El cierre de la guardería La Pecera ha causado un desbarajuste en la planificación diaria de los padres y madres con problemas para conciliar la vida laboral y familiar. Las medidas de confinamiento para los contactos y las tareas de desinfección son indiscutibles para las familias con hijos entre el alumnado, pero sí que discrepan de que el cierre haya sido total enviando a todos los niños a sus casas ya sean aislados o no.
Familias que se encuentran en esta tesitura han contactado con El Faro de Ceuta para plantear el “sinsentido” de que la Consejería de Sanidad ordene el cierre absoluto de la guardería por un positivo entre sus trabajadores, según cifró la incidencia, cuando hay niños de 'La Pecera' que no han sido confinados. Las personas que se quejan están precisamente en esta situación: sus hijos no han sido aislados por Sanidad, pero los han mandado a sus domicilios hasta nuevo aviso.
Estos afectados por la clausura de 'La Pecera' tildan de “ilógica” la interrupción de todas las clases por un positivo en un aula ya que las demás, en principio, no deberían estar afectadas puesto que se organizan en las denominadas aulas burbuja en las que sus integrantes se relacionan entre sí libremente pero no con el resto del centro educativo. Estas familias insisten en el “perjuicio” que conlleva la medida adoptada por la Consejería en relación a esta guardería y opina que la Ciudad “debería haber tenido más cabeza” antes de suspender toda la actividad.
Los padres y madres preguntan a las autoridades sanitarias por el criterio de los aislamientos ya que cuando surge un positivo en un centro educativo se confina al grupo, pero no se clausura el colegio o el instituto en cuestión, como atestiguan los datos que difunde semanalmente la Delegación del Gobierno en Ceuta. Se sienten engañados porque recuerdan que, allá por septiembre, el Gobierno de la nación aseguró que “ningún niño iba a estar solo como consecuencia del covid” y ahora se encuentran con sus hijos en casa, sin que ninguno de los miembros de la pareja pueda ausentarse de su puesto de trabajo y sin que nadie se pueda hacer cargo de los pequeños mientras que ellos están en sus empleos.