“Bañamos a nuestros hijos en la playa del Tarajal y vamos todos los días con botellas a por agua a la playa para poder beber. Así no hay quién viva”. Los vecinos de Arcos Quebrados, en Ceuta, están hartos de la situación en la que viven desde el pasado domingo, cuando les cortaron el agua. Desde entonces, están como pueden en su casa. Son más de 20 familias las que “malviven” en esta misma situación y lo peor es que no saben lo que les deparará la vida. Ocupan unas viviendas que son ilegales, les ha llegado la orden de derribo pero no saben cuándo se producirá. Una vez que ocurra desconocen a dónde irán. Mientras ya empiezan a sufrir la carestía de suministros que son básicos.
Estas viviendas se encuentran justo por detrás del Centro de Salud del Tarajal, allí conviven unas 20 familias que son conocedores y asumen que están en viviendas ilegales. Saben que llegará el día en el que tendrán que abandonar sus casas para siempre, pero no entienden que sin fecha aún para “echar todo abajo” los dejen ya sin agua. Un recurso que es vital para que el ser humano pueda vivir en unas condiciones de vida normales.
Sus vidas, a pesar de estar marcadas por la incertidumbre de cuándo será el derribo por parte de Fomento, eran normales, de familias que buscaban un sustento económico como podían y tenían un lugar donde dormir. Todo se tornó gris cuando el pasado domingo les cortaron el agua. Desde ese día confiesan que viven “un infierno” ya que tienen que ir con niños pequeños, algunos inclusos bebés, hasta la playa del Tarajal para poder asearlos. “Es inhumano. Todas las familias tienen que bajar a sus niños para poder bañarlos. Es una situación muy complicada pero creo que a nadie le gustaría verse así, y mucho menos estar en nuestro pellejo”, apostilla una vecina.
En ese sentido, y al verse sin agua, llamaron para comprobar si podían hacer un contrato hasta que derribaran las casas, para así al menos tener agua para subsistir.
Según denuncian han encontrado la negativa continua por parte de las administraciones y no saben dónde acudir. Ellos son conscientes de que algún día tendrán que dejar esas viviendas para siempre, que son ilegales, pero se preguntan también que dónde acudirán ya que son, en su mayoría, familias que no tienen otro lugar y apenas recursos.
Hay personas mayores, enfermos y niños que ahora “malviven” en unas viviendas que parecía que tenían los días contados pero que pasa el tiempo y siguen en pie. Cabe recordar que era una medida que se quería tomar antes de la remodelación del Centro Salud del Tarajal, cosa que no se ha llevado a cabo.
Los afectados solo quieren “subsistir” hasta que llegue la orden de derribo y una vez ahí tener algún tipo de solución antes de verse en la misma calle. No es una situación fácil que, por desgracia, viven muchas familias de Ceuta y que se vio agravada tras la crisis de la pandemia del coronavirus.
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