber sido: “Títulos jurídicos de la españolidad de Ceuta”, que en tantas publicaciones he defendido, o “El Fuero del Baylío en Ceuta”, sobre el que creo tengo jurídicamente probado que es una vieja institución foral ceutí aun vigente, pese a haber caído en desuso. Pero las obligaciones familiares del momento hacían difícil mi asistencia, de manera que tuve que excusar mi presencia; cuya ausencia mía estoy seguro de que será suplida y superada con creces por alguno de los muchos y excelentes profesionales mejor preparados de la enseñanza con que Ceuta cuenta.
Pues, amigo Fernando, no te imaginas lo agradecido que os estoy, tanto a ti como a cuantos, según me has dicho, habéis tenido el buen detalle de acordaros todavía de mí. Os estoy muy agradecido por ello, y por eso he tenido mucho interés en expresaros públicamente mi reconocimiento y gratitud. Te deseo que tu nueva situación pasiva te depare todo lo que sea lo mejor para ti, que estoy seguro que al menos te va a permitir disfrutar de un más que merecido descanso tras haber permanecido tantos años con tanta entrega y plena dedicación a la enseñanza y al servicio público, en los que está siempre presente el peso del trabajo serio y responsable que sé se adquiere cuando uno se entrega en cuerpo y alma a la dirección y a la gestión pública. Creo que has prestado un buen servicio a la ciudad y a los ceutíes, y Ceuta, que es una ciudad agradecida, sabrá reconocértelo. Mucha suerte en todo, Fernando, y un abrazo muy fuerte.
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