La peor de las noticias que puede haber en esta terrible pandemia que está asolando a Ceuta se ha vuelto a repetir. Una mujer, de 78 años de edad, que tenía
coronavirus ha fallecido en las últimas horas en el
Hospital Universitario. De nuevo esta enfermedad que no cesa ha vuelto a golpear a nuestra ciudad, que alcanzaría ya el medio centenar de fallecidos a causa del COVID-19. Por mucho que las cifras, especialmente la de víctimas mortales, esté cada vez en aumento, cada muerte es un golpe más al corazón de la sociedad ceutí, un pueblo que está presenciando el dolor y el sufrimiento que provoca esta enfermedad que se sigue cobrando la vida de caballas. Ingresada en el clínico de Loma Colmenar al tener coronavirus, esta mujer de 78 años de edad ha fallecido en las últimas horas. Tristemente no ha sido la única persona que ha muerto recientemente en el Hospital,
ya que este viernes se registró otra víctima mortal, en este caso un varón que se encontraba ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos. Pese a que los casos activos están bajando de forma considerable en la ciudad, bajando de los 400 cuando hace pocas fechas se superaron incluso los 600, la situación en Ceuta sigue siendo difícil. Así lo demuestra el número de víctimas mortales, que alcanza ya el medio centenar, pero también la incidencia de los casos. Los datos se van mejorando, las medidas hacen efecto, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Por ello, la Ciudad ha prorrogado hasta el próximo 10 de diciembre todas las medidas que restringen la movilidad e interacción social. Con esta nueva persona fallecida, Ceuta vuelve a enfrentarse al difícil momento de contar víctimas mortales como si de una simple cifra se tratara. Y no hay que olvidar que detrás de cada número hay una historia de un/a ceutí que se fue antes de tiempo, cuando no le correspondía, y con ellos sus respectivas familias y seres queridos, que en muchos casos no tienen la oportunidad ni de despedirse por estar también con el virus o confinados al ser contactos. Esta es la dureza de una enfermedad que no entiende ni de religiones ni tampoco de edades, que ha dejado una segunda oleada muy dura con Ceuta y que mantiene un mes de noviembre con nuevos fallecidos que hielan el corazón de toda la sociedad caballa.