Una de las Hermandades más queridas y seguidas en Ceuta es la del Encuentro. Una Cofradía que siempre cuenta con el fervor de los ceutíes y que cada año junto al ‘Novio de la muerte’ encumbran la Semana Mayor de nuestra ciudad. Pero detrás del paso hay historias que contar, familias que viven durante todo el año deseando que llegue el Martes Santo con un tema principal de debate: poder sacar al Nazareno y la Virgen de la Esperanza a volandas por las calles.
Eso ocurre en la familia de Rogelio Sola García, el vocero de la virgen y costalero más antiguo de la Cofradía, que comparte la costalaría junto a sus dos hijos: Rogelio y Carlos. Un ‘veneno’ que llevan desde que nacieron ya que siempre han tenido de referencia a su padre. Le admiran y emulan, compartiendo las trabajaderas del paso de la Virgen de la Esperanza.
Para Rogelio todo esto comenzó por la ansia de ser costalero con un grupo de amigos, con los cuales aún sigue compartiendo el trabajo de costalero. Según iba pasando el tiempo más se unieron y ahora lo ven como algo indispensable en sus vidas. Sola lleva a sus espaldas 40 salidas, una cifra que ni imaginaba cuando empezó en el mundo cofrade. “Empecé muy jovencito, un una pandilla de amigos y decidimos empezar con la costalería. Entramos con esa ansia der ser costaleros y aquello se convirtió en una especie como de obligación. De aquella época seguimos 4 ó 5. Llevo 40 salidas, es decir 38 años de costalero, quitando los dos años de pandemia pero he hecho dos Extraordinarias. Hice una por el aniversario de la Cofradía y otra por la Virgen. Pues esos que nos aventuramos aquel día, pues algunos seguimos con nuestros hijos y los nietos van muchos agarrados a las patas. En definitiva, una Hermandad muy familiar”, ha explicado Sola.
De estas 40 salidas, este vocero de la Virgen de la Esperanza solo tiene bonitas palabras. Consiguió juntarse con un grupo de amigos y supo aguantarlo con el tiempo. Los dos años de pandemia han sido bastantes duros, sabiendo que no podrían tener su salida procesional, ni esas noches de ensayos donde lograban la liberación de una semana larga de trabajo. “La parte de la costalaría es una gran familia y un vínculo que mantenemos unido durante todo el año. Los dos años de pandemia fueron muy difíciles, pero mantuvimos el contacto a través de un grupo de WhatsApp donde nos felicitábamos los cumpleaños o nos mandábamos marchas en Semana Santa para no perder el contacto. Y ahora, para la Semana Mayor, la gente ha respondido muy gratamente que era lo que esperábamos”, ha proseguido.
El vocero es una de las personas más importante que va debajo del paso, y que suele ser guía de los capataces. Su papel es fundamental y es una responsabilidad enorme que el protagonista de nuestra reportaje asume con orgullo. “El venerar y pasear por las calles a los titulares sea la Cofradía que sea, siempre es una responsabilidad muy grande. Es sacarlo a la calle para cumplir su Estación de Penitencia y devolverlos tal cual”.
Desde hace unos años, Rogelio Sola comparte trabajaderas con sus dos hijos. Es un orgullo saber que ambos han querido seguir sus pasos, viéndoles sus caras de ilusión cada Martes Santo. “Esto es un vinculo familiar, que existen en muchas cofradías, y es que tus hijos empiecen de acólitos, después de penitentes y así van consiguiendo una jerarquía dentro de la Hermandad hasta llegar a ser costaleros. Con mis hijos llevo unos 6 años, lo que es un orgullo. Pienso que hay una cantera muy buena, pero que hay que sacarle a flote”, ha indicado Sola.
Rogelio y Carlos Sola Pérez son los hijos del vocero de la Virgen, llevan desde muy pequeños ligados con la Hermandad. Han mamado desde pequeños el amor a unas imágenes y han querido seguir con esa bonita tradición, pasando desde acólitos a penitentes hasta terminar debajo del paso. “Empecé con los amigos, que íbamos detrás de los pasos viendo a nuestros padres y el primer año fui acólito. Ya después de penitente y luego de costalero que al final es lo que más me gusta”, ha explicado Rogelio Sola. “Empecé desde pequeño, ya que la Semana Santa es una cosa que me gusta de siempre y para mí la Hermandad del Encuentro y la Virgen de la Esperanza es una familia. Ha sido de las mejores experiencias que he podido tener. Fui uno de los penitentes más pequeños en salir y ya con los 18 empecé como costalero”, ha estimado Carlos.
Para los dos es un orgullo poder compartir las trabajaderas con su padre. Es el espejo donde se miran cada día y, como ellos mismos reconocen, es muy difícil explicar el sentimiento que les crea cuando comparten las trabajaderas de la Virgen de la Esperanza con él. “Súper orgulloso de compartir con mi padre las trabajadoras, que encima es vocero de la virgen”, ha proseguido Rogelio Sola. “No se puede explicar con palabras. Hay que sentirlo debajo del paso, es algo inigualable”, ha finalizado Carlos.
Una tradición que perdura en esta familia, como en otras tantas ceutíes, y que hace que luchen durante todo el año para llevar a su Virgen los Martes Santo por las calles de Ceuta. Una emoción que es muy difícil de explicar con palabras. Sus rostros lo dicen todo.
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