Fanáticos

El fanatismo es un estado de ánimo sustentado en una fe omnipotente y obsesiva que domina la voluntad de la persona, induciéndola a actuar al margen (incluso en contra) de los dictados de la razón. La conducta de los fanáticos carece de orden lógico. Este fenómeno patológico se produce en todos los ámbitos de la vida. Quizá su exponente más descarnado se encuentre en las sectas religiosas que promueven suicidios colectivos. Aun sin llegar a estos extremos, la política es una actividad muy proclive a sufrir este tipo espasmos sociales. La historia, remota y reciente, está repleta de pueblos que han sido víctimas es esta enfermedad (no es necesario apuntar ejemplos que están en la memoria de todos). Ahora le ha tocado el turno a Ceuta. Una parte muy considerable de la sociedad ceutí guarda una perversa relación de fanatismo respecto al Presidente Vivas. Su figura es venerada y halagada permanente e insistentemente, más allá de cualquier análisis objetivo de la realidad. La escala de valores éticos ha sido sustituida por sus percepciones; y su voluntad ha suplantado al interés general del pueblo que gobierna. Todo lo que hace y dice el Presidente es correcto por definición. La verdad es un adorno superfluo. El problema de esta situación es que el otrora hombre, devenido en deidad para sus fieles, está perdiendo por completo la perspectiva. Ya posa con aires de estadista, y de seguir así, antes de que acabe la legislatura, lo veremos fotografiado con corona y manto de armiño.
Este fanatismo irredento explica la alta estima de la que goza el Presidente de la Ciudad, a pesar de ser el responsable directo de una marea de corrupción que asola nuestra Ciudad. Basta con repasar su actitud frente a los últimos casos (conocidos).
Uno. Un consejero abona a una misma empresa treinta y dos facturas de dos mil novecientos euros por obras y suministros, de dudosa ejecución, para sortear la obligación legal de tramitar un expediente de licitación pública. El Presidente se niega a crear una comisión de investigación solicitada por los partidos de la oposición, y encarga un informe al interventor (que ya había intervenido previamente las facturas) y a un cargo de confianza que, en tres días, y sin moverse de su despacho, concluye que todo está bien. Inteligencia insultada.
Dos. En noviembre de dos mil nueve se crea una empresa de muebles entre un socio de Ceuta y otro procedente de Jaén (lugar de origen del Jefe de Gabinete de Vivas), aportando nueve mil euros cada uno. Sólo tiene en nómina una trabajadora por cuenta ajena, de apellido Sánchez-Paris (como el susodicho Jefe de Gabinete). En enero, PROCESA convoca un concurso para amueblar el conservatorio. Concurre la empresa jiennense y gana, a pesar de ser la oferta más cara, derrotando a competidores cualificados como El Corte Inglés y Baeza. En julio sirve los muebles, en agosto cobra y en septiembre cierra. Con posterioridad, se han tenido que comprar otra vez los mismos muebles, en esta ocasión a un proveedor portugués indicado por el director de la obra. El flamante mobiliario suministrado por la efímera empresa andaluza espera destino arrinconado en un almacén. Por el bien de Ceuta.
Tres. Centenares de jóvenes ceutíes titulados aguardan una oportunidad de empleo que nunca les llega. La crisis y la austeridad (cínica excusa) se elevan como un muro insuperable que los condena al paro y a la frustración. No es así para todos. La esposa del Jefe de Gabinete (este tiene un sueldo de setenta y cuatro mil euros al año, una finca valorada en más de un millón de euros, y al menos tres pisos más) ha tenido la suerte de ser contratada por el Ayuntamiento sin pasar por proceso selectivo alguno, y con menos de dos años de antigüedad, ya es personal laboral con contrato indefinido. Según el Presidente, esto mejora mucho el servicio y además ayuda a la recuperación económica. Tan es así que los ciudadanos se tienen que lamentar de que esta mujer no haya sido contratada antes.
Cuatro. Las asociaciones que atienden a las personas discapacitadas, agobiadas por una precariedad extrema, han visto recortados sus recursos en un quince por ciento. La crisis lo justifica todo. Pero el mismo Gobierno que comete esta flagrante injusticia, sin mover un músculo, amplía la ya de por sí extensa nómina de sueldos políticos, radicalmente obscenos, contratando un “coordinador de menores” ¿?. No les basta con más de setenta cargos públicos para dirigir un ayuntamiento de menos de ochenta mil habitantes. Son insaciables a la hora de llenarse los bolsillos.
Cinco. Un Consejero ha sido imputado por un juez por conceder licencias vulnerando conscientemente la ley. Es difícil encontrar un delito más grave en un político. El Presidente se ha apresurado a expresar su más firme apoyo al encausado.
En condiciones normales, este cúmulo de comportamientos execrables, de gravedad indiscutible, hubieran convulsionado a la opinión pública incitándola a exigir responsabilidades. Pero el Presidente está tranquilo. Sabe que sus fanáticos seguidores responderán con un lacónico: “te alabamos señor”.