Felipe VI calificó este jueves de "ejemplar" la cooperación que España mantiene con Marruecos en el control de inmigrantes irregulares, aunque consideró necesario "redoblar" los esfuerzos, con el apoyo de la Unión Europea (UE), para evitar el drama de quienes son víctimas de las mafias.
Los reyes terminaron ayer en Rabat la visita de Estado al país magrebí, después de una segunda jornada en la que don Felipe inauguró el Consejo Económico Marruecos-España, cuyo objetivo es favorecer la colaboración entre empresas.
En este foro pronunció su primer discurso, en el que quiso destacar el trabajo en común ante el reto de la llegada masiva de inmigrantes, que en el caso de España fueron alrededor de 65.000 en el pasado año, la mayoría procedentes de Marruecos.
Este modelo es "reconocido por socios y vecinos", si bien pidió "redoblar los esfuerzos de cooperación, contando con la UE, para cumplir con la responsabilidad compartida" de frenar la llegada de la inmigración clandestina.
Después de su reunión el primer día con Mohamed VI, el rey definió a Marruecos como "un verdadero socio estratégico" con el que España se comporta como "un socio leal y comprometido para apoyar su progreso".
Felipe VI calificó de "igualmente ejemplar" la estrecha colaboración en el terreno de la seguridad, la lucha antiterrorista y la delincuencia que ha permitido obtener "excelentes resultados".
También se felicitó por que "bajo el impulso" de Mohamed VI, el país magrebí se haya consolidado como "un verdadero polo de estabilidad política" en el Magreb, con "importantes avances políticos y reformas democráticas" introducidas en 2011 tras el estallido de la primavera árabe.
Después de las discrepancias que hubo en décadas pasadas sobre la pesca, el conflicto del Sáhara Occidental y la reclamación marroquí de la soberanía de Ceuta y Melilla, Felipe VI valoró que en los últimos años se haya dado "un salto muy relevante" en la relación, basada "en la confianza y el respeto mutuos".
A pesar de la cercanía geográfica y de las "excelentes" relaciones bilaterales, el rey opinó que todavía "queda mucho por hacer para que España y Marruecos se conozcan mejor y trabajen más juntos" con el convencimiento de que de esa manera pueden "ganar mucho".
Estas palabras las pronunció en el encuentro con los españoles residentes en Marruecos en la Biblioteca Nacional, que cerró el programa del viaje.
La segunda jornada comenzó con la tradicional ofrenda en el Mausoleo de Mohamed V en Rabat, en la que don Felipe y doña Letizia colocaron sendas coronas en memoria del abuelo del actual rey y de su padre, Hasán II.
Felipe VI también se entrevistó con el primer ministro marroquí, Saadedín Al Othmani, y con los presidentes de la Cámara de Representantes, Karim Ghellab, y de la de Consejeros (Cámara Alta), Habib El Malki.
En paralelo, la reina visitó la "Escuela de Segunda Oportunidad", en Salé, a las afueras de Rabat, junto a la princesa Lalla Meryem, una de las hermanas de Mohamed VI.
Una escuela-circo, única en África, donde se promueve la inserción de los niños y jóvenes de la calle de entre 4 y 25 años.
Tras un encuentro con escritores marroquíes en lengua española, Felipe VI presidió la puesta de largo del Consejo Económico Marruecos-España.
Ante 60 directivos de ambos países, animó a las empresas a "aprovechar al máximo las buenas relaciones" bilaterales para impulsar "nuevos y aún más intensos vínculos e intercambios económicos en beneficio mutuo".
"Ha llegado el momento de mirar más allá, de definir nuevos ámbitos para la cooperación económica y comercial, de expandirla hacia África", sostuvo el rey.
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