El pasado día 19 de marzo, la plataforma compuesta por la mayoría de los sindicatos policiales y asociaciones profesionales de guardias civiles convocó una concentración de guardias y policías en las Delegaciones del Gobierno de todo el país.
La convocatoria no ha tenido el éxito que se esperaba, pero tampoco ha sorprendido a nadie. Una convocatoria que pretendía denunciar el trato discriminatorio que sufren los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en relación a las policías locales y autonómicas y el traslado de competencias a las policías autónomas.
Nada que reprochar, pero cuando estas cosas pasan se debería reflexionar sobre los motivos de tan escasa participación en unas demarcaciones en las que hay más de mil agentes entre ambos cuerpos policiales. Reflexionar, sin reprochar a nadie esa falta de participación, pero cuando estas cosas pasan debe existir un motivo.
En los últimos años los sueldos de los guardias y policías han experimentado un aumento significativo y también hemos mejorado en conciliación laboral y prestación de servicio.
Unas mejoras que no han caído del cielo y que se deben a las continuas reivindicaciones, presiones y también a la campaña de concienciación de la sociedad sobre la necesidad de dejar de minusvalorar y maltratar a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en relación a las policías autónomas y locales.
Cierto que esas mejoras vienen de la mano de las asociaciones profesionales de guardias civiles y sindicatos policiales, pero no es menos cierto que estos logros han sido propiciados por el número ingente de funcionarios que han salido a la calle a mostrar su indignación, al apoyo de los medios de comunicación y de la sociedad española.
En la actualidad parece que las asociaciones y sindicatos han perdido la conexión con las bases y nos encontramos que algunos funcionarios dicen que le importa un pito el traspaso de competencias a la policía autónoma de Cataluña y la Ertzaintza en el País Vasco. Ese traslado de competencias en inmigración, en el caso de la policía catalana, y el de puertos del País Vasco, no preocupa a los guardias de base, aunque sí y mucho a las asociaciones profesionales que han presentado hasta contenciosos administrativos para paralizar esta cesión de competencias.
¿Pero qué preocupa a los guardias civiles?, sin duda conseguir el mismo turno que los policías nacionales, una mejor conciliación laboral y eliminar la aplicación del código penal militar, sin olvidar mejores vehículos y medios para el servicio.
Estas son las premisas y como principal reivindicación una jubilación digna y la equiparación salarial. Estas son las reivindicaciones que están en la mente de los guardias y no tanto la pérdida de competencias en esas comunidades autónomas.
Puede que me equivoque, pero es la impresión que tengo después de hablar con muchos de los compañeros. Unas reivindicaciones que consideran están siendo bien defendidas por las asociaciones y sindicatos y, por tanto, no hace falta ningún esfuerzo extra como afiliados. Esa puede ser la causa de la falta de asistencia y para acabar con esa impresión deberían esforzarse las asociaciones y sindicatos.
No es el momento de culpar a los que no acuden a las concentraciones, pero sí, que los sindicatos y asociaciones profesionales se esfuercen en concienciar a los afiliados para que entiendan que la fuerza de las organizaciones depende de su capacidad de convocatoria y en esa pedagogía están fallando las organizaciones.