“Fernández Chacón no me defendió en su momento por cobardía”

Carlos Torrado defiende su labor durante estos siete años, responde a las preguntas sobre las diferentes polémicas en las que se ha visto involucrado y repasa los planes de empleo

El director provincial del SEPE, Carlos Torrado, ha comunicado su deseo de dejar de estar al frente de este organismo. Antes de dejar el cargo ofrece una entrevista a este medio para repasar sus siete años desarrollando esta responsabilidad.
–Se ha encargado de un área complicada en el momento más complicado. ¿Cómo ha sido su trabajo?
–Mi trabajo ha venido favorecido por el apoyo de la Administración General del Estado, a través de la Delegación del Gobierno, y por las consejerías de la Ciudad. Incluso diría que he disfrutado de la colaboración de los sindicatos. No he tenido mayor problema que los desacuerdos que hayamos tenido, de criterios de algunas cuestiones, pero jamás han mermado la capacidad de entendimiento.
–Sin embargo, en su etapa como director provincial del SEPE ha vivido unos momentos difíciles o cargados de polémica, como por ejemplo la contratación del engrasador del Parque Móvil.
–Han sido momentos no difíciles ni complicados, yo diría complejos por la propia complejidad que tenían los procesos en ese momento. Recuerdo en el caso del engrasador, que yo le dije al delegado del Gobierno, que fue quien me pidió información en ese momento, que la cuestión se zanjaba rápido. Me fui a la Oficina de Empleo, saqué la oferta, los datos de esta y del contratado, los llevé a la Delegación del Gobierno y los puse encima de la mesa y dije “si usted sabe cómo hacerlo, dígame cómo no se envía a este señor a cubrir la oferta”. Estaba singularizada, es decir, pedían no una persona sino la ocupación de un puesto de trabajo con un perfil, y ese perfil es el que había en la Oficina de Empleo, y fue el que facilitamos: se llamara como se llamara, fuera quien fuese. Entonces Delegación no tuvo más que decir y defendió el trabajo que en ese momento hizo la Oficina de Empleo.
–Otra de las grandes polémicas se suscitó en torno a las contrataciones de Recursos Humanos.
–Yo recuerdo la polémica y la defensa de las bolsas o de la presentación interesada, que decían algunos, y decía siempre lo mismo: la Administración plantea una oferta y nosotros la cubrimos, igual que el engrasador. La discusión no está en ese nivel sino en el anterior: cuál es el órgano de la Ciudad que emite la oferta y con quién la consensúa. Yo lo he dicho en innumerables veces, en innumerables comisiones ejecutivas: no traigan ustedes aquí ese problema, y me refería a los sindicatos, discútanlo en su nivel, en la Ciudad, con sus representantes, con quien proceda. Nuestra obligación es cubrir la oferta, no el tipo de  oferta que se presenta, cubrir el perfil... A nosotros no nos cabe ese nivel de decisiones, ese es de la Ciudad y de los órganos competentes.
–Otro de los momentos complejos fue la denuncia presentada contra usted por el propietario de Ceuta TV.
–Fue una denuncia interesada, basada en una falsedad con el único ánimo de hacer daño e incluso en su momento provocar temor para que el director provincial del SEPE variara su decisión manifestada en su resolución provisional. El señor Bolorino había presentado un proyecto a través de la Cámara de Comercio, en el que una vez concedida a esta una escuela taller relacionada con la televisión, se la traspasaba a él. Ese proyecto le costaba al SEPE 100 millones de pesetas, y yo dije que de ninguna de las maneras, entre otros motivos porque las escuelas no se pueden traspasar pues lo impide el Decreto de escuelas taller y casas de oficio. Por otro lado, el proyecto era totalmente desafortunado, fuera de la realidad, lo que pasa es que lo había calculado este señor para llevarse 100 millones de pesetas. Por lo tanto me negué a que eso fuera así y lo motivé en mi resolución. Además, tampoco se le concedieron subvenciones para dos cursos por valor de 75.000 euros. Pero es que un año antes había tomado otra decisión, que era negarme a seguir subvencionando el grupo de ADL en el que se encontraba su hija en Procesa porque entendí que la función había sido cumplida y lo que ahora había que promover era la segunda parte, que era salir a la calle y vender el producto, lo que correspondía a otras personas, por lo tanto no procedía ya la subvención a aquel grupo. Todo esto es lo que ha llevado a que la televisión se metiera en una campaña de desprestigio personal.
–¿Sintió el apoyo del entonces delegado del Gobierno cuando se suscitó esta polémica?
–Ninguno. El anterior delegado del Gobierno, don José Fernández Chacón, me llamó al despacho y sí es verdad que me apoyó, pero yo esperé su apoyo público hasta el día anterior a irse. Ese día, donde no provocó esa comparecencia y ese apoyo, me sirvió para entregarle personalmente una carta donde le manifestaba mi discrepancia en ese sentido y la cobardía de algunos políticos de no salir en defensa de sus directores provinciales. Él era el delegado del Gobierno, representante máximo de la Función Pública en esta ciudad, y debía haber amparado en su momento al director del SEPE, y no lo hizo por cobardía, por no dar la cara por un director provincial. Las posibles dudas que pudiera tener se las quité en su momento porque estuve en su despacho con todo el proceso y se lo hice saber.
–¿Qué decía esa carta?
–Yo decía que entendía que los políticos tenían sus momentos y que ellos decidían cuándo los empleaban en función de sus intereses. Que por cierto, él mismo me pidió apoyo para el proyecto del señor Bolorino. Yo le dije al delegado del Gobierno que yo ni apoyaba ni dejaba de apoyar, que si ese proyecto era merecedor de los puntos que fuere saldría adelante, y así se lo hice saber.
–¿Se ha sentido presionado alguna vez por algún político que le haya dicho cómo tenía que hacer algo, aún sabiendo usted que no se puede hacer de esa manera?
–Nunca. Recuerdo un momento en el que recibí comunicaciones de interés, pero creo que cuando los directores, los funcionarios, están en su sitio y muestran la legalidad de sus actos y se lo hace saber al político, este no presiona. Yo jamás he sentido la presión personal tal como “estás en el cargo porque yo te he puesto y debes actuar así”, jamás. Cuando ha habido opiniones o comunicaciones, las he aclarado y no he tenido más presión.
–¿Recuerda alguna situación de este tipo?
–Recuerdo que un político local en su momento me puso encima de la mesa tres listados de personas para un plan de empleo y le dije que se había equivocado de lugar, porque ni ese era el sitio, ni el procedimiento y, desde luego, que yo no estaba acostumbrado a ese tipo de cosas. Cogió las listas, se las llevó y hasta hoy. Creo que las personas, por error o ignorancia, presionan y preguntan, pero si lo aclaras desde el primer momento no hay mayor problema.
–¿Ha sentido presión o chantaje por parte de sindicatos?
–No, lo mismo. Quizás a veces hay cierta presión con la prensa, mensajes subliminales, pero esas cosas las comento en la Comisión Ejecutiva y las aclaro, y quienes no se han atrevido a preguntarlo aquí por lo que sea y la pregunta la hace de forma retórica por la prensa, cuando tengo oportunidad se la aclaro. Ellos juegan su papel, nosotros el nuestro, y en las comisiones nos encontramos o acordamos. En estos siete años creo que he tenido una buena relación con los sindicatos, ellos con su criterio y nosotros con los nuestros. Las discrepancias que hemos tenido se han solucionado y yo, como director provincial, he tomado las decisiones que he tenido que tomar, pero jamás han sido obstáculo a la gestión administrativa.
–En los preparativos de los planes de empleo, cuando el SEPE realiza un gran esfuerzo en esta labor, ¿se dejan abandonadas otras áreas de su competencia?
–No, debido a la profesionalidad de los trabajadores, en este caso de la Dirección Provincial, que son los que resuelven las alegaciones, y a los de la Oficina de Empleo, que son los que tienen que hacer frente también a ese doble trabajo de atender la consulta diaria en primaria instancia del plan de empleo más su trabajo. Ha habido días en los que los funcionarios no han ido a comer a sus casas, han comido en los bares cercanos y después han vuelto a la Dirección Provincial para seguir con los trabajos de los planes de empleo. Nadie puede decir que no se han hecho las convocatorias de formación debido a eso, ni las resoluciones de prestaciones ni otro tipo de trabajos. El trabajo del SEPE funciona con normalidad  gracias  a la profesionalidad de sus empleados.
–En estos días de preparativos del Plan de Empleo, ¿se siente la presión del demandante de empleo? ¿Viene mucho a preguntar?
–Mucho, aquí hay una pinza que te hacen entre las administraciones y los demandantes. Otras administraciones implicadas quieren saber, conocer y responder en su ámbito a las preguntas que les hacen. A los demandantes de empleo parece que no les basta con las alegaciones, porque creen que no se les va a responder. Nosotros hemos dado muestras suficientes a través del tiempo como para que el cliente sepa que él pregunta y nosotros respondemos. Bien es verdad que no va a recibir en su casa una comunicación personal, pero no por eso se le va a dejar de responder. Se hace a través de relaciones nominativas donde se le da satisfacción a la pregunta. Este ha sido un criterio mío profesional de toda la vida, nunca he soportado ir a otra administración y que me despachen con desplante o no me den información. Es nuestra obligación como servidores públicos dar información puntual. Es parte de la legalidad, ya que esta no sólo está en emitir la resolución, sino en dar información, ser transparente y dar satisfacción a la demanda del ciudadano. Y nosotros hacemos eso, lo que pasa es que en Ceuta el ciudadano es muy inquisidor, quizá porque es una ciudad pequeña y muy cercana, aquí te esperan en la puerta del trabajo o en la de tu casa, como si llevaras el archivo en la cabeza. Siempre le decimos que habrá algún motivo, que presente la alegación y nosotros le responderemos, y si nos hemos equivocado además va a servir para poder rectificar.
–¿Ha habido momentos de tensión?
–Sí, nosotros a lo mejor no lo hemos denunciado si no ha pasado de la violencia verbal porque a veces comprendemos las situaciones personales. Cuando ya la protesta es descabellada y la gente tira alguna silla, como aquel un día, si hay que poner denuncia, se pone. Quiero entender además que esta violencia o estas manifestaciones no están solamente alimentadas por la propia necesidad, sino también por el papel que juegan algunos entes en este proceso, es decir, cuando un medio de comunicación saca un comentario desafortunado, cuando en Internet se vierten comentarios violentos e incluso hasta delictivos declarando situaciones corruptas que están totalmente fuera de lugar, ahí la violencia se retroalimenta y después saltan chispas. Creo que debemos ser prudentes en nuestras manifestaciones. Nosotros lo somos en nuestras reacciones. Somos conscientes de que 1.000 plazas no van a satisfacer la demanda de Ceuta, que es de 13.000, y por supuesto todo el mundo se siente con el derecho a trabajar. Sabemos que hay 12.000 cabreados, y sabemos que cuando se publique el listado la mitad no va a salir, pero estamos obligados a publicar el doble de las plazas, pues serán otros tantos enfadados con nosotros y con el sistema.
–En la calle está el dicho de que el plan de empleo es “pan para hoy y hambre para mañana”. ¿Considera que se asemeja a la realidad?
–Y yo pregunto: ¿Eso es malo? ¿Tiene usted una idea mejor? Porque la estamos todavía esperando. El plan de empleo es un plan de contratación temporal. Eso es lo que es, no pretende ser otra cosa. ¿Les parece poco? Lo que pasa es que se ha estado usando el plan de empleo para lo que no es. Yo me he encontrado algunos sólo para peones para llegar a más gente, se pagaba menos dinero, se puso menos tiempo y encima el tiempo de trabajo era menor, cinco horas. Era una barbaridad, un efecto perverso, y no se creó con esta idea.
–Ahora ha vuelto a los nueve meses.
–Creo que ahí la consejera ha tenido una decisión valiente, ha pedido de peones lo que indica la demanda real en nuestra Oficina de Empleo, el 30 por ciento; ofrece trabajo por nueve meses, una duración prudente para formarse experencialmente y tener tiempo a algo de formación; y ha pedido otras ocupaciones que han estado bastante acordes con el fichero. El plan de empleo empieza a ser lo que es. Yo recuerdo cuando llegaba a la Delegación el primer año y me encontraba en una mesa, para repartir el plan de empleo, al presidente de la Federación de Vecinos, con todos mis respetos para él, pero no es nadie para presentar los expedientes de necesidad de su barrio. Eso no es plan de empleo, y a eso habíamos llegado, a pensar que entraba la gente por necesidad, para eso están otras instituciones. Otra cosa es que nosotros dando empleo las necesidades queden cubiertas, pero no al revés. Esto lo llevo años diciendo, en contra de Caballas, Aróstegui y otros señores de esta opinión. El plan de empleo no es el plan contra la pobreza.
–¿Qué es?
–Es un plan de contratación temporal que debe de incidir en la situación de paro de la localidad, en la proporción en que el paro está representado. Esto se hace desde el año 2007. Ahora habría que presentar con valentía ofertas para personas que sólo sean peones y no tengan otra acreditación.
–¿Considera que cuando se redujeron los contratos a seis meses para que trabajaran más personas se estaban utilizando los planes de empleo como herramienta electoralista?
–Totalmente, nada más que hay que ver que la disminución fue de nueve meses a seis, de siete horas de trabajo a cinco y a nivel de peones en cuanto a ocupaciones. Eso provocó que lo que se estaba ofreciendo era empleo temporal y súper precario. Fue totalmente desafortunado, y en su momento se lo dije al delegado, incluso en Melilla un año antes de llegar a Ceuta.
–¿Buscaba una cifra mayor?
–Claro, creo que se sentían en la obligación de atender en algo al mayor número de personas, por lo tanto se hizo desde un aspecto social, y es un error.
–Veo que se marcha con la sensación de que ha hecho su trabajo, ¿qué deberá hacer quien le sustituya?
–Seguir en la brecha. Me quedan cosas que hacer, como mejorar la situación de los empleados públicos de esta casa, algo que ya hemos pedido y en lo que seguiré trabajando desde mi puesto de subdirector de Gestión y Servicios. Me voy con la insatisfacción de no dejar en el sentir de nuestros conciudadanos que en los planes de empleo se ha conseguido total legalidad y transparencia en la adjudicación de las ocupaciones. Nosotros hemos dado respuesta de lo nuestro, la legalidad del proceso: transparencia y dar respuesta. Yo lo he cumplido desde el momento en que tomé posesión. Aquí no se tiene conciencia de haber colocado a alguien por presión, jamás en estos siete años, y mira que hemos recibido peticiones de demandantes, de políticos, de amigos... Jamás hemos colocado a alguien por presión, ni petición ni indicación. He tenido muchas más indicaciones de personas de la calle que de políticos, pero jamás.

Un nuevo director con “experiencia y capacidad”

Ciudad y Delegación del Gobierno trabajan ya para consensuar el nombramiento del nuevo director provincial del SEPE. El delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, afirmó ayer que el nuevo responsable de este área “será un profesional que sepa de lo que trata el tema”, y el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, añadió que tendrá “experiencia y cualificación”. Los máximos responsables de ambas administraciones valoraron la labor realizada por Torrado durante los siete años que ha estado al frente del SEPE. El jefe del Ejecutivo local dijo que había realizado “una labor extraordinaria” en una parcela “extraordinariamente difícil”.