Fernández Cucurull ofrece su colaboración absoluta a la Ciudad

 Apoyado en el equipo de asesores que eligió Francisco Antonio González Pérez para llevar las riendas de la siempre complicada Delegación del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull tomó ayer posesión de su nuevo cargo al frente de la Casa de la Plaza de los Reyes; un acto que, deseó, no haber celebrado “porque eso significaría que mi amigo Paco seguiría aún entre nosotros”.

Y es que la figura de su predecesor estuvo muy presente en el acto oficial celebrado ayer. “La vida sigue”, continuó Fernández Cucurull, “y, aún con dolor y resignación, los que aquí continuamos debemos recoger el testigo y cerrar filas”. Quien ha sido una apuesta del propio presidente de la Ciudad, reconoció el papel complicado que le tocará desempeñar en los próximos meses, “porque sabemos que no son buenos tiempos para el servicio público, porque las conductas inaceptables de algunos han extendido una mancha de sospecha y desconfianza sobre todos, en una buena parte de la sociedad española”, lamentó. Esto, sin embargo, no empeña la firme decisión de quien hasta ahora llevaba las riendas de Procesa (dirección que ahora llevará José Diestro) por continuar con los proyectos que puso en marcha González Pérez. A modo de tarjeta de presentación, Fernández Cucurull dejó clara cuál será la marca de su forma de actuar en la Delegación, que no es otra que la de mostrar un espíritu de colaboración absoluta con la Ciudad Autónoma, aunque respetando el ámbito competencial de ambas administraciones. “Soy consciente”, reconoció, “de acceder al cargo cuando quedan pocos meses para el final de la legislatura, y por tanto cuando la mayor parte de las actuaciones previstas durante la misma por el Gobierno de España para Ceuta están ejecutadas o proyectadas y en curso de ejecución. Por ello mi labor principal será la de continuar el trabajo de mi predecesor, para lo que necesito contar con la asistencia, apoyo y colaboración de su equipo, a los que expresamente ruego me concedan el honor de continuar a mi lado hasta el final de esta singladura”, expreso, tendiendo la mano, en ese mensaje de colaboración, no solo a la administración local sino también a la Autoridad Portuaria, al Poder Judicial, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local), a las Fuerzas Armadas, a todos los interlocutores políticos, económicos y sociales (parlamentarios nacionales, partidos políticos, organizaciones empresariales, sindicatos, asociaciones de vecinos, organizaciones no gubernamentales), así como a los medios de comunicación. La tarea de llevar las riendas de la Delegación es compleja. Algo que no escapó del discurso de Fernández, quien supo reconocer las problemáticas a las que se tendrá que enfrentar. “Todos sabemos que Ceuta no es una ciudad fácil; su ubicación geográfica, las limitaciones objetivas a su desarrollo, la coexistencia de distintas etnias, religiones y culturas, los problemas derivados del fenómeno migratorio y la frontera, hacen que los responsables políticos tengamos obligatoriamente que actuar con suma prudencia y sensibilidad, y recordarnos a nosotros mismos cada día que estamos para resolver problemas, no para crearlos”, sentenció. Una valoración que completó con otra preñada de matizaciones para quien las quiera leer. “Esta Delegación seguirá siendo una casa de puertas abiertas, donde todos los ceutíes, de cualquier condición, podrán exponer abiertamente sus problemas. No siempre podremos solucionarlos, a pesar de que en toda España parecen haberse puesto de moda las propuestas que lo arreglan todo de la noche a la mañana. No será así en esta casa, porque sólo somos personas con vocación de servicio público, sin varitas mágicas, pero les garantizo que nunca se dejará de intentar solucionar ningún problema. Solo habrá una excepción a esa política de puertas abiertas, y si no lo dijera expresamente no sería fiel a mi mismo; los que me conocen saben que me desagradan profundamente los que tratan de sacar provecho propio en cualquier circunstancia; a ellos les digo que no pierdan el tiempo conmigo, y que no me lo hagan perder a mí”, zanjó de antemano. El desempleo o los problemas relativos a las competencias en educación, sanidad y seguridad formarán parte de los objetivos en los que trabajará el delegado, que buscará construir consensos sobre la base de los principios que conforman la actuación del Gobierno de España.

Agradecimientos, disculpas, una petición... y el fallo de protocolo

La toma de posesión de Fernández Cucurull llegó marcada por la anécdota, para unos, o el error imperdonable de protocolo para otros, ya que a falta de tener por delante la lectura de las palabras que tenía que decir, se tuvo que apoyar en Sáenz de Santamaría, quien le fue diciendo una por una todas las frases almacenadas en su memoria. Así comenzaba una jornada que terminaba con dos agradecimientos, una disculpa y una petición confesadas por Fernández. Los primeros: a Sole, su mujer, y a Soraya Sáenz de Santamaría por “hallar un hueco” y estar ahí; la segunda, “a mis compañeros de Procesa, a los que abandono por segunda vez en mi carrera profesional” y la tercera, “a mis amigos más cercanos, para que no me permitan en ningún momento perder contacto con la realidad”.