Están sufriendo un auténtico calvario. Son más de 60 familias afectadas por unas condiciones de insalubridad que afectan de lleno a la comunidad de Pasaje Trujillo, perteneciente a la
promoción de viviendas de Padre Feijoo, en Ceuta, que construyó
Emvicesa en el año 2007.
Las humedades que sufren los residentes han llegado a un punto en el que acceder al bloque de
viviendas supone adentrarse en una particular casa de los horrores. Los afectados solo piden a la
Ciudad que intervenga, ya que las filtraciones de agua que están padeciendo tienen origen, según sus sospechas, en las casas ubicadas en la parte trasera de esa promoción. Las
malas calidades de los materiales usados para la construcción habrían derivado en esta serie de vicios.
Tal y como cuentan los vecinos a El Faro de Ceuta, los problemas de
filtraciones comenzaron a padecerse hace unos dos años, pero ahora se han convertido en insoportables. El agua empezó a filtrarse por las escaleras y los afectados hicieron reclamaciones a Emvicesa a través del antiguo gestor. La sociedad municipal nunca contestó.
Así, se ha llegado a una situación “insostenible” que no solo padecen las familias de la promoción sino también los que tienen garajes en el lugar. No son únicamente las humedades sino el olor que hace casi imposible vivir en el lugar.
Los afectados no dudan en considerarse “engañados” por “la mala construcción” de estas casas. Este pasado miércoles mantuvieron una reunión, a modo de asamblea, para analizar todo lo que está pasando y ver qué postura mantener ante una situación crítica e insoportable para todos ellos.
“Ya hemos tenido numerosas reuniones para ponernos de acuerdo sobre cómo podremos afrontar unos gastos que a todos nos pillan por sorpresa, teniendo en cuenta que las viviendas se entregaron a familias humildes, la mayoría mileuristas”, explican.
Y es que tras pedir presupuesto para afrontar una obra que termine con esta insalubridad, una constructora ha valorado los trabajos en 456.000 euros. Una cifra incapaz de ser asumida por los residentes, que denuncian cómo las casas sociales que les fueron entregadas fueron realizadas con los materiales de peor calidad que había, usando por ejemplo tubos de hierro. Eso ha derivado en que sufran filtraciones por un agua que no está bien canalizada.
Estas familias son protagonistas de una “lucha constante” por conseguir ser atendidos, lucha en la que han intentado buscar arquitectos y mediadores, pero carecen de medios económicos para afrontar una obra de la que además no se consideran responsables.
Los afectados mantienen que el origen del problema es de otras viviendas
“Vemos cómo a diario los garajes y viviendas se van deteriorando por una mala construcción, con filtraciones de agua que inundan las cocheras. Tras una reclamación que hicimos a Emvicesa por parte de los primeros presidentes todo ha quedado en saco roto. Hemos hecho varias llamadas a Acemsa y estamos desesperados porque tenemos miedo a que nuestras viviendas se vean afectadas, sobre todo por los cimientos debido a la gran cantidad de agua”, explican.
Los vecinos desconocen el origen, pero tras varias consultas a expertos explican que “al parecer el agua proviene de un mal alcantarillado de las viviendas traseras”, detallan.
Las familias afectadas reclaman al Gobierno de la Ciudad, “el mismo que nos entrego estás viviendas”, que “por favor se interesen por el problema que sufrimos”.
Y es que al mal aspecto que tienen las viviendas nada más acceder a ellas, se suma el estado insalubre marcado por los malos olores. “Entras y huele como a orina, son aguas residuales, lo que genera un problema de salud para todos nosotros. Cualquiera que llega y ve este aspecto, el de nuestras casas, parece que está entrando en un lugar tercermundista”, explican.
Los afectados insisten en que son familias con un perfil muy concreto, que resultaron beneficiarios de estas viviendas precisamente por no tener una condiciones económicas elevadas como para poder acceder a otro tipo de casa. No presentan unos salarios que les permitan afrontar un gasto como el que se les reclama para hacer una actuación de la que, además, no se sienten responsables y de la que han estado avisando durante este tiempo sin encontrar amparo por parte de la sociedad municipal de la vivienda.
Solo temen que la situación vaya “a peor” y reclaman al menos que la Ciudad se siente con ellos y se les intente ayudar de alguna manera.