Si ponía el canal de Antena 3 por las tardes, es posible que conozca a este actor como Alfonso Castañeda; Fernando Coronado (Madrid, 1974) pasó siete años y medio dando vida a este personaje de la serie El secreto de Puente Viejo. Este sábado por la tarde encarnará a un presidente de Gobierno que va a dar su discurso de investidura en la obra El electo, a las 19.30 horas en el Teatro Auditorio del Revellín de Ceuta.
En la comedia, que protagoniza junto a Antonio Mourelos bajo la dirección de Cándido Pazo, una serie de tics invaden al político y un psiquiatra acude para ayudarlo a superar su problema, y termina por hacer una disección de un gobernante para ver qué intereses le mueven. Coronado, con una dilatada trayectoria sobre el escenario —pasó diez años en una compañía de teatro, ha compaginado obras con los rodajes y codirige la productora Miller—, toma el relevo al actor Manu Baqueiro en este papel. Llega a la ciudad autónoma con “ilusión” por pisarla por primera vez y ganas de “conocer nuevos teatros.
—¿Qué se va a encontrar el público cuando vaya a ver la obra?
—Mucha risa. La obra está funcionando en lo cómico a pesar de que hay un trasfondo político, que no ideológico; este presidente no se sabe a qué partido podría pertenecer. Lo que empieza muy ‘seriote’, muy protocolario, acaba siendo una locura. Un psiquiatra, el día de investidura de un presidente, va a hacerle una terapia durísima. Es casi esperpéntico. La gente entra rápido y se ríe mucho. Tampoco es un teatro vacío. Da qué pensar; los aspectos psicológicos y de carácter, la educación y cómo te hayan tratado pueden influir positiva o negativamente en tu vida. En este caso, se hace un viaje para descubrir por qué este hombre acaba siendo presidente del Gobierno.
—Ahonda en la vocación del político...
—En todo este viaje psicológico hay un punto en el que se habla de la vocación. A veces uno acaba haciendo algo que ni siquiera es su vocación, pero la vida lo ha llevado por ese camino, por lo que sea. En la política, que es muy importante, si no tienes vocación de servicio es posible que termines siendo un político horroroso. La obra es como si fuese desarmar a un gobernante; si le quitamos toda la charla, para ver cuál es su interés, por qué se mueve.
—¿Cómo retrata a los políticos de nuestra época?
—Más que retratarlos, hace un trabajo de reflexión. Sí puede hablar de los políticos en general, que son más de orativa, que son más vendehumos. Todo está basado en convencer y agradar, pero no hay un mensaje profundo, no hay una idea profunda. Que normalmente cuando se llega al poder todo eso se diluye y uno hace lo que quiere. Simplemente está el objetivo de llegar, no hay más. Y esto tiene que ver con la vocación. Si no tienes una vocación política, de ayudar, de comprometerte de verdad, pues seguramente seas un desastre.
—¿Usted se vería como uno?
—No [ríe]. No sé si tengo madera. Es un trabajo muy serio, con mucha responsabilidad, de mucha entrega y mucha verdad, y tienes que tener las cosas muy claras. Todo lo que se salga de eso seguramente sea ser mal político, un político de plástico. Hay que tener un gen especial, yo no me atrevería. Además es una lucha encarnizada. Pero en la ficción es maravilloso meterte en la piel de un político, sobre todo en la de un presidente del Gobierno, y nos lo pasamos muy bien.
"En la política, si no tienes vocación, es posible que termines siendo un político horroroso”
—¿Qué ha determinado su vocación de actor?
—Fue un flechazo. Eso se sabe. Con 19 años, una compañera que yo tenía estaba dirigiendo una obra. Uno de los protagonistas tuvo un accidente y ella, en una acción desesperada, me pidió si podía hacerla. No solo le cogí el puntillo a esto, sino que me enamoró. Fue subirme al escenario y sentir esa cosa que no tiene nombre, que no se sabe qué es pero que te pone en órbita. Dije, no me da miedo exponerme, me gusta contar una historia y meterme en otras pieles y otras maneras de pensar.
—¿Cómo fue tomar el testigo de Manu Baqueiro?
—Yo tenía muy poco tiempo, estaba grabando. Para ensayar tenía que irme a Galicia. Me pasaron la obra en vídeo y estaba en gallego, que es otra obra. Al principio tuve un poco de miedo porque es muchísimo texto, es muy dialéctico; son dos personajes que desde que entran al escenario no vuelven a salir. Luego me dijeron que la estaban haciendo en castellano. La obra me encantó. Manu, que además es amigo, estaba muy bien. Me dijo: ‘Es mucho texto, si tienes poco tiempo va a ser duro, pero una vez hayas cogido la obra, es muy satisfactoria, lo pasas muy bien y es muy agradecida’. Y tenía razón.
—Y ahora es el único que no es gallego de la obra, tanto el director como Mourelos lo son…
—Sí. Y mi compañero, un grandísimo actor, es lo primero que hace en teatro; es una cosa marciana. Es un actor increíble, con una trayectoria en el cine, televisión, doblaje… y era su espinita no haber hecho teatro nunca. Parece que el tío lo ha hecho toda su vida. Lo conocía de El secreto de Puente Viejo. Es muy buen compañero y estoy encantado. Él hace de psiquiatra y hacemos un buen tándem.
"Fue subirme al escenario y sentir eso que no tiene nombre, que no se sabe qué es y te pone en órbita”
—¿Usted es de los que llaman loqueros a los psiquiatras o de los que los cree necesarios?
—Hacer terapia debería ser obligatorio para todo el mundo. La terapia no es porque me encuentro mal, la voy a hacer; es un trabajo personal sobre uno mismo en el que cuanto más indagues, más sabrás sobre ti, mejor persona serás y mejor te irá en la vida. Debería darse en el colegio. Yo he dado terapia siempre y la verdad es que es maravilloso. Para mi trabajo es muy bueno; al final yo soy mi herramienta. Mis emociones, mi sentimientos, mi cuerpo, tengo que ponerlos al servicio de un personaje, de una historia… Cuanto más te conoces, más jugo puedes sacar.
—¿En qué proyectos se encuentra inmerso?
—Terminé la segunda temporada de Señoras del (H)ampa en julio, íbamos a empezar la tercera pero Amazon la ha tumbado. No sabemos si más adelante se hará. Con El electo, a ver si se viene arriba porque con esta situación sanitaria para nosotros ha sido horrible, no solo por lo que está siendo la pandemia. Más de la mitad de la gira se ha caído. Ahora parece que empieza a remontar. Y luego seguramente voy a colaborar con Amazon en hacer ficción sonora. Voy a hacer los libros, en principio dos, de Lorenzo Silva y voy a ser el prota de uno de ellos. No sé cuándo empezaremos, pero han dado el okey. Lorenzo Silva estará con nosotros.
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