Suzete Lucas, Daniel Pancadas y la pequeña Ashanti viven en una caravana en la playa de Benítez de Ceuta, detrás de la desaladora. Allí llevan instalados desde hace tres semanas, cuando llegados del Algarve portugués fueron a la frontera del Tarajal con el objetivo de cruzar a Marruecos para recorrer África hasta Etiopía. Un viaje humanitario que se ha visto truncado por un paso terrestre cerrado desde hace cerca de dos años. Piden ser escuchados y poder continuar su camino como ciudadanos del mundo.
“Pertenecemos al movimiento One Love Caravan, comenzamos nuestro viaje en Portugal con el objetivo de llegar hasta Etiopía pasando antes por Angola. Llegamos a Ceuta hace tres semanas para acceder a Marruecos por la frontera porque nos indicaron que estaría abierta pero nos hemos quedado atrapados en la ciudad”, señala Suzete Lucas.
Explican que han intentado pasar en repetidas ocasiones y que la respuesta obtenida ha sido que se pongan en contacto con la Delegación del Gobierno en Ceuta: “Hemos presentado tres escritos, pero hasta la fecha no hemos recibido contestación. Tenemos todo documentado y hemos creado un canal de youtube para ir narrando la peregrinación que, en estos momentos, está paralizada”, señala Suzete.
Argumentan que se trata de un viaje espiritual, que van cargados de regalos para los niños, filtros de agua, herramientas y otros útiles para ayudar a la gente de Etiopía, pero que se encuentran “atrapados” en la ciudad considerando que “sus derechos están siendo violados”. Aseguran que van a reportar toda la situación a las autoridades internacionales pertinentes para que se tomen medidas y sea atendida su petición de poder pasar a Marruecos para continuar su recorrido solidario.
Entretanto, viven aparcados en la playa de Benítez donde dicen que “se las apañan como pueden”, y donde aseguran que se están alimentando gracias a la caridad de los ciudadanos de Ceuta: “Nosotros seguimos una dieta especial que no podemos sostener en la ciudad pero la gente se está portando de manera ejemplar con nosotros. Aunque tengan poco para ellos, lo comparten y en ese sentido estamos muy agradecidos con el trato que estamos recibiendo”, relata Daniel Pancadas.
Al vivir en la calle, el aseo personal y el abastecimiento de agua es otro de los problemas a los que se enfrenta esta familia con una niña pequeña. Al respecto, señalan que toman agua de una fuente próxima y que para lavarse usan las duchas públicas instaladas en las playas, además de las instalaciones de la mezquita.
Su plan es permanecer en la playa de Benítez hasta que les dejen continuar su ruta. “No tenemos ninguna intención de retornar a Portugal porque estamos en nuestro derecho de ir a Etiopía. Además, el tiempo no es malo en Ceuta y no se está mal, así que no vamos a movernos de aquí”, concluye Pancadas.
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